¿Qué más tiene que pasar? La industria textil perdió 20 mil puestos de trabajo en dos años

En una nota publicada en Diario Popular se da cuenta del estrepitoso número de despidos.  La crisis no se detiene y peor aún: no se avizora una solución a corto plazo. Mientras tanto en Luján se sigue intentando desde el sector académico que los industriales tomen para si las soluciones que se han propuesto.

En una nota firmada por Juan Carlos Downes para el Diario Popular publicada este lunes, el gremio de SETIA a nivel nacional reporta que se han perdido 20.000 puestos de trabajo en los últimos dos años en la industria textil y confeccionista en la Argentina.  Tanto gremialistas como empresarios, lo atribuyen al “combo” que constituyen “la apertura indiscriminada de las importaciones” y la baja de las ventas producto de la pérdida del poder adquisitivo de la población.

“Además de Setia, las cesantías abarcan a trabajadores afiliados a la Asociación Obrera Textil (AOT), la Unión de Cortadores de la Indumentaria y la Federación Obrera de la Industria del Vestido y Afines (Foniva)”, señala la nota publicada por el medio nacional.

Mauricio Anchava, secretario general de SETIA destacó que “No es que estemos en contra de las importaciones”, sino que, “todo depende en qué condiciones se hagan”, señalando que “si se regala un mercado a países que tal vez subsidian su industria o tienen trabajo no registrado o salarios de hambre, no es posible competir”. Para Anchava, “hay que ser conscientes también que en el marco de esta apertura indiscriminada tenemos una realidad y es que los precios no han bajado”. “Bajaron las ventas porque bajó el consumo, los trabajadores no tienen poder adquisitivo y encima los precios no bajaron”, remarcó y aseguró que “hoy la mayoría de la ropa que venden las grandes marcas es importada” y como para que no quedaran dudas le puso un porcentaje irrefutable: “Es más del 70 por ciento”.

“Por ejemplo, importan los jeans a 195 pesos y los venden a 800 pesos”, dijo al cuestionar indirectamente a los empresarios.

Directamente dicho por los protagonistas de la crisis: Los trabajadores. “No es que estemos en contra de las importaciones”, sino que, “todo depende en qué condiciones se hagan”. Desde hace años en Luján se viene hablando de ADMINISTRAR EL COMERCIO. Es decir, establecer que productos, en este caso de la industrial textil, podrán ingresar a la Argentina para ser comercializados, con medidas de orden tecnológico.  No sirven los aranceles a la importación o las llamadas medidas “antidumping”.

Ya está escrito: Se trata de administrar el comercio, en este caso las importaciones, utilizando los Reglamentos de Obstáculos Técnicos al Comercio desarrollados por la OMC (Organización Mundial del Comercio).

Esa herramienta “se sustenta en normas técnicas de organismos internaciones y normas nacionales. No hay problemas en cuanto a las normas técnicas hoy. Desde el gobierno se debe establecer el mecanismo para operar estas normas. Calidad de producto, calidad de proceso y calidad de trabajo. Uno fija la condición de mercado en función a los estándares que quiere lograr”, graficó hace meses el Especialista Ángel Cirocco, que dirige el Laboratorio y Centro Tecnológico Shitsuke de nuestra ciudad.

“A las herramientas para encontrar la previsibilidad no debemos generarlas, ya están.  La falta de previsibilidad no es culpa del textil. La crisis son causadas no surgen de un desvío tecnológico. Son generadas por la política. No hay casi reglamentos técnicos en Argentina. Estados Unidos opera con más de 3000 reglas técnicas. La más vieja es de 1920. No es casualidad el éxito de esos países”. “Se trata de administrar el comercio. ¿Con que se administra? Con sistemas de evaluación de la conformidad. No inventamos nada, son normas internacionales”, destacó.

En otras palabras, si los productores locales elaboran productos de calidad cumpliendo con un piso mínimo internacionalmente aceptado, (Que ya lo están haciendo, no deberían cambiar mucho), en el país solo deberán comercializar productos que logren ese nivel. Esta simple pero tecnológica barrera, por sí misma impide el ingreso de productos textiles que se encojen al primer lavado, que se destiñen sobre la piel a la primer postura, que toma llama ante pequeñas chispas y que genera alergias por inadecuados niveles de pH.