Abel Rausch es un politólogo graduado en la Universidad del Salvador (USAL). Actualmente preside el Consejo del Partido Justicialista de Luján, que apoya a Unidad Ciudadana de cara a las elecciones legislativas generales del próximo domingo. En esta entrevista, Rausch nos muestra su visión sobre la actualidad de uno de los partidos más populares de la República Argentina.
- ¿Hoy en día sería posible seguir la doctrina peronista como la formuló Perón?
- Si fuese por mí, sería ideal. Hoy el poder es distinto, pero soy partidario, por ejemplo, de que el peronista siempre debe estar en contra de la privatización de empresas públicas. La sociedad cambió mucho y el poder económico también. Siempre discutimos con amigos y compañeros que algunas transformaciones no fueron más profundas. Lo que les digo es que hace 70 años se sabía quién era el dueño de una empresa, ahora no tienen cara ni nombre, son accionistas, multinacionales, y el poder gubernamental queda en inferioridad de condiciones ante esta situación. El peronismo controló a través del IAPI, un instituto que comercializaba la producción con el exterior, las exportaciones, retenía el capital y lo redistribuía para promover la industria nacional. Imaginemos al Estado hoy apropiándose, por ejemplo, de la renta de toda la producción de soja. Si por tres puntos de retención cortaron todas las rutas por cuatro meses, supongamos lo que generaría hoy una medida similar. Es cierto que siempre se habla de la renovación del peronismo, pero tiene que actualizarse sosteniendo sus banderas, con dignidad política y soberana en los posicionamientos nacionales e internacionales.
- Teniendo en cuenta las divisiones que existen en el peronismo actual, ¿Cómo se puede analizar el presente y futuro del partido?
- Hablar puntualmente del partido es difícil, porque es como preguntarse sobre el futuro de la UCR. Hoy por ejemplo el radicalismo co-gobierna con Cambiemos, pero el partido en sí tiene escasa representación. Desde el estallido del 2001, con la crisis de los partidos tradicionales, a la hora de afrontar elecciones para conducir el Estado vemos procesos frentistas. Es probable que en 2019, el sello del peronismo y las diferentes representaciones peronistas se integren en frentes como viene sucediendo.
- ¿Quién pensás que tiene el sello del PJ en la actualidad?
- En lo institucional en la Provincia de Buenos Aires, Fernando Espinoza (intendente de La Matanza) y a nivel nacional Jose Luis Gioja (ex gobernador de San Juan). Son dos dirigentes importantes y con arraigo territorial, aunque quizás no tengan protagonismo electoral como candidatos a gobernadores o a presidente. Seguramente el partido va a seguir con la lógica del frente y los candidatos no surjan necesariamente de la estructura partidaria. Los peronistas sabemos que divididos perdemos, por eso se hace tanto hincapié en el llamado a la unidad. Va a ser necesaria la conformación de una mesa con los principales referentes del peronismo, donde todos estén dispuestos a ceder pensando en construir un nuevo triunfo. Al peronismo le cuesta mucho ser oposición y trasciende desde el poder. La urgencia por obtener una victoria debe unir al justicialismo.
- ¿Cree que el peronismo actual llegue a una alianza con Cambiemos?
- Para responder esto primero hay que clarificar de qué peronismo hablamos. Si bien el peronismo tiene muchas vertientes, no puede renunciar a transgredir a su tiempo, enfrentando al poder concentrado y convocando a los que sufren las injusticias del sistema. Actualmente hay sectores o dirigentes que representan un peronismo “light” y plantean este tipo de acercamiento, sea a través de un co-gobierno o lo que se suele denominar oposición constructiva. Es difícil distinguir si lo plantean por supervivencia política o por convicción. No es algo nuevo, todos los procesos neoliberales intentaron cooptar un sector de la dirigencia peronista para ganar alguna cuota de gobernabilidad territorial.
- ¿Quién piensa que puede ser un reemplazo para Cristina Kirchner?
- Decir un nombre es difícil, porque dirigentes de la magnitud de Cristina son difíciles de encontrar y mucho más de reemplazar. Más allá de los nombres, el peronismo no puede renunciar a ser transformador, a defender la presencia del Estado, la regulación del mercado y la definición de los grandes temas del país como los asuntos de Estado, estratégicos, y no como sucede en la actualidad, donde algunos Ministros deciden como empresarios y no priorizan el interés público, sino el privado. Si al peronismo le toca ser oposición, deberá ser capaz de acordar cuestiones de fondo sin traicionar sus principios, y mantenerse firme en contra de la flexibilización laboral, el endeudamiento y la pérdida de derechos.