Cómo afinar la precisión y la eficiencia en las aplicaciones agropecuarias

Cuando se habla de tecnologías de aplicación, se hace referencia a un conjunto de aspectos que permiten lograr precisión y eficiencia a la hora de realizar un tratamiento con fitosanitarios o con fertilizantes en el campo. Conocer todas las herramientas que existen en la actualidad, saber cómo funcionan y cuál es la que mejor se adapta a las necesidades de cada lote no es una tarea sencilla.

“Trabajamos en cómo ajustar las aplicaciones para lograr precisión y eficiencia”, señaló Adriana Godoy, investigadora del INTA Salta, quien explicó que “el propósito es lograr la mínima dispersión al momento de realizar esa tarea y utilizar menos recursos para lograr un mismo objetivo”.

Para esto es fundamental el uso de herramientas, como mapas de rendimiento, mapas de condiciones y parámetros de calidad de suelo, que deben complementarse con imágenes de diferentes orígenes (satélites, aviones, drones) y resoluciones para relevar información georreferenciada. “Con la información que se recaba a partir de esas herramientas es posible generar mapas de prescripción para calibrar y configurar las máquinas que se ocupan de la operatividad, incluso en tiempo real”, expresó Godoy y agregó: “A esto se suma la decisión agronómica de cómo se podría lograr el mejor resultado”.

Entre los principales desarrollos que se utilizan en la actualidad, Godoy puntualizó en tecnologías e innovaciones que se utilizan en el campo argentino -tanto en equipos terrestres como aéreos- para conseguir una aplicación de calidad.

“El túnel de aire es una tecnología que, mediante una turbina incorporada al botalón, se vincula con una manga de plástico flexible que inyecta un flujo de aire a determinada presión. Esto dirige y acompaña las gotas generadas por las pastillas hacia el cultivo. El efecto principal es reducir la deriva y propiciar que las gotas lleguen al objetivo, especialmente a la base de las plantas e incluso al suelo”, explicó la especialista del INTA.

En cuanto a sensores remotos, Godoy indicó que hay herramientas de algunas empresas de servicios como Green Seeker, WeedSeeker y Weedit. “Green Seeker es una herramienta que permite diagnosticar de manera instantánea el NDVI (índice verde) de cultivos como trigo y maíz principalmente, a través de sensores activos, es decir, que emiten su propia luz para reflejar y obtener la lectura del verdor actual del cultivo. Esto permite obtener un diagnóstico del estado nutricional de la planta y poder efectuar una re-fertilización en función de la demanda de la planta y del estado fenológico en que se encuentre”, detalló.

En el caso de los sensores activos WeedSeeker y Weedit, de gran repercusión en la problemática actual de malezas resistentes y aplicación controlada de agroquímicos, Godoy señaló que se utilizan en barbechos, ya que permiten detectar la presencia de malezas en el lote aplicando selectivamente el caldo utilizado, logrando ahorros de producto que superan el 50 %.

Trabajos realizados en el INTA evaluaron la tecnología Weed Seeker en el control selectivo en barbecho. Con el uso de ese equipamiento se determinó que fue posible hacer un ahorro de hasta 48 % de insumos en el cultivo de caña de azúcar.

Otra tecnología importante es la del tipo Seletron, que es un sistema electrónico que regula una boquilla/pico o la combinación de varias automáticamente, para lograr la dosificación requerida, manteniendo la presión dentro de los límites ideales, en función de la velocidad de avance y en el menor tiempo posible.

“También existe un sistema para controlar el tamaño de gotas, es decir, capaz de realizar aplicaciones controlled drop application (CDA, por sus siglas en inglés) conformado por un disco aspersor que gira a velocidad de rotación controlada y se encuentra en un sistema de procesamiento autónomo”, repasó la investigadora del INTA.

“Todas estas tecnologías mejoran la gestión de la maquinaria agrícola y el conocimiento del sistema, tanto en casos de cultivos intensivos como en aquellos extensivos”, destacó Godoy y subrayó: “Permiten aplicaciones de alta calidad, con menores costos económicos y ambientales, dado que reducen la cantidad de producto requerido y la deriva”.