No hay club con práctica de fútbol vigente en la Argentina ni en el continente más antiguo que blanquinegro. Inició su historia en 1875 y, por más rebuscadas que sean las cuentas, es el decano de América. Este sábado, 147 años y dos días después de su fundación, ganó su primer punto en la Primera D, de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), condición adquirida hace dos meses.
Mercedes ganó 19 títulos y como consecuencia jugó varias veces el torneo Federal C y también alcanzó el Argentino B. Ese es el camino para aquellos que juegan torneos de AFA a partir de su afiliación a las ligas locales, y estas –nucleadas en el Consejo Federal- lanzan equipos que pueden terminar en la Segunda División -hoy Primera Nacional- del fútbol argentino.
Afiliado directamente, cualquier equipo de la D con tres ascensos consecutivos puede terminar en la antesala de la elite. Para el sueño del ascenso, Mercedes tendrá que esperar: ingresó a la competencia con la condición de que, independientemente de su posición al final del torneo, no cambiará de categoría.
Tras ser goleado en el debut cómo visitante de Muñiz por 4 a 1, llegó el momento de jugar ante su gente en la nueva categoría. El sábado había mucha gente y un vallado que separa los ingresos a la platea y al sector de vestuarios. El de la popular no tiene restricciones, el lugar de encuentro es el parque dónde dos horas antes había asados y picnics sobre mantas en el pasto.
La cabecera detrás del arco que da al parque está repleta. En el codo hay gente y en sector contiguo ya no entra nadie. En la platea queda un poco de lugar. Está quien hasta hace un puñado de campeonatos era la autoridad máxima de la Primera División: Mariano Elizondo, quien presidió la categoría cuando la elite fue Superliga.
Es vecino de Mercedes, pero también fue para no perderse el hito en representación de su historia con el club. “Yo no solo hice inferiores, sino que también jugué en la Primera de Mercedes, claro”, le revela a Clarín el secreto mejor guardado.
Dicen que va a llegar el ministro del Interior, Wado de Pedro. “Vive acá cerquita. Todos los días lo viene a buscar un helicóptero y todos los días lo trae”, apunta uno. Hay una bandera que lo menciona. “Gracias Wado”, dice sin más aclaraciones. La AFA recibió más 30 de solicitudes de afiliación, pero Mercedes se quedó con la única plaza.
Aparentemente, el agradecimiento es porque De Pedro fue una influencia importante para el logro. “No, no creo que venga, no le gusta el fútbol”, apunta otro. “En la semana estuvimos preparando a los chicos para que no se achiquen, que no importa si en la platea iba a estar mirando el partido un ministro.
El primer tiempo, el equipo mercedino dominó. Fue más sólido que el rival, un club que fue campeón de la categoría y que, con la actual, lleva 52 temporadas en la D. En el segundo período, la visita logró desnivelar. Mercedes perdía 1 a 0 ante su gente que, inmutable, continuó el aliento como si no importara.
Todo se encaminaba a una derrota, pero sucedió algo que cambió el desarrollo. Un choque de cabezas que dejó a dos jugadores en el piso. Nahuel Menseguez rechazó la pelota con la cabeza para atrás y la nuca dio en la sien de Elías Lieve, el que antes había metido el gol. Desde el suelo, el autor del único tanto respondía incoherencias.
Entró la ambulancia y lo trasladó al Hospital Blas Dubarry. Mientras, el partido quedó en suspenso. Ambos equipos entrenaron en el campo a la espera del médico y el vehículo médico para continuar el encuentro.
El reinicio benefició a Mercedes: Paraguayo no tenía más cambios por la combinación de ventanas y terminó con 10, ya que Lieve quedó en observación. Tras el parate, el local retomó la actitud del primer tiempo.
Así llegó al empate. Fue de penal. Lo energía que el público contiene antes de liberarla, se puede sentir. Es una especie de silencio y murmullo con sordina. El arquero Ezequiel Portillo le dice a Ignacio Rodríguez -que parece un chico de tercer año de la secundaria- que lo va a errar. Que patee bien, que no desperdicie el tiro. Se lo dice de otra manera, más concreta, para que lo entienda. “No te cagues, eh”, es lo último que escucha antes de tomar carrera.
El tiro toca la red y el estadio se desahoga. Con el grito de gol el director técnico de Mercedes, Walter Díaz, que le dio la espalda a la ejecución y cerró los ojos se dio cuenta que había entrado. “¿A dónde la va a patear este pibe?, dije”, admitió haber pensado antes del remate.
Fue el primer gol en la Primera D con festejo del público. Fue, unos minutos más tarde cuando el árbitro marcó el centro del campo, el primer punto sumado en un torneo organizado directamente por la AFA, sin ningún intermediario.