SER Jorge Eduardo Scheinig a los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud: «La clave de la vida es entregarla»

Los jóvenes de la Arquidiócesis de Mercedes Luján, vivieron este fin de semana del 20, 21 y 22 de noviembre en Luján, la primera Jornada Mundial de la Juventud Arquidiocesana, que a iniciativa del Papa Francisco, este año se celebra bajo el lema: «Levántate. Te hago testigo de las cosas que has visto».

Días de encuentro, escucha, misión, oración, celebraciones, alegría y mucha vida compartida, que concluyeron este lunes al mediodía con una peregrinación desde la Plaza Colón hasta el Santuario de Luján, donde pusieron sus vidas, sus proyectos, sus sueños y esperanzas, a los pies de María de Luján.

El Padre Obispo Jorge Eduardo presidió la Eucaristía, acompañado de muchos sacerdotes de las distintas comunidades, en la que dió gracias a Dios y a María de Luján por esta Jornada, y a todo el Equipo de Pastoral de Juventudes, que coordinados por el Padre Emiliano Aguirre y el Diácono Mario Roldán, han hecho posible estos días de encuentro con su entrega generosa.

Al final de la Misa, el diácono Mario Roldán – que será ordenado sacerdote el próximo sábado 4 de diciembre en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Lobos, realizó ante el Arzobispo, el Vicario General y todos los jóvenes, la Profesión de fe y Juramento de fidelidad, previo a recibir el Orden Sagrado del Presbiterado.

Recemos por los frutos de este encuentro, por los jóvenes de nuestra Iglesia Arquidiocesana y especialmente recemos por Marito, en estos días de preparación a su ordenación!Viva María! Viva nuestra Iglesia!

El texto que compartimos es una transcripción completa de la homilía de nuestro Padre Obispo Jorge Eduardo Scheinig.

En este Evangelio que acabamos de proclamar, se concentra la esencia de lo que somos, de nuestra identidad cristiana. Queridas chicas, queridos chicos, si alguna vez, tienen dudas de lo que es ser cristianos, tomen este pedacito del evangelio de Juan.

Jesús está en la Cruz, ha dado todo. No sólo en la Cruz, en su vida lo dio todo. Todo lo que sabía, todo lo que podía hacer, toda su fuerza. Dio todo.

Un corazón tan apasionado como el de Jesús,  estaba llamado a dar la vida. No dar cosas, darse Quiero decirles una frase que me gustaría que guarden. Por favor, guarden esta frase. “Donde hay pasión, no hay lugar para la adicción”.

Jesús un hombre apasionado, se entrega. Y ahí en la Cruz, entrega todo. También nos entrega a su Madre. Imagínense a Jesús aquí, diciéndole a la Virgen de Luján: “Ahí están tus hijas, tus hijos”. Eso se repite. Ahí están ustedes, ahí estoy yo. ¿Qué es ser cristiana, cristiano? Es apostar la vida, entregándola. Entregar la vida.

Cada uno sabrá cómo,  cuándo,  dónde. Pero la clave de la vida es entregarla. Sin reservas. Y por eso son lindísimas las palabras que fueron acompañando ese caminito, esta jornada. ¡Levántate, despiértate! Porque la tentación es dormirse, la tentación es quedarse quieto. Ustedes son una generación, chicas, chicos, que tienen una vida intensa. Son muy probados.

Yo tengo 62 años y la mía, fue una generación también que la vivimos mal. Yo tengo algún amigo desaparecido. Pero ustedes son una generación que tienen la capacidad de la tecnología como no la hubo hasta ahora. Posiblemente la habrá más. Y al mismo tiempo tocaron la muerte, tocaron la fragilidad. Es un contraste muy fuerte esto. Tener mucho y tener nada. Es una cosa muy difícil de sostener psicológica y espiritualmente.

Ustedes son una generación probada. La tentación va a ser dormirse, quedarse quietos. Por eso despiértense, levántense. Despertémonos, díganmelo a mí también si me ven dormido o quieto. La clave es entregar la vida. Nuestra manera de despertarnos, nuestra manera de levantarnos, es apostar a darnos. Y ustedes saben como hacerlo.

No quiero ser demagogo con ustedes, de verdad que no lo quiero ser. Pero en estas recorridas que hice y en estos días cuando charlé con alguno de ustedes, escucho que tienen ideas del mundo. De cómo debería ser la vida. ¡Despiértense, levántense! No dejen que los duerman, no se duerman. No se queden quietos.

Pero hagámoslo juntos. Es muy difícil enfrentar semejante mundo en soledad. La soledad te mata, te arrincona, te acobarda, la soledad te achica y te hace dudar. Pero cuando te juntas, compartís, te das cuenta que es posible. Que hay otros que sueñan como vos. Que hay otros que desean como vos. Uno siente adentro un fuego, unas ganas de dar, de darse, de cambiar. ¡Háganlo!

El mundo necesita reconstruirse. El mundo necesita novedad, esa novedad que no la va a dar los que tienen el poder. Es un sueño pensar que un grupito con poder político, económico o con poder de la tecnología van a poder cambiar el mundo. Eso es un sueño. Van a intentar dormirnos más. Ustedes sienten en el corazón algo que es importante que lo entreguen. ¡Anímense!

Ustedes son chicas y chicos de Iglesia. No es una mala palabra. Esta es la iglesia que ustedes conocen. En esta iglesia hubo abusos y eso nos ha roto a todos, a ustedes, al Papa, a mí. Nos ha roto. Abusos sexuales, abusos de poder. En esta iglesia se han maltratado personas.

Pero en esta Iglesia, nacieron ustedes en el bautismo. En esta Iglesia, ustedes son alimentados por la Palabra. En esta Iglesia nació Carlo Acuttis y tantas santas y santos de la puerta de al lado. Por eso la iglesia, necesita de ustedes.  Yo obispo,  los necesito. Los sacerdotes, las comunidades, necesitamos de ustedes. No de la mano de obra de ustedes.

Necesitamos de su corazón, del latido de su corazón, de la entrega de ustedes, para que podamos salir de la tentación de estar dormidos.  Necesitamos que ustedes nos despierten. Por eso les abrimos las puertas, les abro las puertas.

Les agradezco mucho a todos los que trabajaron por esta jornada, al P. Emiliano, a Mario Roldán, l a todos los que han participado en los pequeños gestos. Un encuentro como éste se hace de cosas importantes, de ideas, pero también se hace de pequeños gestos, que si no se hacen, faltan. Celebro este encuentro.

Han sido tres o cuatro días para los coordinadores intensos pero muy lindos. Gracias! De corazón

¡Viva la juventud de Mercedes Luján!

Al final de la homilía el Padre Obispo Jorge Eduardo, formuló a los jóvenes presentes tres preguntas y un compromiso, a las que los jóvenes presentes respondieron con un fuerte Sí.

1).- Ser discípulo de Jesús significa estar dispuesta, dispuesto a que Él nos enseñe a vivir. En la vida hay muchos maestros. Ustedes escuchan todo el día cosas y cosas, pero Éste es el Maestro. ¿Quieren ser discípulos de Jesús?

2).- Uno piensa la misión como tener  que ir a lugar extraño. Y ayer Javi nos dió una clave con su papá. Hay una misión que se hace en el día a día. Hay un hombre que va a ser santo el año que viene, Carlos de Foucauld, que tenía una frase que decía: “que con solo vivir, predique el Evangelio”.

A veces no es lo que decís, sino es cómo lo decís lo que convence al otro.

¿Quieren ser misioneros de Jesús?

3).- Ahora les voy a preguntar si quieren caminar juntos. Esto es fácil decirlo dice el Papa Francisco. Dificilísimo hacerlo. Caminar junto con los curas, caminar junto con el obispo. Claro, caminar juntos con los que están en las comunidades desde hace mucho tiempo.

En esta nueva iglesia que el Papa Francisco está animando a vivir, ¿quieren de verdad caminar juntos?

4).- ¿Quieren construir un mundo nuevo? Todos estamos cansados de esto. Algo tiene que pasar. Construir un mundo nuevo significa poner el hombro, poner el corazón, las manos, la cabeza, los pies.

Chicas, chicos ¿quieren juntos construir un mundo nuevo?

Hagamos silencio, llevemos la mano al corazón. Señor vos nos llamaste a cada uno de nosotros y aquí estamos. Queremos ser discípulos misioneros juntos y construir un mundo nuevo. Sabes que necesitamos de Vos. Que sin Vos no podemos. Te pedimos que nos des la fuerza de tu Espíritu para vivir como vos nos enseñas. Vos que Sos nuestro maestro, nuestro amigo, nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos.