Y lo siguen haciendo en la cada lucha estudiantil, en cada marcha, en cada construcción colectiva que busque y que actúe por un mundo más justo y más humano.
El 16 de septiembre se conmemora una serie de secuestros, torturas y desapariciones ocurridas entre el 9 y 21 de septiembre a estudiantes en lucha –por el boleto estudiantil, entre otras reivindicaciones. Un gran oscura noche del 1976 en La Plata.
Escribe Felipe Pigna en su página El Historiador, «El hecho emblemático, «didáctico» de aquel terrorismo de Estado fue el que pasó a la historia como «la noche de los lápices», aquella noche del 16 de septiembre de 1976 -21 aniversario del derrocamiento del primer peronismo por la autodenominada Revolución Libertadora- en la que fue secuestrado un grupo de jóvenes militantes secundarios de la ciudad de La Plata y alrededores. La que había sido la ciudad Eva Perón era ahora el reino del general Ibérico Saint James, autor «literario» de la inolvidable frase: Primero mataremos a todos los subversivos, luego a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, luego a los indiferentes y por último a los tímidos”.
Uno de los protagonistas de esas atrocidades vividas, Pablo Díaz, escribe hoy en el diario Página 12: «De alguna forma, cumplí el juramento aferrado a las rejas. Ya no están en el Pozo. Ya no son víctimas sino compañeros de ideas justas. Sensibilidad social, amor y lucha digna: tres pilares de su identidad recuperada. Andan libres en cada marcha, en cada acto. Para algunos serán revolucionarios, para otros serán pasiones, y para muchos se funden en los jóvenes luchadores de hoy, con un tiempo y consignas nuevas. Para mí, en soledad, también son lágrimas y orgullo de una historia vivida junto a ellos en el Pozo de Banfield«.
De los diez secuestrados, sólo Emilce Moler, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Gustavo Calotti fueron liberados semanas después a su detención. María Claudia Falcone, María Clara Ciochini, Horacio Ungaro, Claudio de Acha, Daniel Racero y Francisco Muntaner continúan desaparecidos.
Emilce Moler realizó una extensa entrevista para Radio Caput. Un avance con el periodista Juan Martín Ramos Padilla, y ante la pregunta de cómo vive este día, dijo entro otras cosas: «Los silencios y los pensamientos de uno y demás no son solo de esa época, no son solo para ese día, se aparecen en forma continua, se aparecen en los dolores de tantas personas en distintos momentos. Ahí es como que uno pone mucha energía para dar respuestas a la sociedad y compartir esto que nos pasó a todos«.
La noche de los lápices, representa un símbolo de lucha juvenil, que no sólo insta a las nuevas generaciones a recordar y mantener viva la memoria, sino a seguir participando inclaudicablemente contra la represión y la injusticia.
42 años de la noche más oscura, la Noche de los Lápices. Esos lápices que hoy, siguen escribiendo.