Falleció el Dr. Pablo Fernando “Chichito” Rolandelli

Su muerte se produjo este miércoles por la tarde mientras conducía su vehículo, una Ford Ecosport camino desde su casa de Villa Flandria hacia su clínica en Luján. Sucedió en la avenida Fray Manuel de Torres a la altura del barrio Santa Elena. Ningún otro vehículo se vio involucrado en la maniobra. Tenía 81 años. Fue una eminencia en el campo de la medicina y la cirugía.

Rolandelli

Este miércoles a la edad de 81 años falleció el doctor Pablo Fernando “Chichito” Rolandelli. El médico cirujano de nuestra ciudad venía manejando su camioneta, desde su casa en Villa Flandria hasta Luján donde iba a trabajar en su clínica el Sanatorio Privado Nuestra Señora de Luján. Aparentemente habría sufrido una indisposición de carácter cardíaco.

Rolandelli había nacido en Villa Flandria el 25 de febrero de 1936, el mayor de 4 hermanos, hijo del Dr. Pablo Abraham Rolandelli, el primer médico del pueblo, y de Catalina Caretti.

Graduado de la carrera de medicina en la década del 60, estudió con los más importantes profesionales docentes del país, siendo discípulo de varios de ellos.

Hombre de gran sabiduría y excelente trato humano dio disertaciones en numerosos congresos, por ejemplo en Moscú, Rusia, en donde asistió y disertó con distintos profesionales sobre cirugía del aparato digestivo. En esa oportunidad compartió congreso con el Dr. René Favaloro.

Se desempeñó como director de la clínica San José Obrero de Villa Flandria, fue médico de Algodonera Flandria, Fabril Linera y Linera Bonaerense, y en la década de 1970 fue por un breve tiempo director del Hospital Nuestra Señora de Luján. Se desempeñó como cirujano en numerosas clínicas de la región como la Clínica Centro de General Rodríguez o el Sanatorio Cruz Azul de Mercedes. También fue el médico del Club Social y Deportivo Flandria durante muchos años.

En 1988 cumple el sueño de fundar su propio sanatorio; El “Sanatorio Privado Nuestra Señora de Luján”, ubicado en la calle Mitre 165 de Luján. Por ese lugar pasaron muchísimos médicos de la ciudad y de muchos otros lugares.

Allí continuó trabajando hasta el día de su muerte, que lo encontró manejando su camioneta camino a atender su consultorio en el centro médico.

Un hombre de una extraordinaria sencillez, que atendía en su consultorio e incluso operaba e internaba en su clínica a quién lo necesesitara tuviera dinero para pagarle o no. Un médico de los de antes, muchas veces se le oyó decir que “la charla con el paciente es el 60% del diagnóstico, el resto es la pericia del médico y los estudios que se le puedan efectuar al enfermo”. Y vaya si lo ponía en práctica: Se tomaba el tiempo necesario para atender a cada uno de los pacientes que acudían a verlo por alguna dolencia.

Iba a sus casa a ver como evolucionaban, era un médico (como se dice) “de los de antes”, tal vez como una carga de herencia de su padre, también médico, que tenía un trato similar con sus pacientes.  La comunidad de Luján va a extrañar a una eminencia de la medicina, y a un hombre cálido, sencillo y solidario. Que en paz descanse.