Día Internacional del Trabajador y la Trabajadora. Memoria de luchas. Conquista de Derechos. Sangre de Mártires. Vida para muchos y muchas que aún quieren transformar el mundo que viven un uno más justo y humano.
La historia nos trae a la memoria lo sucedido el 1ro de mayo de 1886, en el Chicago del país del norte. Ciudad llena de obreros. Tenían entre 14 y 16 horas de trabajo. Salarios paupérrimos. Y protestaron. Y en la primer huelga realizada para exigir las 8 horas diarias, los reprimieron. Los asesinaron. Ese día a muchos obreros. Siguieron las protestas. Y la represión se hizo más cruda. Y encarcelaron a muchos. A 5 los sindicaron de cabecillas. Luego de un juicio digno de estudio, con testimonios falsos y jueces cómplices de la burguesía, los condenan a la horca. Y así, los hicieron mártires. Los Mártires de Chicago. En 1889, la II Internacional declara este día como «Día Internacional del Trabajador». Se celebra en todo el mundo occidental. Menos en Chicago. Ni siquiera hay un monumento. Es que la memoria no le sienta bien a los verdugos.
Una gran luchadora argentina, Virginia Bolten, ha dicho en su momento: «Los cobardes solo conquistaron las cadenas y el desprecio. El que pide, demuestra su descontento; el que exige, su derecho; el que se impone, su fuerza». Y así, en gran parte de su vida, fue consecuente. Reprimida, encarcelada, silenciada, exiliada. Siempre siguió adelante, libre y aventurada por sus ideales. Visto lo vivido en su tiempo, al inicio del siglo XX, no es optimista. Y eso, la hace seguir luchando: “La libertad de trabajo es un mito por mil causas diferentes; la del pensamiento es blasfemia; la del sufragio, un engaño; la del amor, quimera; los derechos del hombre desconocidos; su dignidad ultrajada; tratados los obreros peor que esclavos, embrutecidos en nombre de Dios, degenerados en nombre de la Patria, explotados en nombre del derecho, sin hogar y sin familia, en nombre de la propiedad, en las cárceles y cuarteles y aun en defensa de esta sociedad necia”.
Será a mediados del siglo XX que se condensarán tantas luchas y que se convertirán en conquistas para las clases trabajadoras. Esas conquistas hoy están amenazadas. Y entonces, vuelve a resonar con mucha fuerza los gritos de los mártires de Chicago. Y truena la voz de Virginia con 25 años cuando dice: «Es preferible caer en la brecha que morir en la esclavitud, en la miseria, en el dolor y en la impotencia. En la lucha no hay que retroceder, adelante siempre. O vencer, o morir«.
En tiempos aciagos, el testimonio de testigos privilegiados, mujeres valientes, que con sus vidas nos han marcado un camino, no invitan a pensar, a sentir y a actuar.