Dramáticos momentos se viven en torno a la desaparición de Lucía, de 13 años. Entre la ocupación solidaria de una parte de la población, la indiferencia del resto de la sociedad lujanense que no soporta que esto le esté pasando y deja de mirar a su alrededor, y la ineficacia de la fiscalía y la policía sin herramientas investigativas eficaces. Descontento, enojo y dolor tiñen esta búsqueda frenética de la niña.
Este jueves se organizó una asamblea de mujeres en la Plaza Colón para decidir qué acciones y de qué manera acompañar a la familia de Lucía. Se conversó un buen tiempo con las y los familiares que se hicieron presentes para ponerse a disposición por parte de los colectivos convocantes. Y siempre en modo asambleario se decidió ir a la fiscalía hoy a la mañana y a la tarde tener intervenciones en distintos puntos de la ciudad para hacer visible y sacar del estupor a la sociedad, o al menos intentarlo.
Recordamos que en Argentina muere una mujer cada 29 horas. Y que de los barrios más humildes desaparecen continuamente pibas para objeto de trata. En la asamblea algo quedó claro: la falta de resultados genera la duda de la complicidad del Estado. Una de las participantes así lo decía a viva voz: “ningún tipo de pistas, ningún tipo de rastros. No cruzan los celulares, para perseguirnos a las militantes, a las luchadoras y compañeros y compañeras que estamos todos los días saliendo a la calle reclamando estas cuestiones se mueven celulares, saben todos los datos: con quién hablamos, donde estuvimos, donde no estuvimos, donde vamos y a donde vamos a ir en cambio por una piba de 13 años que hace una semana que no sabemos dónde está no tienen una pista”. Y esta acusación de la persecución militante tiene asidero en el reconocimiento de la participación de una agente de investigaciones que, de civil, participa en cada marcha, filmando y estando cerca sin ser parte de las asambleas. Y eso, resulta intimidatorio.