A 41 años del fin de la guerra de Malvinas, testimonio exclusivo del General Mario Benjamín Menéndez

Escribe el Dr. Edgardo Miller – Abogado y Periodista. 

La madrugada del 2 de abril de 1982, escuchaba -como lo hacía todos los días- el programa “Las 4 horas” que conducía Enrique Alejandro Mancini en Radio Mitre; alrededor de las 2 de la mañana, el conductor dio la noticia, “Argentina, recupero las Islas Malvinas”.

Me juramenté a seguir día a día la epopeya argentina. Fueron 74 días dedicados a la guerra. El 14 de junio de 1982, se produjo la rendición argentina, el General Menéndez se rindió ante el General ingles Jeremy Moore.

Mi trabajo profesional me permitió en los años siguientes entrevistar a varios jefes militares que participaron de la guerra. En 2007 aún tenía pendiente reportear a quien fuera el último gobernador de las Islas Malvinas, en General de Brigada Mario Benjamín Menéndez. Merced a la gestión del ex combatiente VGM Pascual Di Stefano pude lograr el objetivo, en su casa en las afueras de Luján donde me encontré con Menéndez, fue una larguísima nota de 4 horas, aquí va un extracto de un tramo sustancial de la entrevista.

EM: ¿Acá se mintió descaradamente con la información?

“MBM.- Volviendo al asunto, si usted va recibiendo tropas va preparando un dispositivo de defensa, todavía no ha tenido un ataque franco por parte de los ingleses, usted no tiene motivos para decir esto se pierde. Es más, a nosotros el día 22 de abril cuando el General Galtieri visitó la isla que fue el último de los comandantes que estuvo allá y dijo: señores, la fuerza de tareas inglesa ha zarpado de Asunción bien cada vez más al sur y acá Inglaterra va a tener un problema, tiene que hacer algo para justificar esto. Ahora, si el ataque se produce y ustedes aguantan el primer ataque tenemos reales posibilidades de sentarnos en una mesa a negociary esto es lo que yo repito siempre ¨nos atacaron el primero de mayo y nos siguieron atacando y nosotros permanecimos ahí como el título de un libro Norteamericano Nosotros permanecimos, y cuando llegó el momento peleamos.

Mientras tanto la conducción superior del Estado, la política, no fue capaz de solucionar el problema; yo creo que soñaron muchas cosas, pensaron que a la larga Inglaterra iba a ceder o que EE. UU iba a intervenir para parar la cosa. Porque nosotros éramos importantes en Latinoamérica ¡macana! Dejaron que nos quemáramos, a los mejor en ese momento ellos dijeron: ¡basta de régimen militar que venga la democracia! Y para eso es mejor que pierdan Malvinas y chau!

En ese sentido hay una anécdota, bastante tiempo después de Malvinas tuve la suerte y el honor de que el Doctor Frondizi se enterara a través de un amigo común que me conocía y expresó su deseo de conocerme y saludarme. Imagínese que fui corriendo, para mí Frondizi era un estadista; ahí me cuenta –Frondizi- que cuando había estado en el país durante Malvinas el embajador itinerante, el famoso General Bernard Walter tuvo una entrevista con él. Eso es un poco lo que les pasa a todos los argentinos nadie es profeta en su tierra, a Frondizi lo venían a ver de todo el mundo, pero acá nadie le preguntaba nada, él tiene ese encuentro y muy amable lo encara al militar yanki: –¿Dígame General con respecto al tema Malvinas, qué piensa hacer?-

-Mire doctor, yo a usted lo respeto mucho y creo que la posición argentina en cuanto a los títulos respecto de Malvinas es válida, pero sabe qué, a EE. UU en el concierto de la política mundial prefiere que sigan en manos inglesas porque Inglaterra es un país serio y previsible. Argentina es un país cambiante imprevisible y poco confiable, entonces no nos conviene que Malvinas cambie de manos.”

EM: ¿Cuándo se dio cuenta que llegaba el final?

“MBM: En definitiva, iban transcurriendo los días y cada día había menos comida para dar a las tropas, uno lo informaba y le prometían que estaban estudiando y que iban a mandar el barco tal o poco menos que el submarino cual; ojo que esto le ha pasado a ejércitos en muchas partes del mundo y en otros tiempos, lo que pasa es que cuando le pasa a uno, uno comienza a hacer números hacer prognosis y a decir hasta cuándo llegamos. En un momento determinado yo sabía que a mí la comida se me terminaba un 27 de mayo y aguantamos hasta el 14 de junio. El 27 de mayo sólo quedaban raciones de combate y eran para cinco o seis días, al final se nos ocurrió la carta salvadora de sobrecargar un buque hospital y por otra parte yo encontré mi propia solución. Invité a la Cruz Roja Internacional –usted sabe que van en todos los barcos hospitales- para que bajaran a tierra y vean lo que era Puerto Argentino y observen las condiciones en que estaba la población local y me aceptaron, los paseamos hasta cansarlos y después los alojamos en el hotel. Durante la noche, un Capitán de Navío extraordinario que yo tenía allá, se encargó con botes remolcados y con todo lo que teníamos de bajar todo lo necesario y lo que se pudo, lo cual después dio lugar a que dijeran: –Menéndez tenía comida para la tropa y no le daba a propósito de comer.

¡Claro, yo me la quería quedar para venderla! (risas)

Después, como les gustó el procedimiento vino el segundo barco el Irizar y también mandaron comida. Al final, podíamos haber hecho un banquete si hubieran estado funcionando las cocinas. Porque las cocinas de nuestro ejército, la mayoría son a leña y en las Malvinas no hay leña. Yo le diría que en esos raptos que tenía por ahí la conducción superior se le ocurría mandar, como mandaron la Brigada 3 (por la que tuve un enfrentamiento como el que puede tener un General de Brigada con un comandante en Jefe, seamos francos usted no va a ganar, lo único que va a lograr es decirle si usted hace esto va a pasar tal cosa, y el otro dice bueno, lo hago igual). Y a la Brigada 3 ¿qué se le dijo?, acá no hay logística y si encima aumentan logística hacemos lo que usted quiere que sea mandarlos a otra isla van a quedar como “bocina de avión” y cómo los voy abastecer porque no tengo los medios de movilidad suficientes, bueno se hizo igual.

Se hizo porque se resolvió –como decía un General que fue mi defensor en el Concejo Supremo, no digo que a los ingleses se les creyó que se los iba a correr con la vaina, pero sí que se iba a montar un dispositivo que los iba a preocupar hasta tomar la decisión de hacer algo y después ver cómo se salía.

Y la tomaron y se les complicó la vida dentro de lo posible, yo tomé una resolución –diría que muy difícil- hoy en día- algunos militares me dicen: ¿Cómo no movió más sus tropas; no desarrolló una defensa con más movilidad; cómo no cubrió más las alturas?

Entonces uno termina diciéndoles, sabe con cuántos helicópteros empecé yo la guerra, con 20; sabe con cuántos tenían los ingleses, 200. Sabe cuántos quedaron cuando los ingleses atacaron el 21 de mayo, 10. Sabe qué se podía mover con eso, menos de una compañía.

Cómo podíamos hacer un contraataque en San Carlos que estaba a 80, 100 kilómetros de distancias, había que llevar artillería, municiones… Esto está consignado, está registrado en documentos que deliberadamente no han sido puestos en conocimiento público. A medida que van pasando estas cosas uno dice, lo que nos queda es evidentemente  prologar la resistencia todo lo posible esperar que nuestra conducción superior, nuestra política logre algún resultado para que este conflicto termine decorosamente y con alguna ventaja para la Argentina y combatir con la mayor valentía y con la mayor abnegación cuando llegue el momento, que fue lo que hicimos. Se lo dije a Galtieri, el último día, lo que dieron estos soldados, los 13.000 que estaban allá, con gente grave en estado de inanición yo mismo perdí 10 kilos. Pero era una guerra y era lo que había que hacer, porque las Fuerzas Armadas son un instrumento de la política de la Nación la estrategia, como dice el General Boff es una conjunción de lo político y lo militar, una respalda la otra. Si eso no se hace así estamos llamados al fracaso, y hay algunos como Henry Kissinger o Estanislao Zeballos (que es más duro todavía) que dicen si queremos hacer políticas sin fuerzas armadas organizadas equipadas y adiestradas como corresponde estamos llamados a terminar siendo colonia.

EM: ¿Hubo negociaciones previas a la rendición?

MBM: Si habíamos negociado antes. Mire, cuando los combates van llegando a sus términos y ya no había municiones yo me comuniqué con el General Galtieri –parte de esa charla está grabada-  esto no da para másy el General Yofre coincidía con eso y en ese momento llega una transmisión por una especie de servicio local de radio comunicaciones con fines sanitarios que había en Malvinas donde se nos decía: que los argentinos habían dado pruebas sobradas de valor y de bravura, esto es muy importante señalarlo, en el combate y que invitaran a declarar un cese del fuego para evitar más muertes, más daños, a partir de la hora equis.

 Eran las 13 horas para después reunirnos a conversar, era obvio que era para negociar la rendición. Ante esta circunstancia yo me comunico de nuevo con el continente pero no con el General Galtieri porque yo ya había dado por terminada la comunicación con él y estaba realmente muy caliente. Me comunico con el General García que estaba en Comodoro Rivadavia y le digo: mire las cosas han sido así y así yo ya me comuniqué con Galtieri, que es donde los ingleses me proponen un cese del fuego a partir de las 13 horas –y yo lo voy a aceptar- le dije. García me contesta que compartía totalmente esa decisión. Le aclaro que a mí no me correspondía porque yo era un comandante táctico y esto iba hacia lo político, aceptar la resolución 502 de Naciones Unidas que dejaba abierto todo. Entonces, le digo mire mi General y el General Galtieri esto no lo acepta. Por esa razón y porque no hay nada más que hacer acá y porque no sé me promete nada yo he tomado la resolución de aceptar el cese del fuego. Bueno Menéndez dice, hágalo y yo voy a tratar de hablar con Galtieri de nuevo sobre el tema. Le respondo que voy a aceptar y a tratar de ganar tiempo; esto fue a las 12:30. Se acepta el cese del fuego y se dijo que aceptábamos la reunión con el inglés para que viniera a partir de las 16 y le di un lugar. Pensaba –por ejemploen un lugar que  había sido destruido por el fuego de la artillería inglesa, no quedaba nada. Entonces lo invité a la punta del Pueblo, a la secretaría y ahí nos reunimos.

Me dice: Bueno mi General, acá nos reunimos para ver cómo podemos terminar esto y no sé cómo me dijo del tema de la rendición, era un coronel delegado de Moore. Entonces le digo: mire ustedes pidieron el cese del fuego y hablaron del coraje y la bravura de los soldados argentinos, si esto es cierto yo creo que estos soldados merecen volver al continente con su bandera de guerra, primera condición que pongo para interrumpir la lucha.

Sacaron la radio y entraron hablar y de ahí salió que sí, que aceptaban esa condición. Entonces yo estaba convencido de que habíamos pactado condiciones porque después de eso se siguió hablando –por ejemplo- de si podían volver los soldados argentinos a buscar la bandera argentina (no se estila normalmente, pero yo quería que nuestros soldados volvieran bajo su bandera), este gesto no importó nada en el continente pero para mí era muy importante que nuestros soldados pudieran llegar. Yo quería que volvieran en barcos de bandera argentina.

 Después hablamos de que había que entregar en orden todas las cuestiones del gobierno militar para que después no nos inventaran que había cosas que estaban mal. Después les dije que cuando tuviéramos que ir al campo de prisioneros, los oficiales como símbolo del mando no tuvieran el fusil, pero tuvieran el arma de puño que simboliza el mando para diferenciarlo ver quiénes son. Y había una o dos cosas más. En ese momento la Fuerza Aérea manda a decir que si hacía falta ellos formaban un puente aéreo para la evacuación de los soldados y los ingleses con la Fuerza Aérea no querían saber nada, habían recibido suficiente, eso quedó descartado.

Mire, Hay gente que le da otra característica, ya no es una rendición sino una capitulación o algo así. Además, hay otra cosa, la gente no se fija cuando estamos hablando de la rendición de la guarnición militar Malvinas no se está refiriendo el país a partir de ese momento dejó de pelear en ese territorio ¿Cómo? ¿No era que estábamos dispuestos a la guerra hasta las últimas consecuencias? Yo no puedo hacer combatir a soldados que no tienen apoyo, que no tienen municiones, porque eso es mandarlos a una muerte segura y eso si pesaría sobre mi conciencia, porque ojo, durante esa mañana, la mañana del 14 hubo unidades que recibieron órdenes de marchar a combatir de tirar y todo hasta que se llegó al último minuto, minuto en el cual una vida más no tiene sentido. Fue el fin que nadie esperaba.

El General Mario Benjamín Menéndez falleció el 18 de septiembre de 2015 en Ezeiza, provincia de Buenos Aires. –