Luján conmemoró el 267° aniversario de su paso de «pago» a «villa»

En la mañana de este lunes 17 de octubre se efectuó el acto de conmemoración en la Plaza Belgrano. Fue encabezado por el Intendente Leonardo Boto y participaron funcionarios del Departamento Ejecutivo, Concejales, docentes, integrantes de instituciones y vecinos. 

La actividad comenzó con el izamiento de las Banderas Nacional, Provincial y Papal a cargo de la Agrupación Izamiento del Pabellón Nacional en Plaza Belgrano. Entonando la canción patria Aurora, el Intendente Boto y funcionarios fueron los encargado de izar las enseñas. Luego se cantó el Himno Nacional Argentino y el presidente de la entidad que desde 1991 realiza el izamiento, Lic. Miguel Salvatto, efectuó floreos a la Bandera.

Posteriormente y en representación de la Junta Municipal de Estudios Históricos hizo uso de la palabra el Lic. Francisco «Pancho» Masci que realizó una pormenorizada contextualización sobre la fecha y resaltó la importancia de Luján en la historia de nuestro país. Acto seguido Leonardo Boto tomó la palabra para agradecer la labor de la Junta Municipal y de la Agrupación Izamiento y destacar, cómo lo hizo anteriormente Masci, el rol de nuestra ciudad en la rica historia argentina.

Por último los presentes se dirigieron al Complejo Museográfico Enrique Udaondo para compartir una recorrida histórica en aras de la fecha y un coffee break.

El Lic. Miguel Salvatto haciendo un floreo a la Bandera.

Hacia el siglo XVIII, el pago de Luján empezaba a tener cierta importancia debido a su ubicación estratégica en el cruce de caminos. Lujan no solo cumplió un papel de paso para las comunicaciones con el norte y el oeste, también era el punto de partida para las expediciones que se internaban más allá de la frontera sur, como las expediciones a las salinas. A su vez, el carácter de frontera con los indios que representaba el río aumentaba la tensión de esta zona.

Un comerciante al cual la Virgen le concedió varios deseos según reconstruye Enrique Udaondo – Juan de Lezica y Torrezuri -, será el impulsor de la denominación de Villa de Españoles a la que accede Luján en 1755. La presencia de una imagen sagrada en una zona de frontera será de vital trascendencia para la elevación de Luján a la categoría de Villa. El puente que mandará a construir Lezica y Torrezuri, que como diría Darwin en su paso por el era un lujo nunca visto en estas latitudes, significará para Luján el cobro de un pontazgo destinado a principalmente a la construcción de un nuevo templo. Su situación debía responder a las características de una Villa de Españoles, por lo que se traslado el templo de su antigua ubicación a uno de los laterales de una plaza mayor. En 1759, con el otorgamiento real de la categoría de Villa de Españoles, Luján accederá a tener su Cabildo, el cual será construido también frente a la plaza.

El loteo y venta de las tierras alrededor del casco histórico será producto del testamento de Doña Magdalena Gómez de Altamirano, quién antes de morir accedió al pedido del Gobernador de Buenos Aires. La traza de 1755 muestra justamente esas tierras, las cuales hacen hoy al centro de la Ciudad de Luján. En esos años, las pulperías cumplían un rol importante en el asentamiento de la población, ya que aseguraban la provisión de las mercancías esenciales para los trabajadores rurales, además de su función como lugar de encuentro y esparcimiento.

En cuanto al tamaño de las extensiones, los estancieros que se asentaron en Luján eran en su mayoría medianos (alrededor de 1000 varas de extensión). Según registra el historiador lujanense Dedier Marquiegui, sólo el 5 % aprox. de la población de la etapa colonial poseía propiedades de más de 3000 varas. Este grupo de hacendados, será el que ocupe los lugares de importancia en el Cabildo junto con un grupo de propietarios intermedios. El punto de contacto entre ambos será la actividad ganadera. Sin embargo, la orientación por esta actividad no responde a una neta identificación con el terruño, sino más bien al aprovechamiento de las condiciones espaciales y ambientales que permiten el desarrollo de la actividad en términos comerciales.

La trascendencia política y económica que iba adquiriendo Luján en la última etapa colonial, está vinculada al tráfico comercial, el cual se intensificó con el Reglamento de Libre Comercio de 1778. El Cabildo de Luján, por su cercanía a la ciudad puerto y sus excelentes tierras, tendría una relación conflictiva con la capital virreinal. Cuando ocurran las invasiones inglesas, el virrey Sobremonte estuvo en Luján en su tránsito hacia Córdoba. A su vez, desde Luján se organizará parte de la resistencia a la invasión británica.