La comunidad de Quilmes peregrinó a Luján y rezó por la paz y la fraternidad

La comunidad diocesana de Quilmes participó el domingo 11 de septiembre de la 44ª peregrinación diocesana al santuario de Nuestra Señora de Luján.

Luego de dos años sin presencialidad, los fieles caminaron con el lema «Con María nos ponemos en camino» y tuvieron la intención de rezar especialmente por la paz y la fraternidad entre los argentinos.

Al llegar, la misa estuvo presidida por el obispo diocesano, monseñor Carlos José Tissera, en la plaza frente a la basílica, y fue concelebrada por el obispo emérito de Río Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanín SDB, sacerdotes y diáconos de la diócesis.

En su homilía, el obispo de Quilmes se alegró de “poder juntarnos nuevamente aquí, para visitar a nuestra querida Madre, la Virgencita de Luján, patrona de la Patria”. Y porque se pudo decir “presente», como desde hace casi 45 años lo hace la diócesis de Quilmes. «Es un legado que nos ha dejado el inolvidable padre obispo Jorge Novak, imborrable en nuestro recuerdo agradecido», afirmó.

Monseñor Tissera hizo mención a la Colecta “Más por Menos” que se celebró este fin de semana en todo el país, y recordó que “la situación socioeconómica del país, con altos niveles de pobreza debida a múltiples causas, sigue causando mucho sufrimiento en las familias. Necesitamos encontrarnos para fortalecernos en el caminar, al calor de la ternura de la Madre del Cielo”.

Monseñor Tissera saludó a las y los docentes que “en la pandemia fueron una luz en la oscuridad” y recordó las palabras del presidente del Consudec, Adrián Álvarez: “En tiempos en que la sociedad pareciera priorizar el conflicto, volvamos a recordar las reglas de convivencia que aprendimos en la escuela, de nuestros maestros: el respeto por el otro, la posibilidad de diálogo, el valor de la palabra”.

El obispo de Quilmes reconoció también a los «samaritanos de la pandemia», “servidores de verdad que, aún a riesgo de sus vidas, no bajaron la guardia para aliviar el dolor físico y moral que nos golpeó tan duramente. […] A los que se organizaron para que no faltara el pan de cada día en los barrios y comunidades, a todas las voluntarias y voluntarios de comedores, merenderos, hogares y refugios, muchos de ellos jóvenes con el sólo afán de servir.”

Durante la celebración, el presbítero Lucas García, Rector del Santuario, se acercó a saludar a la comunidad diocesana que se hizo presente en Luján. Luego de la misa, la fiesta popular continuó en el predio de los maristas, donde finalizó la tarde con el rezo del rosario y la bendición final.