Cómo fue el homicidio y el detalle de los datos que la Policía logró reconstruir sobre lo que hizo la víctima de 58 años antes del crimen. Con quién iba a encontrarse.
“Se descartan heridas de arma blanca y de arma de fuego. Pero la autopsia determinó que murió a causa de una maniobra mecánica en el cuello”. O sea, a Marcelo Longhi, el ex rugbier de 58 años que fue encontrado muerto en la caja de su camioneta a la vera de la ruta provincial N°42 en La Choza, lo mataron. Así surge del informe preliminar de la autopsia, según confiaron fuentes de la investigación.
Pero esos datos sobre cómo mataron a quien fuera el presidente del club Vilo de Vicente López le da aún más relevancia a la información que los agentes de la Policía Bonaerense consiguieron este jueves, y que les permitió reconstruir cómo fueron las últimas horas de la víctima, clave para dar con el o los asesinos.
Con testimonios e imágenes de cámaras de seguridad, consiguieron datos que le permitieron a la fiscal Mariana Suárez, de la UFI N°9 descentralizada de Luján, trazar una línea de tiempo de lo que hizo la víctima antes de morir.
Según información que consta en la causa, un hermano de Longhi contó que tenía planeado viajar a la localidad de Navarro, a 90 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, a comprar dos novillos y que para eso llevaba encima 180 mil pesos. También relató que la víctima arrendaba un campo en la localidad de Tomas Jofre llamado “Los amigos”.
Efectivamente quedó comprobado en el expediente que la tarde previa a su muerte, el ex rugbier estuvo hasta las 13.45 en ese campo. El puestero del lugar declaró que lo vio salir a esa hora. Aparentemente, lo hizo con destino a Navarro, tal como tenia estipulado. Y para ello tomó por un callejón que da a la RP 42.
El otro dato que también quedó asentado es que Longhi dejó de contestar su celular a las 14.50. Tanto familiares como amigos mostraron que esa fue la hora de su última conexión.
“El análisis del teléfono, que comenzará en las próximas horas cuando se realice la apertura, será fundamental porque, aparentemente, la víctima tenía planeado encontrarse con alguien luego de realizar la famosa compra de los ganados. Aún no tenemos identificada a esa persona. No sabemos si es hombre o mujer”, explicó a Infobae una fuente de la investigación.
El vehículo, con el cuerpo en su interior, había sido dejado a unos 15 metros de la ruta, en el acceso al pueblo La Choza, ubicado a dos kilómetros de la ruta 47, entre unos pastizales. Fueron los vecinos los que alertaron a la Policía por un llamado al 911.
El cadáver presentaba “escoriaciones en sus brazos, rodillas y pies, con sangrado en su rostro”, según detallaron al comienzo de la investigación. También notaron una herida cortante en la nuca. Luego, la autopsia confirmaría que la víctima no presentaba lesiones de arma blanca ni de arma de fuego pero que sí fue asesinado: le quebraron el cuello.
Ya de por sí el hallazgo en el habitáculo de la camioneta de la víctima de varias latas de cerveza, que luego también fueron encontradas a un kilómetro de donde estaba la Ford Ranger, en el puente del Arroyo La Choza, junto a signos de arrastres, pusieron la sospecha sobre que podría tratarse de un crimen. La autopsia no dejó dudas.
Desde la fiscalía fueron prudentes desde el inicio y no hablaban de un crimen, aunque las evidencias indicaban que sí: sobre todo una herida que fue encontrada en el cuerpo, como un puntazo en la parte izquierda de la nuca. A eso hay que sumarle que el cadáver tenía signos de haber sido torturado.
Lo cierto es que la principal sospecha es que esa zona, a un kilómetro de donde se halló la camioneta, donde había signos de arrastre y latas de cerveza podría ser la escena primaria del crimen, es decir donde lo asesinaron, y luego el -o los homicidas- arrastró el cadáver hasta la caja de la camioneta y dejó el auto abandonado en una zona más lejana.
Con todos estos elementos sobre su escritorio, la fiscal se plantea dudas cuya respuesta será clave para esclarecer el crimen. ¿Con quién se iba a verse Longhi después de comprar el ganado? ¿Se encontró efectivamente con esa persona o alguien más lo interceptó en el camino? ¿Las latas vacías indican que las compartió con quien fue su asesino y que, por ende, lo conocía? Por el momento todos estos interrogantes están vacíos de respuestas.
Una fuente con acceso al expediente, sin embargo, se anima a descartar una hipótesis: “Por las evidencias, hasta ahora no parecería tratarse de un robo común”.