“La combinación perfecta” gran libro de Antonella López Santana

La joven escritora nació en nuestra ciudad el 28 de marzo del 2003. Ha demostrado su talento en su obra prima en el año 2019 editada por Tahiel Ediciones y declarada de interés cultural municipal por el gobierno de ese entonces. Actualmente continúa su formación literaria y sigue escribiendo.

Antonella López Santana tiene 18 años y con apenas 16 escribió su primera novela: “La combinación perfecta”. La talentosa escritora local es chozno nieta de Hans Christian Andersen famoso escritor y poeta danés y finalizó sus estudios secundarios en el año 2020.  Actualmente se encuentra cursando en el Instituto Mas para completar los niveles de alemán e ingresar al traductorado.

Por otra parte, asiste al taller literario Nuevos Horizontes, a cargo de la profesora Violeta Basma. Además desarrolla actividades artísticas e iniciará una diplomatura en literatura infanto y juvenil en la universidad nacional de Villa María (Córdoba).

Más allá de esta novela, cuenta con otros escritos como Mariposas de papel y varios poemas. Antonella fue ganadora en el certamen anual de cuento y poesía Alejandro Vignati. Segundo puesto en categoría de menores con la poesía “La torre”. En tanto, en el año 2019 recibió un reconocimiento por ser la autora más joven del año en Tahiel ediciones donde dicho libro fue publicado.

El 5 de agosto de 2019 el intendente Oscar Luciani decretó a “La combinación perfecta” de interés cultural. Antonella López Santana presentó en la Asociación cultural Ameghino de nuestra ciudad su obra.

Participó activamente en la feria del libro en La Matanza. Feria del libro de Merlo; Asociación Argentina de escritores Leopoldo Lugones (Recoleta). Fue invitada al club Esloveno (Villa Ballester). Presentó la poesía “La noche” en una actividad de interés cultural en La cuidad de San Andrés de Giles. Participó en el Certamen internacional de poesías organizado por el palacio Francisco López Merino (ciudad de la plata).

La combinación perfecta cuenta la historia de «Santino y Vera Luz Kelly que son gemelos inseparables, conectados por un vínculo que va más allá de este plano. Al entrar en aquella feria, ella ya los estaba esperando, no fue casualidad encontrar a la bella tarotista de cabello rojo; no fue casualidad nada de lo que pasó esa noche. La cruz de las cuatro estaciones lo aisló, sus deseos lo condenaron y sus sentimientos lo llevaron a un mundo que cambió su vida para siempre. Nueve cielos, una decisión, un millón de amaneceres».

Antonella comparte en exclusiva con los lectores de TRIBUNA DEL PUEBLO un fragmento de su obra.

Fragmento del capítulo VI

  • Cuando llegues a tu casa un error cometerás y solo el cielo lo revertirá, tu soberbia probarás y en humildad la convertirás. Así y solo así te salvarás…

Dando un chasquido todo se oscureció, la calefacción se apagó dejando el lugar petrificante, las telas volaban en cualquier dirección a causa del viento y muchas de las piedras que había cayeron en el piso dando un fuerte estruendo. La puerta se abrió de golpe y el chico huyó en busca de su gemela. Pero en el camino sucedió algo inesperado, total y completamente fuera de planes ¡Empezó a olvidar todo!

En el plano número seis, La Emperatriz demandaba su cruz sin tener ni la más mínima idea de que esta se encontraba en el segundo cielo junto a los Querubines. Recordaba con dolor como una de las sombras le sustrajo lo más preciado de su vida y entendió que jamás debía descuidarla otra vez.

Santino sentía como marcaba su rumbo y advertía que esos movimientos no eran casuales. Después de todo la culpa no era solo de él, cada decisión que tomaba, por más tonta o pequeña que fuera afectaba su destino enormemente. El chico pensaba en su abuelo inevitablemente pero no entendía por qué, sus recuerdos no eran claros y aquella sensación extraña que lo invadía desapareció.

Rezaba un padre nuestro a cada paso que daba, sin llegar a terminarlo; lo decía una y otra vez perdiendo su fe incesantemente. La cruz daba giros de izquierda a derecha y no paraba de formar círculos y círculos al igual que un trompo. Los Tronos pertenecientes al tercer plano sintieron aquella vibración tan grande y alarmados veían como sus carruajes de ardiente fuego se incendiaban.

Al llegar, fue rápidamente hacia la terraza con un deseo incontrolable de utilizar de nuevo su telescopio. Mientras subía la escalera vio a su gemela con una enorme taza de café, lo cual no era raro considerando la hora.

Luego de observar el cielo un rato vio pasar dos estrellas fugaces tan grandes que su resplandor pudo haberlo cegado eternamente. “¡Wow! Nunca he visto dos estrellas fugaces pasar al mismo tiempo. Si tan solo me concedieran ser invisible… si supieran como me siento, ese deseo interno de que de verdad nadie me vea. De todas formas, nadie nota mi presencia… me siento tan triste,no sé dónde está mi madre, lo único que desearía es una prueba de amor, alguien que me diga que ella me sigue amando”…

Mientras Vera Luz tomaba su rico café y estudiaba su materia preferida Santino deseaba con todas sus fuerzas ser invisible. La tazase inundó en un profundo brillo blancuzco y un sueño profundo se apoderó de Vera quedando recostada sobre la mesa. Santino veía que las estrellas estaban por desaparecer y decidió ir a contarle a su gemela lo sucedido.

Al entrar el joven intentó verse al espejo pero él ya no estaba allí, sus manos, su cara, sus pies y su cuerpo entero habían desaparecido. El reloj que estaba en la pared dio toda la vuelta de izquierda a derecha y como si estuviese totalmente roto hizo remarcar, chillar y resonar las tres en punto. Vera Luz no podía levantarse de su silla, sabía que algo pasaba, sabía que se trataba de su hermano. Al abrir sus ojos, inmóvil, sintió una angustia enorme y el deseo urgente de ver a su gemelo en ese instante, se sentía como nunca, estaba triste y muy angustiada; algo en su corazón había dejado de latir; como todo gemelo cuando algo le pasa al otro tiene una sensación inexplicable que solo ellos pueden entender.

Fabián empezó a dar vueltas y vueltas en su colchón y nada le sentaba bien. En ese instante todos lo supieron… el hechizo había iniciado, el tiempo había comenzado a correr.