Femicidios la ola paralela del COVID de la cual no se habla ni se hace nada

En lo que va del año, según datos del Observatorio de Violencia de Género Lucía Pérez, se contabilizaron 101 femicidios y 80 infancias huérfanas como consecuencia de estos. En nuestro país parece ser ‘normal’ levantarse cada día con la noticia de un nuevo femicidio. Ante este nivel de violencia, es necesario reforzar las políticas de género en todos sus niveles.

El cuerpo de la víctima, Analía Maldonado, fue encontrado calcinado y en el interior de una bolsa en un descampado de la localidad bonaerense de Los Toldos. Samuel Moisés Llanos, quien tenia denuncias por violencia de género, abuso sexual y lesiones por otras víctimas, fue detenido en Luján. El país pide justicia.

En lo que va del año, según datos del Observatorio de Violencia de Género Lucía Pérez, se contabilizaron 101 femicidios y 80 infancias huérfanas como consecuencia de estos.

Femicidios la ola paralela del COVID 

Según los registros del Observatorio Lucía Pérez hay varios elementos que permiten visualizar la necesidad de comprometer a todas las instituciones del Estado en la prevención de estas violencias, especialmente a los tres niveles de la educación pública y, en particular, a PAMI y las instancias de vacunación, que involucran a una población etaria que ha sufrido también estos crímenes.

Los datos entre el 20 de marzo de 2020, fecha en que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio y el 20 marzo de 2021:

Registros del Observatorio Lucía Pérez
Del 20 al 30 de marzo de 2020: 12 / abril 2020: 31 / mayo 2020: 18 / junio 2020: 27 / julio 2020: 15 / agosto 2020: 18 / septiembre 2020: 24 / octubre 2020: 29 / noviembre 2020: 18 / diciembre 2020: 33 / enero 2021: 39 / febrero 2021: 23 / 20 días de marzo 2021: 17. Registros del Observatorio Lucía Pérez.

Las voces de alerta siguen sin encontrar respuestas: se realizaron en distintos puntos del país 142 movilizaciones, en lo que va del 2021, exigiendo “Paren de matarnos” y en más de 41 de femicidios cometidos durante la pandemia las mujeres asesinadas habían realizado denuncias previas.

Es decir, si los mecanismos de las fuerzas de seguridad y de la justicia hubiesen actuado adecuadamente, en tiempo y forma, el arrasamiento de las vidas de esas mujeres se hubiera evitado.

Antes de cada femicidio suceden señales que los responsables de prevenirlos ignoran. Como consecuencia de ese derrotero que las deja a la intemperie, las víctimas -y luego las familias arrasadas por las consecuencias de ese femicidio- no solo son víctimas de un agresor con nombre y apellido, sino de una sociedad que no parece verlas ni oírlas, y, lo que es peor aun, de un Estado que, al desprotegerlas, no las está reconociendo como ciudadanas con derechos —tal como lo establece la ley 26.485 de Violencia de Género

En nuestro país parece ser ‘normal’ levantarse cada día con la noticia de un nuevo femicidio. Ante este nivel de violencia, es necesario reforzar las políticas de género en todos sus niveles. No queremos un Estado pasivo, observador.

#NiUnaMenos