Aun dura la conmoción de la noticia. En la noche del viernes 16 encontraron, entre tantas imágenes tomadas por el buque Seabed Contructor de la empresa Ocean Infinity, una que se asemeja en un 70% al submarino ARA SAN JUAN. A 500 kilómetros de Comodoro Rivadavia y a 907 metros de profundidad marina, justo donde había emitido la última señal sonora.
«No creemos en la forma en que se hicieron las cosas, pensamos que se nos engañó durante un año, queremos que refloten el submarino y que nos entreguen los cuerpos«. En medio del duelo, del primer año de conmemoración de la tragedia, familiares reclaman el esclarecimiento total del siniestro.
Como toda realidad humana, las reacciones son bien diversas. Hay quienes eligen cerrarse en sí, hay quienes pueden expresarse con serenidad y hay quienes canalizan tanto dolor en bronca, en grito, en llanto. Siendo procesos distintos, cada cual tendrá la razón de ser ante la falta de información veraz por parte de las autoridades nacionales que se circunscriben en una situación falaz continua. «Ya no les creemos más«.
Familiares de la tripulación de la nave solicitaron al jefe de la Armada Argentina que no se difundan más imágenes de los restos del submarino. Y la Jueza Federal de Caleta Olivia que lleva la causa, Dra.Yañez estimó innecesario el reflote «ya que lo importante es preservar la escena y con el material fílmico saber qué pasó«.
Les proponemos un ejercicio de lectura de un posteo que hizo Chris Cyr en su perfil de Facebook y que puede ayudar a pensar estos acontecimientos:
Chris Cyr
«La noticia del día, sin duda, es la aparición de (los restos) del ARA San Juan. Casualmente, el hallazgo se logró el último día de búsqueda asignado por contrato a la empresa Ocean Infinity y a un año y un día del hundimiento (o «pérdida de contacto»). ¿Un curioso golpe de suerte del destino? Puede ser, no lo descarto. ¿Un increíble capricho de la naturaleza, que ahora «dejó ver» lo que antes «no se veía»? También puede ser. Resulta extraño que el buque Seabed Constructor haya querido abandonar la búsqueda luego de intentos infructuosos, inclusive habiendo patrullado la misma zona, y ahora revele con imágenes bastante nítidas el sedimento del fondo marino a nada menos que 800 metros de profundidad… pero todo puede ser. Resulta ser que – según se cuenta – fue hallado a 500 km de Comodoro Rivadavia, cerca del talud atlántico. ¿Qué hacía la nave en ese rumbo y a esas cotas de enormes profundidades si supuestamente tenía problemas técnicos que comprometían la navegación?El encuentro de los restos me llena aún más de preguntas: ¿Cómo es posible que un submarino «costero» como el TR1700 se aleje tanto sin contacto en una misión que (supuestamente) no era de combate sino un mero derrotero pos ejercicio naval y en el transcurso hacia su base natural en Mar del Plata? ¿Cómo es posible que navegue en inmersión y por zonas profundas cuando había reportado problemas en el snorkel, fundamental para la recarga de baterías y la oxigenación de los habitáculos? ¿Cómo es posible que haya expertos que insistan que el «evento anómalo, singular, corto, violento y no-nuclear, consistente con una explosión» sea coincidente con la carga explosiva de un torpedo? ¿Es una o dos explosiones, según se observa en la fotografía acústica brindada por el CTBTO? ¿Por qué hay total hermetismo respecto de los ejercicios ANTISUBMARINOS realizados en el Atlántico Sur en esas fechas del que Argentina fue invitada pero no participó por negativa del Congreso? ¿Y qué pasó con las órdenes fragmentarias que tenía el submarino de espiar buques de la Royal Navy DENTRO de la zona de exclusión?Acá se sostuvo, además, que el mejor coto de caza para un submarino de ataque son las aguas profundas, porque incrementan el kill-ratio. Además, coincidentemente, son las aguas profundas y la quietud la mejor defensa de un submarino acechado.Y disculpen mi desconfianza, quizás soy un conspiranoico. ¿Pero no les suena esto al Caso Maldonado, cuyo cadáver apareció justo en un momento político clave previo a las elecciones legislativas de medio-término, luego de 77 días de búsqueda casualmente efectuada en el mismo lugar donde finalmente apareció extrañamente conservado? ¿Acaso pudo haber «un dato» de último momento? ¿O se rescató del silencio «un dato» ya conocido justo antes del G-20 y cumplido el aniversario del hundimiento? ¿O peor aún, justo cuando la imagen presidencial está en franca decadencia?Veremos cómo evolucionan las noticias. Todo es muy reciente. Pero el caso tuvo comportamientos inusuales, no esperables, no naturales, de parte de las autoridades gubernamentales y militares argentinas.De todas maneras, que aparezcan los restos es un alivio (menor) para los familiares, que fueron tan injustamente tratados, con insensibilidad, descortesía y hasta persecución«.