Nos encontramos ante un momento histórico. Un momento en donde nuevamente las mujeres, con los ovarios bien puestos, somos agenda pública y paramos al país, para que finalmente el aborto clandestino ya no sea funcional a una misma clase social, para que no sea negocio de algunos. Para que deje de llevarse a las pibas – Escribe Laura Tremari
Es de hipócritas querer culpar a la mujer y condenarla, cuando también hubo un hombre que participó en esa gestación. Porque si la mujer «no cerró las piernas», tampoco ese hombre supo contenerse.
Es de hipócritas juzgar a la mujer por elegir no ser madre, o por elegir tener un hijo o hija, o por tener muches. La maternidad debe ser deseada o no será. Hipocresía del patriarcado, que lo que le molesta es que la mujer pueda decidir sobre su propio cuerpo.
Es de hipócritas velar por las dos vidas cuando ese niño o niña, es maltratrada y juzgada por el Estado, y por la misma sociedad que celebra el gatillo fácil, que dicen ser pro vida y piden la baja de imputabilidad.
Hipócritas que miran para otro lado al cruzarse con pibes que andan por la calle.
Ese sector de la sociedad salió a gritar a quienes defendemos el proyecto de ley, que somos asesinas, cuando lo que se está cuidando es la vida misma. En el Congreso no se discute aborto si o aborto no. Se discute si debe ser legal o sigue siendo clandestino. Porque cuando se pide que no se legalice, se está apoyando la clandestinidad, y todo lo que eso conlleva.
En lo personal nunca tomaría una decisión como esa. Creo. No me imagino eligiéndolo… Sin embargo, mi situación no es la misma que la de las demás mujeres. Y no soy quién para señalarlas y creer que mi verdad es absoluta y mi experiencia de vida única. Los motivos para tomar esa decisión pueden ser infinitos. Tan infinitos como nuestra tarea de contener. Porque aunque las razones sean muchas, como mencioné, hay algo en común que une a cada historia: nadie pasa por ese proceso sin dolor.
Y la verdad, es simple. Si no se quiere abortar, no se hace. Se pide sea legal, gratuito y seguro. En ningún artículo se menciona la obligatoriedad. Es una cuestión de salud pública y nada tiene que ver con nuestras convicciones religiosas.
Educación sexual integral para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. Ese es el objetivo del proyecto. Por eso estamos en la calle. Por eso estaremos en vigilia para que se haga Ley.