El presidente del Banco Nación señaló que a los vecinos de la localidad «les mandaron tres ómnibus, les ofrecieron 500 pesos, vino, Coca Cola, y choripanes, para que fueran el viernes a la marcha».
«Hay una pequeña parte de la sociedad que busca agrandar la grieta y está poniendo millones de dólares mal habidos para pagar toda esta movilización que tiene mucho ruido en la calle. Y hay otra parte, mucho más silenciosa, mucho más austera y más grande, que está queriendo construir mirando hacia adelante», dijo el economista en declaraciones a radio Mitre.
Agregó que «hay una fortuna dedicada» a pagar a la gente que participa de las movilizaciones, y contó que en el pueblo de Torres, en la provincia de Buenos Aires, de menos de 6.000 habitantes donde tiene un campo, «les mandaron tres ómnibus, les ofrecieron 500 pesos, vino, Coca Cola, y choripanes, para que fueran el viernes a la marcha».
Según dijo, con las movilizaciones buscan «interrumpir el proceso» de cambio, porque «tienen miedo de ir presos o, peor, tienen miedo de desaparecer políticamente». Incluso dijo que muchos «mal llamados economistas ortodoxos» proponen soluciones que son las que la ex presidenta Cristina Kirchner «querría que hagamos, para volver más rápido al poder».
González Fraga ponderó el gradualismo del proceso que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri, y consideró que «es un proceso que se va a ir consolidando de a poco, incluso, más allá de si se gana o se pierde por un par de puntos en las elecciones» legislativas de octubre. «Lo importante es la maduración de la sociedad, que la sociedad entienda que todos los derechos están limitados por la capacidad de los recursos, que hay que defender a los que menos tienen», consignó el titular del Banco Nación. «Por eso, defiendo la política del gradualismo, de no llevar el dólar a 25 pesos, por eso no creo en la política de shock, que llevaría a una caída del salario del 30 por ciento y te asegura la vuelta del populismo», dijo.
Para Fraga, «el populismo ha tenido financiamiento por momentos», y luego «siempre vuelve atrás», basado en el «atraso cambiario».