Esta semana los lujanenses tuvimos la oportunidad de volver a ver en nuestro distrito al Presidente de la Nación, Mauricio Macri y a la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal. Ambos han pisado suelo local varias veces en la campaña y otras tantas luego de asumir sus respectivos cargos.
La única vez que estuve frente a Mauricio Macri, tuve la oportunidad de hacerle dos o tres preguntas, ya no lo recuerdo, mientras cruzaba la Plaza Belgrano desde la Basílica hacia el Museo, donde se iba a encontrar con un jóven para «tomar unos mates», en el marco de su incipiente campaña presidencial. El entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires era seguido por 4 personas, ni los santeros se percataron, o no quisieron participar, de ese momento. Corría octubre o noviembre de 2014. Junto al director de este medio le regalamos un ejemplar de TRIBUNA DEL PUEBLO.
Quería trazar un paralelismo con lo que sucedió el miércoles último: Otra vez Macri casi en soledad. Lo distinto fue que esta vez había muchos funcionarios acompañándolo. Trabajadores del estado también, funcionarios locales, provinciales y nacionales. Y seguridad. Mucha. Gendarmería, infantería, policía bonaerense, policía local. Y un puñadito de vecinos, apenas unos poquitos.
Me detuve a pensar en lo que llamaron «la soledad del poder» y de sus implicancias a la hora de tomar decisiones. Porque, amigos, no hay timbreo que valga para sentirse o estar cerca de los habitantes del país.
Diversos analistas políticos han definido a la gestión de Mauricio Macri como «un gobierno de tecnócratas», es decir, técnicos a cargo de cuestiones que sin dudas tienen que ver con la política. La política tan necesaria en un gobierno, como el aire para un ser humano. La política está presente en todos los actos de la vida. De la política dependemos. Porque la política define cuanto y cómo vamos a cobrar por nuestros trabajos, que monto pagaremos de impuestos, de servicios. Que precios tendrán los alimentos. Si podremos mirar fútbol gratis o no. Todo.
Macri ha tomado todo tipo de decisiones impopulares en estos once meses de gobierno. ¿Será consciente del impacto que esas decisiones generaron en el pueblo argentino? Porque en los timbreos que ha hecho Cambiemos, la alianza que gobierno el país, creo que no se lo han dicho. Obviamente el Presidente no va a ir a hacer las compras, y es muy poco probable que se cruce con alguien por las calles. Los actos públicos son una oportunidad para escuchar al pueblo, a aquellos que la están pasando mal. No hablo de manifestaciones, gritos o pancartas. Hablo de diálogo.
La semana que pasó, Macri brindó una entrevista a «La Nación +» (LN+) el flamante canal del diario de los Mitre y los Saguier. En un tramo de la charla señaló, casi al borde del llanto, que «hay mucha gente que la está pasando mal». Pero: ¿Qué hace el gobierno nacional para cambiar esa situación? ¿Hay políticas de estado que traten de lograr el tan promocionado slogan «Pobreza Cero»? La respuesta es NO.
Los que miramos la realidad todos los días, vemos el esfuerzo del gobierno en unas pocas cuestiones que no van a hacer que la calidad de vida de las personas mejore. Por citar un ejemplo: Una de las virtudes que el mismo gobierno resalta de si mismo, y también lo hacen muchos, muchos medios, es la permanente diferenciación con el gobierno anterior. Ya no hay actos multitudinarios, no hay cadenas nacionales, no hay recitales. Es otro estilo. En materia de vinculación con «la gente» («La gente», ese eufemismo que pretende hablar del pueblo) es otra la historia. Discursos cortos, siempre con algún chiste en el medio, que hable de cosas lindas, con palabras lindas. Nada que ver con Cristina: Discursos larguísimos, con retos a funcionarios y a «la gente» (Me encanta ese eufemismo), y por cadena nacional. ¿O no se acuerda cuando la expresidente le dijo «avaro» a un jubilado de Mar del Plata que quería comprar dólares? Eso no sucede ahora.
Pero tenemos una inflación que cerrará el año en 50% interanual, cientos de miles de puestos de trabajo que se han perdido. Suena frío así, pero piense en cientos de miles de familias que se quedaron sin sustento, allí entenderá mejor. Miles de Pequeñas y Medianos Empresas (PyMEs) cerraron. Negocios, comercios. Es donde los temas económicos se mezclan con los problemas sociales. Se necesitan con urgencia medidas que atenúen esos datos tan alarmantes.
¿Alguien le dice esto al Presidente? ¿Sus funcionarios lo harán? ¿Gobernadores o Intendentes se animarán a planteárselo? No lo se. Pero si a este trabajador de los medios de comunicación le dieran la oportunidad, seguro lo haría. Y lo haría con el respeto que merece la investidura presidencial. Pero lo haría, a no dudarlo.
Es sólo un dato de la realidad el problema económico. Hay más, bastante más.
Lo que me preocupa es sinceramente la vinculación del gobierno con «la gente» (Si, otra vez el eufemismo). Me preocupa, porque sólo teniendo una relación sana, de cercanía real, al servicio de todos los habitantes de la Nación Argentina una gestión de gobierno tendrá el norte, el rumbo, claro. Sabrá que necesitan, que los entristece, que los alegra, que les preocupa. ¿Como hacerlo? No lo se. Por eso no soy Presidente.