Por el programa «Sumate que no Resta» de Radio Municipal de General Rodríguez formuló declaraciones Laura González una de las 121 trabajadoras y trabajadores que fueron notificados de su despido en el Hospital Baldomero Sommer.
En principio González recordó que se desempeña en este establecimiento como enfermera desde hace más de 14 años, señalando que hay personal de hasta 21 años de antiguedad. Asimismo destacó que la notificación recibida tiene por fecha 31 de diciembre.
«No sé tampoco con qué criterio nos despidieron, porque aparentemente fue al azar. Yo fui una de los pocas compañeras que trabajó en toda la pandemia, no tuve una sola falta, asistí a dos barrios juntos.» explicando en aquellas circunstancias no solo cumplía su horario de 7 a 14 Hs, sino que lo extendía hasta las 19 Hs para que ninguno de sus pacientes quedara sin atención. González de 44 años se manifestó afligida al verse obligada a recomponer su situación con dos hijos a su cargo: «Tener que mañana arrancar con 44 años de edad, tener que arrancar de cero, porque en mi caso yo tengo que llegar al fin de mes y poder pagar las cuentas y poder dar de comer a mis hijos para poder seguir viviendo».
En orden a su desempeño destacó que «Ahora más hay más gente desempleada todavía y causa mucho dolor el dejar un paciente que por ahí depende de uno para que vaya a verlo porque está solo, porque es un adulto mayor, porque hay que curarlo, porque hay que tomarle la presión, porque hay que llevarlo de la mano a una asistencia médica. Y también estaría bueno que la gente que escuche entienda que el hospital no solamente va a reducir el personal, sino que se va a reducir la asistencia, y cada vez va a ser menos y la gente que viene acá recorriendo y buscando un buen servicio no lo van a encontrar más. González señaló que en el predio del hospital existen cuatro barrios desempeñándose en dos de ellos: Madre de la Cruz y barrio SOMMER.
Indicó que participó de las asambleas organizadas por los sindicatos siendo la propuesta de los mismos «repartir volantes para que la gente que se viene a atender entienda lo que está pasando con el hospital. Pero tampoco se garantiza la reincorporación de la gente. Por su parte, se hizo presente en el Sommer para retirar sus objetos personales «hoy vine a estar reunida, vine a buscar mis cositas y me quedé acá. Y a partir de mañana tendré que salir a buscar un laburo de vuelta y ver cómo hago y tratar de salir adelante. Es muy doloroso lo que estamos pasando en este momento. Para mí esto no tiene vuelta atrás. Nos quedamos sin laburo, perdemos muchos años. Yo cuando empecé a trabajar era auxiliar y me maté estudiando para poder hacer un universitario y dejé a mis hijos solos por horas y horas y mezquiné comprar un par de zapatillas para pagar una cuota de la universidad. Compré un libro, pero bueno, hoy no me sirve.
Hoy no me sirve. Tengo hijos a los que les tengo que inculcar que tienen que estudiar para poder salir adelante y ellos me dicen, mamá, estudiaste y no te sirve.»
Agregando que «En época de pandemia fuimos todos, desde la gente de limpieza hasta la gente de seguridad, médicos. Todos éramos muy esenciales, parece que ahora somos descartables directamente. En lo que es enfermería va a quedar cada vez menos y menos asistencia.» enfatizando sobre el desamparo que padecerán gran cantidad de adultos mayores de avanzada edad respecto su atención personalizada, como la toma de presión o curaciones que son vitales, destacó, señalando que su contrato había sido renovado en el mes de julio, otorgándoselo en diciembre y siendo echada 14 días después
«A todos nos echaron de la misma manera y la mayoría estaba destrozada. Es más, no solamente yo no dormía anoche, sino varios de mis compañeros y tratamos de alentarnos, decir, mañana sale el sol de vuelta y hay que salir de vuelta. Y hay que buscar otro trabajo y hay que empezar de cero. Gente que va a quedar en la nada. Imagínense que nosotros veníamos de una pandemia en la cual no tuvimos descanso, con secuelas psicológicas. Creo que los aplausos no han servido para mucho. Es intransmisible la sensación que uno siente cuando se queda sin laburo. Que la gente tenga en cuenta que no están echando ñoquis, están echando gente con familia que viene a laburar todos los días. La realidad es que todos venimos acá a laburar y que cumplimos y que tratamos a la gente lo mejor posible con compromiso y responsabilidad. Ahora hay que arrancar desde cero; parecía un sueño del que pensé que me iba a despertar y que no iba a ser real, pero bueno, hay que arrancar desde cero, tengo a los hijos atrás, no puedo bajar los brazos.