Por Roberto Anselmino
El renacer del espíritu de la UCR
Un grupo de históricos dirigentes y militantes de la Unión Cívica Radical (UCR) ha decidido dar un paso al frente para revitalizar el partido, recordarle su esencia y devolverle el protagonismo que alguna vez tuvo en la política nacional. No es un acto de nostalgia, sino un llamado urgente a recuperar los valores que hicieron del radicalismo un pilar de la democracia argentina.
Este movimiento nace con la convicción de que el radicalismo no puede traicionar sus principios, aunque esto signifique enfrentar elecciones con posibilidades adversas. Tal como afirmó Raúl Alfonsín en los años 90: «No es que el pueblo haya optado por la derecha, sino que está confundido. Pero, en caso de que optara por la derecha, lo que tiene que hacer la Unión Cívica Radical es prepararse para perder elecciones, pero nunca volverse conservadora». Estas palabras, cargadas de claridad y firmeza, se han convertido en el lema fundamental de esta nueva corriente.
Un frente de resistencia y esperanza
Entre los principales referentes de este movimiento se encuentran figuras como Jorge Sappia, Fernando Armagnague, Carlos Becerra, Federico Storani, Juan Manuel Casella y Luis «Changui» Cáceres. Junto a ellos, también se destacan Alicia Tate, Carmen Storani, Delia Pappagno, César Gass, Olga Giubergia, Mario Olmedo, Elva Vico, Teresa Saravia, entre muchos otros. Con distintas trayectorias y experiencias, todos comparten el mismo compromiso: devolverle al radicalismo su lugar como defensor de los derechos sociales, la transparencia y la igualdad.
Este renacimiento tuvo su punto de partida en la Asamblea de Santa Fe, un encuentro que reunió a más de 700 militantes autoconvocados. En ese marco se aprobó la Declaración de Santa Fe, un documento que reafirma los principios históricos del radicalismo, rechazando los avances autoritarios del gobierno actual y abogando por una agenda de políticas públicas que priorice la justicia social y la ética en la función pública.
Construir un radicalismo para el futuro
El movimiento busca tender puentes con las nuevas generaciones. Por ello, se establecerán contactos con la Juventud Radical y la Franja Morada, invitándolas a integrarse a esta nueva propuesta. El objetivo es generar un debate profundo y constructivo que permita incorporar sus visiones al proyecto político, asegurando una continuidad ideológica que se nutra de la experiencia de los históricos y la energía de los jóvenes.
Esta integración generacional no solo es clave para la supervivencia del partido, sino también para la construcción de un radicalismo más inclusivo y participativo, que pueda enfrentarse a los desafíos del siglo XXI con ideas renovadas pero siempre fieles a sus raíces.
Levantarse, caminar y liderar
El mensaje que este grupo busca transmitir es claro: el radicalismo no debe resignarse ni adaptarse a las corrientes ideológicas de turno. Debe volver a ser ese partido que soñó con una Argentina basada en la igualdad, el respeto y la educación.
Con este renacer, la UCR se propone liderar una nueva etapa de la política nacional, en la que los valores y principios sean el faro que guíe sus acciones. Porque, como bien lo resumieron los organizadores de este movimiento: «Radical, levántate y anda» no es solo un llamado a la acción, sino una declaración de esperanza y compromiso con el país que soñamos.