En medio de una disputa legal en Villa Elisa, la familia Anselmino intenta mantener a sus 9 perros para el proceso de recuperación de sus hijos discapacitados.
A pesar de que se popularizó la idea de que «El perro es el mejor amigo del hombre», y muchos afirman que sus mascotas son como sus hijos, hay quienes cuestionan la validez de ese tipo de afecto. Sin embargo, cuando se trata de la salud de un ser querido, la percepción cambia drásticamente y el tema adquiere una importancia mucho mayor.
Para poner en contexto, esta es la situación que enfrenta la familia Anselmino, residente en las torres de Villa Elisa, ubicadas en la ciudad de La Plata. Quiénes alegan que sus nueve canes son cruciales en el proceso de recuperación de dos niños con discapacidad, pero recientemente han sido informados de la incertidumbre que rodea el destino de sus mascotas.
«El impacto transformador que los perros han tenido en la vida de Enzo, quien a sus 8 años sufre de autismo, Milagros, de 11 años y afectada por microcefalia, y Bárbara, que enfrenta ataques de ansiedad y pánico debido a la agresividad de algunos vecinos. Catty, Dobby, Emily, Yiyi, Jano, Jana, Oso, Osa y Trompa no son considerados mascotas. Ellos son parte de la llamada ‘familia multiespecie'», describió la familia Anselmino.
Quiénes después de exponer los evidentes beneficios que estos animales brindan a los menores, expresaron que, en la actualidad, se ven confrontados con un desafío judicial ante el Juzgado Civil y Comercial número 10 del Distrito Judicial de La Plata, bajo la jurisdicción de la magistrada Silvina Cairo, donde se ha interpuesto la demanda con el propósito de «cesar con la violación del reglamento de copropiedad».
De acuerdo a los datos proporcionados por el medio digital «Info blanco sobre negro», la acción legal fue interpuesta por Eugenia Gómez, quien ocupa el cargo de administradora del Sector 1 de las Torres de Villa Elisa, con el respaldo legal del Estudio Chiesa y Asociados.
Y la situación ha ido empeorando «a pesar de que los perros, descendiente de Catty y Dobbi brindan un vital apoyo emocional, sentido social y protección y un amor incondicional que les cambió la vida y prende una luz muy fuerte en el camino de la vida». «Especialmente durante la noche, Enzo se siente más tranquilo y seguro y duerme sin sobresaltos», agregó la familia Anselmino.
«Ante los gritos de Enzo (todo autista grita fuerte cuando se enoja), en vez de comprender y ofrecer ayuda algunos vecinos ignorantes, intolerantes y discriminadores han venido a patotearme al departamento o han llamado varias veces a la policía que se apareció hasta con cinco móviles policiales, también uno se metió y quiso agredir a mi esposa, pero desde que están los perros eso se acabó», detalló el destacado periodista Roberto Anselmino.
Al mismo tiempo que agregó, «Lo especial de cómo los perros ven a Enzo como uno más de la manada y le brindan calor y compañía durante la noche ilustra el vínculo único entre ellos. Esta conexión es vital para el bienestar emocional de Enzo, Milagros y Bárbara».
Sin embargo, la familia Anselmino reconoce plenamente sus derechos y advierte que esta situación no solo afecta emocionalmente a los niños, sino que también cuestiona los derechos reconocidos por tratados internacionales y la jurisprudencia que considera a los animales como seres con capacidad de sentir.
«Argentina ha firmado varios convenios internacionales que protegen los derechos de los niños, las personas con discapacidad y los animales, y la Constitución Nacional también reconoce y protege estos derechos fundamentales», mencionaron. Entre los cuales destacan: La Ley Nacional de Protección Integral de las Personas con Discapacidad (Ley 22.431). La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo (Ley 26.378). El Artículo 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño de UNICEF, que garantiza el derecho a un nivel de vida apropiado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. El Artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño de UNICEF, que asegura el derecho de los niños a expresar sus opiniones y ser escuchados en todos los asuntos que les conciernen.
«La jueza parece no darse cuenta a que se enfrenta: me quieren inducir a que los abandone en el campo o la calle, o que directamente los mate», manifestó Roberto Anselmino. «Además, el Reglamento de Copropiedad, que fue escrito hace más de 50 años, no puede estar por encima de leyes y tratados internacionales y precedentes judiciales que resguardan los derechos de los niños y de sus hermanos cuadrúpedos, los mejores amigos de los seres humanos desde hace más de un millón de años», culminó diciendo.