Tratar de estar mejor. El médico visito el programa “El País y los Escritores”, que conduce Edgardo Miller en FM Radio Cultura y Punto3 FM, para hablar de un nuevo estilo de vida.
Gabriel es médico nefrólogo, también tiene la especialidad en hipertensión arterial y cardiología. Trajo a la Argentina lo que se llama Medicina Estilo de Vida, que hace hincapié en la prescripción de hábitos saludables para la prevención y el tratamiento e incluso la reversión de ciertas enfermedades crónicas, vinculadas con el sustrato biológico que nos da la construcción de la enfermedad crónica.
¿Qué quiero decir? El infarto, el ACV, la diabetes tipo II, algunos tipos de cáncer y algunas enfermedades tipo autoinmunes tienen como sustrato biológico los hábitos nocivos -es decir- que la gente come mal, se nutre mal y esto lo explico muy bien en mi libro RESET qué son los hábitos nocivos que se asocian a mayor envejecimiento y mayor enfermedad prematura. No nos nutrimos, comemos procesados: pizza, empanadas, bizcochitos, papas fritas. Duerme mal, el poco descanso se asocia con una mayor cantidad de enfermedades cardiovasculares, arterioesclerosis, etc.; después la gente está estresada y este conjunto desarrolla las enfermedades crónicas.
Otros hábitos nocivos son el consumo de cigarrillos, el alcohol, la drogadicción, y la soledad. La soledad o el aislamiento social que también se asocian con las enfermedades crónicas.
Corrigiendo esos pilares que acabo de comentar han demostrado –según la Escuela de Medicina de Harvard, una reducción tanto en la mortalidad prematura como un alargamiento de la vida de las mujeres hasta más de 14 años y en hombres 12 años. Estamos hablando de números importantes.
EM.- Hablaste de “soledad” y fue un tema que transcurrió mucho en pandemia. ¿Afectó mucho desde lo psíquico, desde lo anímico?
GL. Sí. Por supuesto. Yo escribí dos libros Reset y Más zapatillas menos zapatillas (Editorial Galerna) que habla de hacer ejercicio para bajar la presión arterial o para bajar la diabetes.
Durante ese período aumentaron los eventos cardiovasculares, los casos de obesidad, diabetes tipo II, insomnio. Disminuyó la expectativa de vida a nivel mundial, se cree que unos dos años aproximadamente.
EM. He notado que la comida procesada tiene que ver con el tiempo que se tiene; pero también hay una tendencia a llevarse el “taper” al trabajo.
GL. Hoy eso se llama “inseguridad alimentaria” donde el acceso es mucho más rápido y económico, más fácil y más adictivo a alimentos ultra procesados que a alimentos saludables; si vas a la verdulería y comprás una palta es casi lo mismo que dos empanadas. Hay un tema económico.
Una cosa es comer comida y otra cosa es alimentar la célula que es el acto de nutrición. La cuenta viene después: alta en procesado, una dieta rica en azúcares, en grasas, que te da como resultado la enfermedad crónica, el infarto, el ACV, la enfermedad renal crónica y otras.
EM. Además, es notable, cuando comés verduras y semillas, el cuerpo funciona mejor.
GL. El disbalance. Entre las grasas saludables están las semillas, (chía, girasol, por ejemplo) los frutos secos, que son los Omega 3 de origen vegetal y que están también en los pescados de aguas profundas: salmón, merluza y el krill (suplemento) es un aceite muy puro a diferencia de las grasas saturadas omega 6 que están en todos los ultra procesados que son ricas en aceites en lo que se llama carbo-hidratos y que terminan generando inflamación.
Las células también se estresan por no estar bien nutridas y esto detona en enfermedades crónicas
EM.- Creo que falta ilustración por parte de la sociedad, al respecto.
GL. Es real. En Argentina, las estadísticas de saluda cada vez nos va peor, y si tenés mala salud es probable que también tengas ansiedad, depresión, además de vivir en un contexto de mucha incertidumbre e inseguridad todo esto contribuye.
Cuando estamos bien nutridos estamos más contentos, porque los nutrientes dan felicidad. Hay estudios asociados, por ejemplo, que los que vienen de los frutos rojos: arándanos, frutillas que son los flavonoides excelentes para el cerebro.
Las grasas de las que hablamos terminan llevándote a un círculo vicioso –no virtuoso- que es la adicción, siempre sentís que podés comer más y más. Como se dice: siempre es posiblee agrandar el combo. Se ha hecho un estudio científico, muy importante, que comparó las porciones actuales y las de 20 años atrás y son abismales las diferencias. Hoy un niño de 8 años consume más azúcar que su bisabuelo en toda su vida.
EM.- Qué rol juega el tabaco, el alcohol, las drogas, los psicofármacos. Porque hay que reconocer que estamos inmersos en una sociedad muy compleja.
GL. Participé en dos consensos realizados por el Ministerio de Salud de nuestro país, uno fue el consenso de Alimentación Integral y el otro sobre alcohol.
Yo como fundador de la Sociedad Argentina de Medicina Estilo de Vida, cuando los expertos nos reunimos lo primero que vimos es que el alcohol está totalmente culturalizado. Un niño de 12 años va a comprar alcohol para sus padres y ya consume, a los 15 consume cerveza, bebidas blancas etcétera con muchísima avidez.
Esto generando –según la Organización Panamericana de Salud- 500.000 muertes en las Américas, directas por alcohol. Las indirectas son inmedibles. Estoy hablando de: violencia familiar, femicidios, accidentes de tránsito; hablando de un contexto donde el alcohol termina generando muertes que no se pueden contabilizar.