Un grupo de seminaristas de la arquidiócesis de Buenos Aires partió el pasado miércoles en peregrinación del santuario de Nuestra Señora de Luján hasta Sumampa, Santiago del Estero, recordando y honrando el camino que realizó la Virgen de Sumampa y también el que debía realizar la patrona de los argentinos, antes de quedarse en la ciudad bonaerense.
Antes de partir, los peregrinos participaron de la misa en la basílica de Luján presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Jorge García Cuerva.
El prelado encomendó las intenciones de los peregrinos y también aquellas intenciones que llevan de las diferentes comunidades.
Haciendo una comparación entre las lecturas del día y el camino que emprenden los jóvenes, recordó que “esta peregrinación desde Luján a Sumampa, puede parecer un Goliat» y animó a los seminaristas a “caminar confiados en la Virgen y a llevar, como David llevó las piedras, cinco signos que los ayuden en esta iniciativa”.
El primero-dijo- la oración: “Recen, recen con sus palabras, recen mirando los paisajes, recen encontrándose con la gente, recen el rosario. Recen juntos, recen solos, pero en todo momento traten de tener un espíritu de oración que los acompañe”.
El segundo, la alegría: “Transmitan la alegría de la buena noticia de Jesús con sus gestos, con sus caras, con sus palabras”, animó monseñor García Cuerva.
El tercer signo -destacó- es la acción de gracias: “Den gracias a Dios por todas las cosas lindas que seguramente les va a pasar a lo largo de la peregrinación”.
En tanto-continuó- el cuarto signo es la fraternidad y el compañerismo entre ustedes. «Caminen como hermanos”, propuso.
El quinto signo -enfatizó- es llevar al pueblo. “Así como no caminan solos y van en grupo, lleven a nuestro pueblo. Lleven a nuestra gente. Lleven a nuestra Argentina, que tanto duele. Lleven rostros concretos. Lleven a los que sufren. Lleven a los que están pasándola mal. Lleven a los enfermos. Lleven a otros jóvenes que no le encuentran sentido a sus vidas”.
Finalmente, el arzobispo instó a los seminaristas a “confiar en Dios, para quien no hay nada imposible”.
“Estoy seguro que así como David con sus cinco piedras finalmente derrotó a Goliat, ustedes con la oración, ustedes con la alegría, ustedes con el compañerismo y la fraternidad, ustedes con la acción de gracias, ustedes con los rostros concretos y las intenciones de nuestro pueblo, van a llegar a Sumampa”, concluyó.
En 1630 una carreta se dirigía con dos imágenes de la Virgen desde Buenos Aires a Sumampa, Santiago del Estero. En este viaje fue que ocurrió el milagro en el que una de esas imágenes quiso quedarse junto al río Luján y a la que hoy conocemos como “Virgen de Luján”
La carreta continuo su camino con la otra imagen, que llego a Sumampa y a la que también se le erigió un santuario bajo la advocación de “Virgen de la consolación de Sumampa”.
En esta peregrinación misionera recorreremos, como hace casi 400 años, este camino uniendo el Santuario de Luján con el de Sumampa.
«Queremos ir junto a la Virgen de Luján, caminando con ella y dejándonos encontrar por ella. Esa presencia, que es cercanía y consuelo, la iremos testimoniando en cada pueblo por donde pasemos. No solo queremos llegar, sino que en el camino queremos anunciar el Evangelio. Así, en esta peregrinación misionera iremos recogiendo para el corazón de nuestra Madre las intenciones y los rostros de nuestros hermanos encontrados en el camino», destacaron en el sitio web oficial de la peregrinación.