Este fin de semana se llevó a cabo el evento tributo a Cacho Acuña, folklorista local de gran trayectoria, que tuvo su gran noche en Rivas, el pueblo que lo vio nacer como cantante y guitarrista.
Conducida por Carlos Urriza, la actividad se desarrolló con el club lleno y la presencia de una gran cantidad de artistas amigos que fueron pasando por el escenario a lo largo de la noche, en un evento que tuvo momentos muy emotivos, llenos de recuerdos.
La organización estuvo a cargo de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, junto a la Comisión del Club, que ofreció un excelente servicio de cantina..
El Intendente Alejandro Federico destacó la importancia de Cacho para la música suipachense, y le entregó una copia del decreto que declara de interés municipal la velada, junto a otros presentes.
UNA VIDA DEDICADA A LA MÚSICA
Cacho Acuña cantó desde chico. Llegó a Rivas a los 12 años y ahí conoció a Raúl Salvatierra, quien lo acompañó con la guitarra en sus inicios, cuando comenzaba a cantar.
A los 20 años su voz ya sonaba en serenatas y cumpleaños, pero todavía no tocaba la guitarra. Eso llegaría después, cuando ya tenía 24. Sus inicios pulsando las seis cuerdas fueron como autodidacta.
Después conoció a Alfredo Gallardi, quien había venido a trabajar al Destacamento Policial del pueblo. Gallardi preguntó si en el pueblo había algún cantor, y enseguida le hablaron de Cacho.
Con él formarían “Los Riveños”, allá por el año 1960, sumando a Raúl, y Juan y Diego Acosta. Rolo Troielli se incorporó con el bombo cuando Juan Acosta se fue a la colimba.
En el año 1964, Alfredo Gallardi se retiró para formar dúo con Carlos Lobos.
Siguieron los 4 que quedaban. Los acompañaba el Gallo Celín con el bandoneón.
Después de varios años, con la ida de Diego Acosta, y la incorporación de Jorge Patalagoity, empezaría una nueva etapa para los riveños; Ahora, con esta formación: Juan Acosta, Jorge Patalagoity, Raúl Salvatierra y Cacho.
La formación que los acompañaría hasta la disolución del grupo se conformó cuando se fue Juan Acosta, y siguieron los otros 3. Así tocaron hasta el año 1977. El grupo pasó por diversas peñas y festivales, siempre fiel a su estilo.
Tras el final de Los Riveños, Cacho también encaró un cambio de trabajo, y de aire. Así, un año después, en 1978, se mudó a Suipacha.
Ahí empieza su etapa solista, cantando en peñas y bailes. Para ese entonces era amigo de Carlitos Campos, que integraba los “Cantores del Amanecer”. Un día, los Cantores lo fueron a buscar para tocar con ellos.
Por supuesto que en ese momento Cacho no lo sabía, pero aquella invitación marcaría el principio de un largo camino. Al año siguiente, Carlitos Campo abandonaba el grupo. Corría el año 1979, y “Los Cantores del Amanecer” se estaba convirtiendo en el trío que serían hasta el último día que tocaron juntos. Tres nombres que estarían ligados para siempre al folklore de Suipacha y la zona: Cacho Acuña, Oscar Scapino y Juan Carlos García.
Así, “Los Cantores del Amanecer” empezaban una trayectoria de décadas, acumulando experiencias, anécdotas, y el reconocimiento del público. Tocaron en festivales internacionales, en Carmen de Areco, en peñas importantes de Capital, en el Pre Cosquín siendo parte del Martín Fierro de Jáuregui, un centro tradicionalista muy importante, entre tantos otros lugares.
Por aquellos tiempos se incorporó el Chango Maldonado con el acordeón. Juntos recorrieron la zona de Luján, Mercedes, Junín, y 25 de Mayo.
Había mucho folclore, y mucho trabajo. Pero nunca perdieron algo que siempre estuvo en la esencia del grupo: Las juntadas de amigos. Zulma Roldán con el bandoneón, Héctor Claudel con la guitarra, el “Choco” Correa, Don Ugo Pereira, Cuqui Serrano, Juan Aldabe… Nombres que ya están asentados con letra firme y clara en la historia de la música local.
La familia de Cacho, que fue creciendo a la par de su carrera como artista, también lo acompañó. Cuando Agustín Acuña, su nieto, se inició a tocar, empezaron a salir a los escenarios junto a él y Male.
Y el aire joven abrió nuevas puertas. Así, grabaron juntos en Chivilcoy su CD “El sueño del abuelo”. También juntos cantaron en varias peñas de Suipacha y en la zona.
Cuando, hace unos años, el Chango se fue de los Cantores, se incorporó Agustín con su acordeón.
El 7 de Abril del año 2016, el grupo sufrió una pérdida muy grande, cuando se apagó Oscar Scapino. Pero los Cantores siguieron, tocando con Juan Carlos y Agustín.
Tiempo después, empezaron a preparar el homenaje a Oscar. Así, en el 2018 grabaron un CD con un repertorio dedicado a la memoria de Oscar Scapino. La placa se llamó “Un abrazo al Cielo”.
El grupo seguiría tocando con esa conformación durante los siguientes años.
Enntrando al año 2020, se registra la última actuación de Los Cantores del Amanecer, en el Club Colegiales.
Pandemia de por medio, dejaron de verse con Juan Carlos García, cuya su voz se apagaría en el mes de mayo de ese año.
Así terminaba la historia de Los Cantores del Amanecer, aunque no su música, que sigue deslumbrándonos a través del material de estudio que llegaron a grabar, y a muchas cintas más caseras que registraron su paso por programas de radio y eventos, capturando la esencia de un grupo inolvidable.
Hoy, Cacho sigue tocando con Agustín y el Chango, haciendo música, como él dice: “Hasta que Dios diga basta, cuando se acabe el último cantor del amanecer”