Frente a un contexto de déficit hídrico y elevadas temperaturas, desde el INTA destacan la importancia de ubicar los cultivos de manera estratégica para tener sombra e intercaladas con plantas que fomentan la aparición de insectos benéficos. El rol de las hojas secas para conservar la humedad y de las plantas insectario y ornamentales, así como de los insecticidas botánicos para controlar plagas.
La primavera verano es la época ideal para la huerta por la disponibilidad de luz solar y cálidas temperaturas que benefician el desarrollo de hortalizas y frutos. Sin embargo, en un contexto de déficit hídrico y temperaturas media por encima de lo normal es necesario considerar algunas pautas de manejo específicas. Desde el INTA comparten una serie de consejos para evitar estrés por calor o salinidad.
De acuerdo con Mariel Mitidieri –especialista del INTA San Pedro, Buenos Aires–, es “clave” planificar acciones para evitar el estrés en la huerta de primavera verano, provocado por las altas temperaturas o el riego con agua de mala calidad.
“En años de escasez de lluvias, las hortalizas que crecen en la huerta en primavera verano presentan algunos síntomas particulares”, indicó la investigadora. En esta línea, especificó que “en muchas localidades, el agua de pozo tiene un contenido de sales demasiado alto y su uso puede ocasionar deficiencias nutricionales o lesiones que se muestran como amarillamientos o necrosis de los bordes de las hojas”.
Para controlar la sanidad de los cultivos, con un mínimo uso de insumos de síntesis química o de origen natural, Mitidieri recomendó “diseñar la huerta de manera que las plantas sufran lo menos posible, favorecer la aparición de insectos benéficos, y, además, realizar algunas tareas que prevengan la transmisión de inóculo de temporadas anteriores”.
En este sentido, agregó: “Cuando las plantas están demasiado expuestas al sol o en ambientes de mucho calor se genera un ambiente con temperaturas altas para los cultivos. Este tipo de estrés, a menudo, tiene como consecuencia la aparición de ácaros que atacan a las plantas estresadas o cuyas poblaciones aumentan con el calor”.
Para evitarlo, la especialista recomendó “evadir la cercanía a paredes donde, además, puede haber condiciones de suelo demasiado alcalino, intercalar plantas que sombreen sin generar competencia por la luz”. Además, destacó la importancia de “cubrir la tierra o las macetas con restos de hojas o pasto para que no se caliente demasiado, esto además sirve para mantener la humedad y aportar materia orgánica al suelo”.
En cuanto a la aparición de plagas, Beatriz Díaz –investigadora de INTA Concordia, Entre Ríos– aconsejó “instalar plantas insectario que proporcionen alimento y refugios a los enemigos naturales y alojen polinizadores que nos ayuden a mejorar el cuaje”.
La incorporación de “plantas insectario” en los sistemas productivos hortícolas tiene como principal objetivo el aporte de recursos alimenticios para los enemigos naturales de las plagas, promoviendo así el servicio de regulación natural de las mismas.
Para esto, Díaz recomendó incorporar la variedad Glandularia Alba INTA, de gran potencial como plantas insectario al proveer recursos a depredadores generalistas, y de Mercadonia Guaraní Amarilla INTA a parasitoides asociados a plagas hortícolas, mostrando un desempeño igual o superior que la especie exótica Lobularia marítima (aliso).
Por su parte, los cultivos de servicio, como el por trigo sarraceno, también pueden ser usados con el mismo propósito. Además, se evidenció un incremento en la productividad del cultivo debido a los recursos que aportó esta franja floral a los polinizadores del cultivo. Algunas plantas como los tajetes son muy apetecidos por las arañuelas y retrasan el ataque de esta plaga al cultivo.
Además, para evitar el contagio de las plantas con hongos es importante, al cosechar, retirar los tejidos enfermos; por ejemplo. las hojas de acelga con síntomas de viruela o las hojas con oídio. “Si vamos a usar cañas o cintas para tutorar recicladas del año anterior es importante desinfectarlas para no transmitir plagas y enfermedades de los cultivos viejos a los nuevos”, detalló Mitidieri.
“Si el suelo está contaminado con nematodos se pueden realizar una biosolarización que consiste en aportar restos de crucíferas, hojas de sorgo, maíz, etc. Luego de incorporarlas al suelo, se debe regar y tapar con un polietileno unos 15 días en verano para eliminar patógenos y malezas”, agregó.
Insecticidas botánicos: aromas que espantan
Algunos extractos vegetales y aceites esenciales pueden utilizarse como plaguicidas debido a su bajo riesgo y menor efecto nocivo para el humano, tanto en cultivos a campo como aquellos bajo cubierta. Así lo aseguró Según Jorge Castresana –investigador de INTA Concordia, Entre Ríos– quien, además agregó: “Estos aceites presentan en su composición, fundamentalmente, monoterpenos, los cuales representan el 90 % de las mezclas y sesquiterpenos que caracterizan el aroma y determinan la bioactividad, propias de la planta origen”.
Asimismo, cabe destacar que la variedad de compuestos que contienen estos extractos o aceites esenciales presentan múltiples modos de acción como antialimentario, inhibidores de la muda, inhibidores de la respiración, inhibidores de la ovoposición, ovicidas, disuasivos, atractivos y repelentes y reducción del desarrollo de la resistencia.
Dentro de los insecticidas botánicos, el más utilizado actualmente es el aceite de neem (Azaradichta indica) o el extracto de ajo (Allium sativum). En tanto, está el aceite de Allium sativum o el extracto de paraíso resultó eficiente para control de pulgones y moscas blancas.
“Para poder tener un mejor control es necesario aplicar de manera regular y a la tardecita. Cada aplicación debe estar fundamentada por un monitoreo que justifique la necesidad de eliminar alguna plaga que esté ejerciendo un daño realmente significativo al cultivo”, especificó Mitidieri.
El extracto de ajo resulta efectivo para reducir el daño de algunas enfermedades foliares como la roya del Hemerocallis, la viruela de la acelga, podredumbres por Fusarium que afecta a las raíces de batata, podredumbres en cítricos como Geotrichum y Penicillium, podredumbre morena en duraznero. También redujo el daño de ácaros presentes en ruelia.
El extracto de Melaleuca alternifolia también puede ser utilizado para controlar enfermedades foliares como el oídio. Un complemento a estos productos de origen botánico es el bicarbonato de sodio y potasio pero debe ser usado para prevenir enfermedades y en dosis no mayores a 100 gr/hl porque pueden dañar las hojas.