En el 45° aniversario de la fundación de la diócesis de Quilmes, el obispo, monseñor Carlos José Tissera, junto con el obispo electo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni, peregrinaron a Luján para poner a los pies de la Virgen las intenciones de la diócesis de Quilmes.
El lema que iluminó esta 43ª peregrinación diocesana -por segundo año de manera virtual a causa de la pandemia- fue: “A vos, María, confiamos la salud y la vida de nuestro pueblo”.
En su homilía, el monseñor Tissera recordó al Siervo de Dios y primer obispo de Quilmes, monseñor Jorge Novak, en el 45º aniversario de su ordenación episcopal: “Como lo hiciera el padre obispo Novak en los tiempos tenebrosos de la dictadura militar o en años de grandes crisis económicas que causaban el hambre del pueblo, acudiendo a los pies de la Virgencita de Luján, también nosotros venimos implorando la salud, el pan, el trabajo y la paz para nuestro pueblo argentino”.
También presentó a la Virgen de Luján a monseñor Margni, obispo electo de Avellaneda-Lanús, que el viernes 24 iniciará su ministerio episcopal en la Iglesia hermana y vecina de Quilmes. «Te damos gracias Virgen santa por el regalo de su vida (recientemente cumplió 50 años), y por el regalo de su ministerio sacerdotal desempeñado en varias parroquias de nuestra diócesis».
Monseñor Tissera también pidió “por tantas familias que viven las consecuencias dolorosas y tristes de la pandemia, agravadas por una realidad de pobreza de varios años, necesitados urgentemente de la creación de fuentes de trabajo. Queremos dar gracias porque seguimos fortaleciendo nuestro sistema de vida democrático, luchando por una patria más justa, menos desigual, con más oportunidades, y trabajando por una recuperación socioeconómica en la que nadie quede excluido. Traemos a los pies de la Virgen a tantas hermanas y tantos hermanos que durante la larga pandemia han estado y están al servicio de todos, cada uno en su campo y especialidad, en el aspecto sanitario, en lo alimentario, en la seguridad, y procurando la participación de todos en la defensa de los derechos elementales de la persona humana», enumeró.
Además, el obispo de Quilmes hizo una invitación a transitar un camino sinodal, en lugar del acontecimiento que suponía el III Sínodo de la Diocesis: “Después de escuchar a la Comisión que desde el comienzo viene animando la preparación del Sínodo, a los sacerdotes y a las mismas comunidades de nuestra diócesis, he decidido suspender y dejar sin efecto la convocatoria a nuestro III Sínodo diocesano».
En cambio, invitó a toda la diócesis a entrar en un «camino sinodal», «en una dinámica de comunión y participación que, con sus propios medios y herramientas, nos permita seguir haciendo camino juntos como pueblo de Dios». «No quisiéramos que, en medio de las dificultades y angustias de este tiempo, nuestro Sínodo termine siendo una reunión vacía, una formalidad sin raíces en la vida concreta de nuestras comunidades, un acontecimiento sin proyección ni futuro. Porque creemos en la sinodalidad, porque creemos que Jesús nos ha convocado y reunido para caminar en comunión y en comunión ser hoy, en medio de nuestro pueblo, testimonio de su buena noticia, damos ahora este paso», explicó.
Durante la misa, monseñor Tissera obsequió un báculo a monseñor Margni, en nombre de la diócesis de Quilmes, para su nueva misión episcopal. Monseñor Margni agradeció profundamente el gesto y pidió a la Virgen de Luján que lo guíe en este nuevo servicio.