En un mensaje tras la 117º Asamblea Plenaria, la Conferencia Episcopal Argentina exhortó a los candidatos a las próximas elecciones presidenciales a escuchar los pedidos “dramáticos” de trabajo y educación, reclamó plataformas con propuestas concretas y campañas “austeras” y “transparentes”, llamó a construir entre todos un país “más justo y solidario, sin excluidos” y que la Virgen de Luján, patrona de la Argentina, custodie nuestra esperanza.
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) exhortó a los candidatos a las próximas elecciones presidenciales a escuchar los pedidos “dramáticos” de trabajo y educación, reclamó plataformas con propuestas concretas y campañas “austeras” y “transparentes”, y llamó a construir entre todos «un país más justo y solidario, sin excluidos”.
El mensaje con el título “Con esperanza, educación y trabajo, artesanos de una nueva Argentina», fue difundido tras la 117ª Asamblea Plenaria de la CEA, que desde el lunes reunió a un centenar de obispos en la casa de ejercicios El Cenáculo La Montonera, de Pilar.
“En una realidad que nos golpea y nos duele por su pobreza creciente, no queremos perder la esperanza de salir adelante, asumiendo el desafío de pasar de la cultura de la voracidad y el descarte, a la cultura del cuidado de toda vida y de nuestra Casa común, de la fraternidad y de la hospitalidad”, subrayó el Episcopado.
“Como obispos presentes a lo largo y ancho de nuestro país, escuchamos el dramático pedido de trabajo. Junto a la educación, constituyen los ejes más importantes de la cuestión social. Estamos convencidos de que debe superarse para siempre la lógica de la dádiva, de la especulación financiera, y del enriquecimiento a costa de los otros”, agregó.
Los obispos pidieron a los candidatos que “presenten propuestas concretas a los ciudadanos en sus plataformas electorales; y a la vez, que las campañas sean austeras, con gastos transparentes”.
“En el camino cuaresmal hacia la Pascua, que Jesucristo, Señor de la historia, nos ayude a construir entre todos un país más justo y solidario, sin excluidos, donde nos descubramos verdaderamente hermanos, donde volvamos a creer que es posible una Argentina grande para todos”, concluyeron.
Texto del mensaje:
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios
Mateo 5, 6.9
Queridos hermanos:
Como parte de este pueblo que quiere ser protagonista de un nuevo tiempo, los obispos argentinos compartimos con ustedes algunas reflexiones en este año electoral.
“Votar es hacer y construir nuestra propia historia argentina y provincial. Es poner el hombro para que como pueblo no se nos considere solamente en las urnas, sino el gran protagonista y actor en la reconstrucción de la Patria.” (Monseñor Enrique Angelelli, obispo mártir de La Rioja, 25 de febrero de 1973).
La nobleza de la vocación política pide a los dirigentes la responsabilidad de colaborar para que el pueblo, que es soberano, sea artesano de su historia. Necesitamos políticos que nos ayuden a mirar más allá de la coyuntura, y que nos propongan caminos auténticos de amistad social.
En una realidad que nos golpea y nos duele por su pobreza creciente, no queremos perder la esperanza de salir adelante, asumiendo el desafío de pasar de la cultura de la voracidad y el descarte, a la cultura del cuidado de toda vida y de nuestra Casa común, de la fraternidad y de la hospitalidad.
Como obispos presentes a lo largo y ancho de nuestro país, escuchamos el dramático pedido de trabajo. Junto a la educación, constituyen los ejes más importantes de la cuestión social. Estamos convencidos de que debe superarse para siempre la lógica de la dádiva, de la especulación financiera, y del enriquecimiento a costa de los otros.
Pedimos a los candidatos que presenten propuestas concretas a los ciudadanos en sus plataformas electorales; y a la vez, que las campañas sean austeras, con gastos transparentes.
En el camino cuaresmal hacia la Pascua, que Jesucristo, Señor de la historia, nos ayude a construir entre todos un país más justo y solidario, sin excluidos, donde nos descubramos verdaderamente hermanos, donde volvamos a creer que es posible una Argentina grande para todos.
Y que la Virgen de Luján, patrona de la Argentina, custodie nuestra esperanza.