Más de 400 servidores que colaborarán en los puestos sanitarios y de apoyo durante la 44ª Peregrinación a Luján. El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli, en el día de los Santos Ángeles Custodios les dijo: “Ustedes son ángeles de la guarda, que están en el camino y ofrecen sus servicios para que nuestro pueblo pueda llegar a destino”
Con el lema “Madre, danos fuerza para unirnos como hermanos”, el sábado 6 y el domingo 7 de octubre se realizará la 44ª Peregrinación juvenil a pie a la basílica Nuestra Señora de Luján. En la tarde de ayer, martes 2 de octubre, se realizó la misa por los servidores que colaborarán en los puestos sanitarios y de apoyo.
Más de 400 voluntarios, miembros de la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular, a cargo de la organización, participaron de la misa en el santuario San Cayetano del barrio porteño de Liniers presidida por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli.
Durante su homilía, el cardenal Poli expresó: “Si uno quiere explicar por qué tantos jóvenes, tantos chicos y chicas, tantos hombres y mujeres se están preparando estos días para la peregrinación, ¿Quién los convoca? ¿Qué motivaciones tienen?,
“Hay mucha gente que, en los medios, estos días, trata de explicar la peregrinación multitudinaria, explicándola solamente desde la situación social. Dan razones muy humanas, muy sociológico o psicológico”, reflexionó, pero consideró que pierden de vista la mirada de la fe: “Los pies de los peregrinos son movidos por la Virgen».
«El corazón de los peregrinos está puesto en Dios y de la mano de la Virgen”, sostuvo, y esbozó una oportuna explicación de la peregrinación: “Es una manifestación de fe. Es un acto de amor de fe de nuestro pueblo”.
Sobre el lema elegido este año, el purpurado porteño expresó: “Hoy ni en la sociedad, ni en nuestra vida cotidiana, nos reconocemos como hermanos. Tratamos de explicar como una grieta, divisiones políticas, pensamientos e ideologías, pero dejamos de lado que compartimos una tierra común, raíces comunes profundas, y una misma fe”.
Asimismo, expresó que todos los argentinos, al compartir los mismos problemas, «nos convertimos en una familia, y es esto lo que trata de expresar el lema».
“Acudimos a la Madre porque ella nos da fuerza para unirnos”, pidió el cardenal Poli, antes de agradecer a Dios, “por tanta gente como ustedes”, que está al servicio de la peregrinación. Y rezó por los que por distintas circunstancias no pueden acudir a la peregrinación: “Con ustedes también peregrinan los enfermos, los abuelos, los que están en la cárcel, los que están postrados, los que tienen que trabajar…”, enumeró.
En el día de los Santos Ángeles Custodios, el arzobispo les dijo a los servidores: “Ustedes vendrían a ser como ángeles de la guarda, que están en el camino y ofrecen sus servicios para que nuestro pueblo pueda llegar a destino”. Recordó a la Beata Mama Antula, símbolo del santuario de San Cayetano, que además fue “peregrina por excelencia”, habiendo recorrido todo el país a pie, fundando tantas casas de ejercicios espirituales y ayudando a los pobres. “Ella nos acompaña hasta Luján, porque conoce de la peregrinación, conoce de los caminos”, indicó.
“Todos somos peregrinos, porque la vida es un préstamo sagrado y al final del camino la vamos a tener que entregar todos. La vida es una peregrinación. Y cada vez que peregrinamos, cada vez que nos sumamos a una peregrinación, confirmarnos nuestra fe, nuestra razón de ser cristianos, porque lo seguimos a Jesús: el peregrino,” sostuvo.
“Él es el que va adelante, Él es el que inspira, el que levanta a los caídos, el que exhorta, el que consuela, el que perdona. Es el que sabe. Jesús es el que nos acompaña en el camino. Y Él es el que devuelve las gauchadas que ustedes van a hacer”, continuó.
Al concluir sus palabras, pidió a la Virgen la gracia de recordar “que somos hermanos”, y poder demostrarlo a través del servicio, “porque tratar a un peregrino, a una peregrina, como hermanos, es una delicadeza especial. Es un trato humano. No somos extraños, nos conocemos”. Se refirió a quienes van caminando y no participan particularmente de las actividades de la Iglesia: “A ellos los atrae la Virgen, hicieron una promesa. Ustedes. como testigos de la fe, deben decirles: esta es la Iglesia que te espera, es la Iglesia servidora”.
“Ustedes son el signo de la providencia en este tiempo”, manifestó, y los invitó a tomar de la Eucaristía lo que necesitan para el servicio, del mismo modo como cada peregrino precisa “del pan y el vino, que se consagran en el cuerpo y la sangre de Jesús, para seguir caminando”. Al finalizar, el cardenal bendijo las manos de los servidores presentes.