Una vez más, las fuerzas de seguridad toman protagonismo. Y en esta ocasión no precisamente por el servicio a la comunidad sino por el abuso de autoridad y la persecución ideológica hacia una militante de los derechos humanos feministas. En torno a la preparación de la Marcha #NiUnaMenos, fue retenida Natalia Pérez argumentando «búsqueda de paradero activa» como si estuviese fugada de la justicia. Una vergüenza para el Estado de Derecho ya suficientemente amenazado.
Hoy a las 14.40 en nuestra ciudad, detienen un automóvil que se dirigía a realizar una actividad por el #NiUnaMenos y les solicitaron documentación. Ella no manejaba el vehículo. Y este cronista no recuerda en qué ley se encuentra que se le pida documentación a todo el pasaje sin mínima sospecha de ilícito. Y en pleno estado de derecho no es obligatoria la portación de documentación. De todos modos, sin resistencia, entregaron los DNI correspondientes. Al verificarla le comunicaron que «tenía búsqueda de paradero activa«, como si estuviese fugada de la justicia. En esa retención, la llevaron al hospital de Luján en móvil policial para realizarle el «precario médico» (eso bien hecho certifica la condición física antes de ingresar a la comisaría por posibles abusos en el destacamento) y luego fue llevada a tomar declaración a la comisaría 2 de Jáuregui desde donde era el control policial realizado.
Allí le informan de una causa del 2002 cuando ella tenía ¡catorce años! en la localidad de Florencio Varela (lugar que no tiene familiares ni conoció hasta el año pasado). «Claramente es una causa armada que buscan amedrentar«. Recordemos que Natalia es activa militante de la Defensoría de Género, siempre expuesta a causas que tienen a la policía y a funcionarios de seguridad municipal como foco debido a las tantas vulneraciones de derechos hacia la colectiva de mujeres, lesbianas, trans y travestis de Luján.
Así las cosas, y para cerrar el «trámite» tiene que dirigirse a Florencio Varela a realizar una exposición y así «cierran la causa de hace 16 años. Increíble, pero real. Marca de un clima de época.