Ateneo Raúl Alfonsín: «Renovar el compromiso radical»

El 30 de octubre de 1983 se produjo una de las gestas más importantes de la Argentina moderna: millones de ciudadanos concurrieron a las urnas, a votar democráticamente, con la inquebrantable voluntad de dejar atrás para siempre la larga noche de la dictadura.

Raúl Alfonsín fue quien mejor encarnó los sueños y las esperanzas de los argentinos. Más de la mitad de los votantes lo eligió como nuevo Presidente de la República. Y la celebración de la democracia recuperada fue de todos, sin distinciones de banderías partidarias.

 Se inició entonces este camino que hoy continuamos, aún a pesar de las curvas y los tropiezos. La vigencia de los derechos humanos, la defensa de las libertades individuales, la búsqueda de la justicia social, la construcción de la igualdad y el respeto a la división republicana de poderes son consignas definitivamente incorporadas, que sólo ponen en discusión los sectores más extremos y totalitarios de la vida política nacional.

No ha habido otra gesta ciudadana que nos haya convocado a los argentinos desde aquella liderada hace 41 años por Raúl Alfonsín. Ésa es, quizás, una explicación para la sucesión de frustraciones que hemos sufrido desde entonces. Y también para entender cómo han sido posibles los periódicos retrocesos.

Se impone hoy volver a construir una fuerza que promueva y protagonice una épica como la de 1983. En especial en estos tiempos grises, es necesario fortalecer una opción que con firmeza, sin dudas, defienda aquellas causas históricas que, más que radicales, son de la gran mayoría de argentinos: la educación y la salud públicas gratuitas, de calidad y para todos; la integridad del patrimonio público; la protección de los sectores más vulnerables, como los jubilados; y la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. No hay hoy –no hubo nunca– otro lugar que ése para la Unión Cívica Radical.

En Luján, en particular, en las recientes elecciones internas casi la mitad de los afiliados eligió la consolidación de un radicalismo fuerte, autónomo frente a las influencias de otras fuerzas políticas, que abandone el seguidismo de liderazgos ajenos a nuestro pensamiento, abierto al debate y la participación, capaz de promover la formación de nuevos dirigentes, y que alce la voz frente a los despropósitos de los gobiernos municipal, provincial y nacional.

Además de agradecer a quienes nos acompañaron con su voto, en este aniversario del 30 de octubre de 1983 ratificamos a esos correligionarios nuestro compromiso de construir esa UCR que anhelamos. No dejaremos de trabajar por ello. Porque nos lo exige nuestra historia, pero fundamentalmente porque es nuestro deber con el futuro.