Un artículo de «Luchemos Por La Vida».
El hecho sucedió el sábado por la mañana, en la esquina de la Av. 7 y Calle 49, en el centro de la ciudad de La Plata. Maximiliano (41) chocó con su Clio con tal violencia el lado del acompañante del Nissan en el que viajaban Ana Carolina (41) y su pareja Juan Manuel (42), que, por la fuerza del impacto, después de matar a la joven, casi voló desplazándose su coche contra la esquina de la avenida, estrellándose contra un poste que salvó la vida de media docena de personas que estaban esperando el colectivo allí.
Uno se pregunta: ¿Qué lleva a un conductor a circular enloquecido por una avenida, sin respetar semáforos, en una mañana de sábado?: ¿Tal vez una urgencia de vida o muerte? ¿Tal vez su gusto por la velocidad y la creencia de que él controlaba toda la situación? ¿Que los demás no importan? ¿Que las normas de tránsito sobre velocidad y semáforos son para los otros? Resulta difícil pensar que este abogado nunca había hecho esto antes.
¿Qué hace el Estado para frenar a estos desenfrenados en el tránsito, para que no lleguen a matar? Tal vez, mayores controles, sanciones más severas y cursos de reeducación, o hasta la prisión por un Delito contra la Seguridad Vial, podrían haber evitado que esta joven médica ya no esté entre los suyos.