Por Edgardo Miller –
Según el significado epistemológico de Sui Generis, se refiere a cosas de “su mismo género”. A esa cadena genética formada por músicos de vocación revelada desde la infancia, pertenece Alejandro Correa quien fuera el primer bajista de Sui Generis desde el momento fundacional al que fue convocado por el hoy rey del rock argentino, Charly García. Fue un privilegio, por tanto, que Correa nos acompañara a descorrer el velo del tiempo para evocar los inicios de lo que llegó a ser el dúo acústico más importante y popular en la historia del Rock nacional.
Correa es una suerte de enciclopedia de los orígenes del rock que intento rescatar. Este músico argentino de vastísima trayectoria, tiene la particularidad de haber sido el primer bajista del Grupo Sui Géneris surgido de la fusión de dos bandas acústicas juveniles, que se hacían escuchar en los colegios de Caballito. Mientras cursaba la escuela secundaria, Charly García conoció a Carlos Alberto Mestre, «Nito». Junto a él y a Carlos Piegari, Beto Rodríguez, Juan Belia y fue ahí donde Alejandro Correa formó parte de Sui Generis, que, tras sufrir varias deserciones por diversos motivos (y en vísperas de un recital), quedó convertido en un dúo.
Pero nadie mejor que el propio Alejandro Correa para que nos narre su visión sobre este acontecimiento que marcó un hito en la historia del rock argentino.
Hay una historia muy linda de cómo vos conociste con Charly García…
Nosotros hicimos el Secundario juntos -confirmó Correa- no solamente con Charly, también con Nito Mestre y otros que al final fuimos los cuatro primeros en empezar con esta historia que después continuaron ellos dos. Terminó siendo por las cosas del destino un dúo, pero no era la idea que había en los años de Secundario. Somos promoción del ’69, y de ahí surge el asunto del dúo que luego triunfa-apunta Alejandro-. No sé qué hubiera pasado con el Grupo, pero era otra cosa. Ellos me llaman porque necesitaban bajo, batería, y estoy con ellos dos años más (años 73-74), pero ya como músico, porque ellos estaban instalados como dúo, no era el grupo de antes. Aparece Charly que había tomado la batuta de todo lo que se hacía ahí.
Cuando ustedes fundaron el Grupo eran cuatro.
Sí, porque fue una mezcla que se produjo; en realidad Beto Rodríguez que tocaba la batería, más Charly y yo armamos una especie de trío, y en algún momento nos juntamos con otro muchacho que se llamaba Juan, que no era del colegio, y por otro lado Piegari, Nito, y otros chicos tenían otro grupo. En algún momento cuando estábamos llegando a los últimos años de la Secundaria es donde se produce la juntada de seis. Cuando se termina el Secundaria se desintegra el sexteto, nos vamos yendo de a uno, por distintas razones. En mi caso porque necesitaba empezar a trabajar. Vos pensá que estamos hablando de principios del ’70.
El primer disco fue en el ’72.
Se graba en el ’72, pero no sé si alcanza a salir a fines de ese año principios del 73.
Un niño prodigio llamado Charly
¿Cómo era Charly como compañero, como estudiante, en contraste con el Charly famoso?
Era otra persona-afirma Alejandro-; después lo dejo de ver cuando eso se termina, pero él va cambiando, todos vamos cambiando, el era un tipo muy tímido, educado amable, no tenía mucho que ver con un personaje imponente como es el Charly que conocemos de ahora. No era así para nada.
¿Y Nito cómo era?
Siempre fue un tipo tranquilo, estuve no hace tanto con él y sigue siendo como antes.
¿Cuando estaban en la escuela llegaron a tocar juntos a algún show?
Varios. Tocábamos en todos los actos. Charly tenía formación musical más o menos importante para la época, y ninguno de los demás sabíamos muchas cosas, pero él era capaz de armar el conjunto. Entonces el grupo sonaba bien, sabía aprovechar lo que cada uno podía hacer mejor. Charly había sido una especie de “niño prodigio”. Esto es algo que a veces no se dice, tocaba piano desde los 4 años y tengo anécdotas de él, desde la primera vez que ve un piano y arranca a tocar. El padre de Charly era absolutamente agradable y nos enseñaba Matemáticas.; creo que él se da cuenta y lo ponen a estudiar.
Cuando conozco a Charly en el primer o segundo año con 13 ó 14 años de edad, yo tocaba la guitarra y sabía algunos acordes, porque en mi casa mis viejos tocaban y tenía alguna idea, y de pronto me encuentro con Charly que escuchaba cualquier cosa y enseguida la sacaba. Es decir, la distancia que había entre él y el resto era muy grande; después Charly cambia, pero en ese momento era así…
La mamá de Charly, Carmen García Moreno, estaba en los Medios, era muy buena Productora y aún vive…
Ella ganó dos “Martín Fierro”, lo último que supe de ella es que cuando empezó la epidemia de Covid, estaba en un Geriátrico que en su momento habían evacuado, pero por suerte no le pasó nada. Era una mamá joven; Charly y yo nacimos el mismo año. Charly es el mayor de los hermanos.
A propósito de esa primera etapa del Sui Generis, ¿vos intervenías en las composiciones también?
En la primera época el que escribía las letras era yo en inglés, incluso nuestra relación empieza por ese lado. El escribía música pero en ese momento estaba de moda las bandas en inglés (años 64 al 66), donde el gran hit es “La Balsa”.
Vos hablás de la época en que había llegado un conjunto sueco que era «The Con’s Combo», que se radicó en la Argentina a mediados de los Años 60’s . Creo que Connie Francis era el cantante, que tenía un arrastre impresionante, era un rubio pintón.
Sonaban bien ellos y tenían una diferencia porque ellos venían con las guitarras suecas Hagstrom, bastante buenas, en un momento tuve una. Y habían hecho pie en una casa que vendía esas guitarras hagstrom,; comparadas con las que se armaban acá que todavía eran muy rudimentarias; después no, ojo que ya se han hecho muy buenas guitarras eléctricas en la Argentina.
Los únicos que tenían un sonido así, eran los hermanos Fattoruso que venían de tocar jazz con su padre y tenían equipos buenos y experiencia. El mejor de nosotros que era Charly tenía una formación de tipo clásica. Yo había escuchado mucho tango y folclore, pero no había escuchado jazz . Todavía ese momento era una cosa muy lejana.
Volviendo a Sui Generis ¿grabaron alguna canción tuya?
Charly graba en algún momento en un disco que llama “Música del alma” un número que yo había escrito la música y Carlos había escrito la letra. Carlos escribía muy bien, había leído montón de autores y tenía una formación más completa que la nuestra. Yo podía escribir en inglés, por ejemplo. “Aprendizaje “y “Bienvenidos al tren”, son los dos temas que salen en un disco simple como anticipación del disco y la pegan.
Vos grabaste- en mi opinión-, el disco fundamental de la historia de Sui Generis, que es “Pequeñas anécdotas de las instituciones” en un momento muy álgido de la Argentina.
Ese disco no lo podíamos levantar, tuvo varios problemas con la censura y en ese momento la gente seguía con “Canción por mi muerte”, y a él le costaba… Cuando termina esa grabación es cuando yo hago mi despedida y viene Rinaldo (Rafanelli) a tocar el bajo y duran uno 8-9 meses más. Ellos cuentan que cada vez que Charly intenta poner un tema de “Instituciones”, primero era otro sonido, se empiezan a hacer arreglos, por ejemplo la mayoría de los temas de “instituciones” tienen arreglos, ya no era como al principio, incluso para que el bajo funcionase en relación al resto, no solamente un bajo común y silvestre, sino más pensado.
Ese disco tiene temas icónicos, como el caso de las aventuras del señor Tijeras que tiene que ver con Paulino Tato que era el censor y ejerció una censura despiadada en la radio también. He publicado en un libro Tomo II de “La Calle. Historia de Movileros”, la censura de un programa especial que hice con Gieco, los muchachos de Arco Iris, etc., un programón que fue censurado, y el censor no tuvo mejor idea que escribirlo en una planilla y ponerlo en la caja de la grabación, la pude conservar y publicar para que las nuevas generaciones vean cómo se vivía. Y este disco era muy cuestionado.
En ese momento el procedimiento era: los tipos tenían que mandar los textos de las letras por anticipación y ellos aprobaban o no, era seria la cosa, y cuando viene la contestación, había dos temas que habían dejado afuera que por supuesto Charly se encapricha, se enoja, pero no había manera.
“Juan represión”, es uno de los temas que queda afuera y el otro es “Botas locas”. El disco original los incluía, y nos pasa una cosa muy graciosa. En el ínterin que se termina de grabar el disco que yo me voy y aparece Rinaldo, el disco se detiene (principios del ’75), creo que graban dos canciones y después reeditaron el original con “Botas locas” y “Juan represión”, pero en aquel momento no pasaron.
Vos participaste también en “Confesiones de invierno”?
Yo en realidad empiezo ahí, cuando el segundo disco, porque el primero fue “Vida”. Ellos graban y un día me llama Charly y me dice de formar por lo menos un cuarteto porque le cuesta mucho el escenario con una guitarra y un pianista, y por lo menos tener un bajo y batería. Eso se tuvo que armar en una semana. Yo me conocía los temas porque los había seguido viendo, entonces tenemos cinco o seis salidas por fin de semana, lo que era y sigue siendo una barbaridad a lo que son los términos del mercado argentino de la música.
¿En cuál es que toca Alejandro Medina?
Medina toca en “Vida”, lo toca entero. Era muy difícil, no había nadie que tocara el piano como Charly, ellos se dan cuenta y cuando empiezan a grabar, los números que acompañan son los músicos de La Pesada, y el bajista es Medina, y Claudio (guitarra), etc. Eso se arma. Ellos no iban a salir a hacer los shows, y empiezan a rodar rápidamente el segundo disco; al mismo tiempo Charly quiere armar un grupo estable que no dependiera de ‘hoy podés, mañana no podés’ ahí es donde reaparezco yo . Entonces grabamos uno de los temas, por ejemplo “Aprendizaje” y “Bienvenidos al tren”, que estaban grabados de antes…
Y si hay una armónica es probable que León Gieco era el que estaba en “Bienvenidos al tren”. Gieco se había conseguido algunas armónicas con un sonido muy particular, afinadas en una tonalidad, parecido a lo que tenía Bob Dylan.
Hiciste “Confesiones de invierno”, “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”, un discazo, laburaste mucho con ellos ¿La relación se fue diluyendo y cómo está ahora, te ves con alguno, aparte de Nito?
A Charly lo vi más o menos tres años, y luego nunca más, a Nito lo reencontré, también lo había dejado de ver, pero en el 2009 se hicieron los 40 años que nosotros nos recibimos de Bachiller y los compañeros del colegio organizaron algo para juntarnos, ahí me encontré con Nito después de muchos años, a partir de ahí nos seguimos viendo un par de veces más y me invitó a tocar con él en unos shows. Después nos fuimos perdiendo. Con Charly no tuve más contacto, una lástima.
¿Y con Piegari?
Con Piegari sí. Había agarrado para otro lado, armó un Grupo que se llama “Avatar” y forma una especie de complejo que incluía una Academia, una Sala de ensayos y estudio de grabación. Entré a trabajar ahí, primero como Profesor y termino como en una especie de discográfica, porque él es muy emprendedor, aunque podía llegar a cansarse. Y nos hemos seguido viendo, el vivió durante muchos años en España, ha venido a la Argentina un par de veces, nos escribimos habitualmente. Con él fue con el que más me relacioné porque éramos muy parecidos y con él que me sentía identificado.
Tu historia es larga…
En ese intervalo entre el ‘69 y ‘73 que es cuando vuelvo, hago montón de cosas, participo como músico en el Primer Festival de la canción. Había conocido a una señora que escribía y musicalizaba. Yo estaba seguro que Sui Generis se iba para arriba, pero no lo pude esperar…
Está bien son decisiones de vida. Armé un recital en un teatro en Buenos Aires, recuerdo ese concierto por los años ’76 ó ’77 que fue Ripoll.
Éramos un trío, a Oscar lo conocí y empezamos a tocar los dos juntos , cantaba bien y tocaba muy bien la guitarra, después conseguimos a Horacio y armamos el trío vocal, luego armamos un grupo, pero el momento era horrible, fines del ’76. Ninguno de los tres nos dimos cuenta de que eso había que mantenerlo de alguna manera y ante el primer banquinazo, se abrió…
También estuviste como guitarrista y bajista de un sexteto llamado “Melodías de Hollywood” entre el ’81 y ’84.
Claro, pero ese era un grupo que hacia trabajos para fiestas. Lo que pude hacer con ellos fue muy importante porque trabaja mucho en el exterior y también en Cruceros. El cuarteto sonaba muy bien, y yo siempre tocaba el bajo básicamente, aunque a veces tocaba la guitarra. Y duró bastante.
Has tocado con tipos ‘mortales’ . ¿Según tu trayectoria tocaste con una cantante llamada Lona Warren?
Ya era una señora grande cuando la conocí, y en algún momento vi al que era el director de “Melodías de Hollywood”-Andrés -, que había armado un espectáculo en la bodega del café Tortoni donde estaban Lona Warren y Kike Viola.
Empiezo a trabajar con ellos y Andrés me llama un día también diciendo que “le falta el bajo”, y así me integro al Tortoni que era los jueves en la bodega que desapareció (por problemas de seguridad), después de la tragedia de Cromañón, porque el acceso era una escalera donde había que entrar de uno en fondo…No sé si te acordás por los años ’73-’74 los conciertos que se daban cada mañana del Opera y el Gran Rex…
Yo iba a esos conciertos y un día conocí a Ricardo Kleinman, yo era un pibe y le dije: Ricardo, usted es el hippie número uno, y me contestó: el hippie número uno sos vos, y yo me quedé enloquecido porque era un fanático…
En la presentación de “Confesiones de invierno”, donde hay algunos temas como “Rasguño en las piedras”, que tiene el apoyo de una orquesta, resulta que se vendieron todas las entradas y ellos siguieron entrando gente, estaban los pasillos del Opera que tiene capacidad para mil, y había gente que estaba con los codos sobre el borde del escenario. Esa imagen la recuerdo mucho y también que fumábamos ahí adentro, porque entonces se permitía eso…
Se hizo un concierto en el Ritz en el año ‘76, donde yo iba a presentar el súper show de la historia del Rock, y vino la Triple A, tiró bombas de gas lacrimógenas, y no se murió nadie de casualidad, porque rompieron todo el Ritz. El que manejaba todo era Pancho, con él que producimos el súper show, y las luces las hicieron Los Jaibas, no los podíamos encontrar, nos fuimos a buscarlos a la casona de Zarate una madrugada.
De Sui Generis recuerdo también la despedida, y con los años me fue gustando más que al principio. A Charly lo entrevisté varias veces y estuvo en un programa muy emblemático, después nos cruzamos en la calle y nos saludamos, luego le perdí el rastro porque me dediqué no a hacer precisamente programas de música.
Yo participé en un programa tuyo en Radio del Pueblo varias veces, y hasta he ido con alguna guitarra y canté algo ahí…
Sí, era “Audiencia música contemporánea”. Salía a las cero horas, y los domingos hacíamos edición especial de 23.30 a 01.00 a.m, en esa edición especial, mirá lo que son las vueltas de la vida, un día Esther- la mamá de Nito -, me trajo de regalo el Triple de “Mía”, y un domingo lo pasé completo. Imaginá que estaba la gente prendida, porque ese era un programa muy escuchado. Muy pocos músicos de rock no pasaron por “Audiencia”, que después con los años los encontré y entrevisté, como el caso de Raúl Porchetto, y el flaco Luis Spinetta. Tengo dos grabaciones de “Audiencia”, la del ’75 cuando vino el flaco Spinetta antes del recital, que ahora Ripoll me la pidió para ponerla en el Museo que hay en la biblioteca del Congreso.
¿Y ahora qué estás haciendo, Alejandro?
Ya desde hace unos 20 años me tuve que institucionalizar y empecé a ser profesor de música. Guitarra . Exactamente estoy en la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Entré un poco grande, es mi único problema, todavía no tengo años acumulados para jubilarme-, pero fue en el estado donde me empecé a estabilizar porque la vida del músico entre viajes, etc. andaba con dinero y pasaba seis meses y no había problemas, pero hay un momento en el que me cansé de eso, una vez crucé los 45 años, y se abrió la oportunidad de entrar a trabajar.
Estuve también en el Conservatorio de música de “General San Martín”, así que en los últimos años mi medio de vida ha sido cambiado de ser músico (a Profesor); – trabajé cuarenta y pico de años—; en el año ‘85 con dos conocidos armamos un trío de jazz , porque la verdad es que del rock me fui alejando y ese disco en su momento salió en cassette que era lo que se vendía; nunca se alcanzó a armar en vinilo. Se distribuyó a pesar de eso bien, pero en algún momento los tres empezamos a tener inconvenientes para poder mantenerlo por problemas de trabajo. Yo era el bajo y a la batería y la guitarra también les pasaba lo mismo. Alrededor del 2010 recibo la propuesta de alguien que me ofrece si estoy dispuesto a reeditar y sale ese disco en CD que no suena del todo. Cuando el disco sale nos piden hacer una presentación, hicimos un par y en algún momento se nos ocurre hacer otro disco con otras cosas que empezamos a hacer en 2019 y lo terminamos con los últimos toques en 2020; a partir de ahí venía la edición, pero vino la peste (el coronavirus), y todo se detuvo. Hay un disco grabado, hay que editarlo y publicarlo pero la parte musical está adentro.
Sos enciclopedia hablando de todos tus proyectos, un tipo muy talentoso.
Soy un laburante.
Siempre seguí mi profesión de periodista y hace ya 4 años volví con “Hora cero”, quería volver a poner “Audiencias”, pero comprendí que era etapa cumplida puse “Puro rock” y estoy haciendo una revisión con todos los músicos porque después se va a transformar en un libro que se llamará “El rock que yo viví”, con testimonios de toda la gente que por ahí no aparecen en los libros.
Aparte vos lo viviste y tenés autoridad.. Tenéme al tanto de tu libro…
Un músico pura vocación.
En la biografía de Alejandro Correa, nacido el 16 de mayo de 1951, consta su extensa trayectoria como músico de sesión en grabaciones, conciertos y shows en diferentes estilos y con distintas agrupaciones, algunas de ellas de renombre como el dúo «Sui Generis» con quienes ha grabado dos LP (‘Confesiones de invierno’ e ‘Instituciones’) Otras son su participación en el cuarteto de jazz «Impresiones» con quienes grabó en el año 1985 y con el sexteto «Melodía de Hollywood» desde sus inicios en 1981 hasta su disolución en 1994, realizando diversas giras por el exterior del país.
También es compositor y arreglador y en ese carácter dirigió el sexteto de la cantante y actriz brasileña Bibi Voguel. Alejandro ha codirigido y conducido las emisiones bisemanales del programa jazzístico «El Tren de las Seis y Cuarto» por Radio Jazz (FM CLÁSICA) durante 1991 y 1992.
Desde 1998 hasta 2010, integra, como bajista y compositor, el grupo de tango «Hora Cero», con quienes graba el CD «Libertango 2000» en 1999/2000, el CD «Revirado» en 2003/2004 y el CD «Latitud Sur» en 2009/2010, realizando durante estos años numerosas presentaciones.
En 2012 se integra como columnista al programa radial ‘La Lectora de Vinilo’ que se emitía, en ese entonces, por la radio AM 530 ‘La Voz de la Madres’.
También en 2012 y hasta diciembre de 2014 condujo el programa radial ‘Rock and Roll del Arrabal’ por la AM 750.
Actualmente continúa sus actividades docentes y profesionales, integrando en forma esporádica, diversas agrupaciones con este carácter.
Sui Generis fue un dúo argentino de rock formado por Charly García y Nito Mestre en 1969. Si bien a lo largo de su carrera contaron con músicos de apoyo, fue esa formación esencial la que determinó el estilo y arreglos de sus composiciones
Pie de Nota:
-Paulino Tato: Entre 1976 y 1983, en la Argentina se prohibieron centenares de películas y muchísimas otras sufrieron cortes por parte de la censura. El hombre clave de esa tarea fue Miguel Paulino Tato, un personaje con luces y sombras que a la vez permitió la existencia de un circuito semiclandestino de exhibición.
–Lona Warren- Cantante, compositora, periodista y mucho más que eso, Lona Warren ha dejado una profunda e imborrable impronta en la historia del jazz argentino. Lona fue una mujer que supo transitar un espacio dominado por los hombres y que logró atravesar, superar y correr los límites internos y externos para formarse profesionalmente, instalarse, permanecer y destacarse dentro del ambiente artístico y ser quien ella deseo ser.
– El bajo eléctrico, llamado sencillamente bajo,1 es un instrumento musical melódico de la familia de los cordófonos, similar en apariencia y construcción a la guitarra eléctrica pero con un cuerpo de mayores dimensiones, un mástil de mayor longitud y escala y, normalmente, cuatro cuerdas afinadas según la afinación estándar del contrabajo, su antecesor.23
Salió de la necesidad de producir los sonidos rítmicos graves con un instrumento más compacto, barato, fácil de producir y transportar que el contrabajo, que era el instrumento encargado de esta tarea en los años 40 y 50. Para esto, el bajo adoptó una forma bastante similar a la de la guitarra, aunque luego esto provocó que algunas personas confundieran estos dos instrumentos.
Con el objetivo de evitar un uso excesivo de líneas adicionales en el pentagrama, el bajo eléctrico ―al igual que el contrabajo― suena una octava más grave que las notas representadas en notación musical. Como la guitarra eléctrica, el bajo eléctrico necesita ser conectado a un amplificador para emitir sonidos.
Desde la década de 1950, el bajo eléctrico ha reemplazado progresivamente al contrabajo en la música popular como el instrumento de la sección rítmica que se ocupa de las líneas de bajo. Aunque estas varían notablemente en función del estilo de música, el bajista cumple una función similar con independencia del estilo de que se trate: establecer el marco armónico y marcar el tiempo o «pulso rítmico».5El bajo eléctrico se usa como instrumento de acompañamiento o como instrumento solista en prácticamente todos los estilos de música popular del mundo, incluyendo el blues, el flamenco, el jazz, el pop, el punk, el reggae y el rock.