La directora de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OMS, Dévora Kestel, señaló que por la pandemia de Covid-19 aumentó un «25% la gente con depresión y ansiedad» en el mundo y alertó sobre el impacto del «cambio climático en la salud mental» de los jóvenes «preocupados por un futuro incierto», antes de su participación en la 5° Cumbre Mundial de Salud Mental (GMHS, por sus siglas en inglés) que comienza mañana en Buenos Aires.
Bajo el lema “La salud mental en todas las políticas”, autoridades sanitarias y expertos de 30 países se darán cita mañana en Buenos Aires para participar durante dos días de la 5° Cumbre Mundial de Salud Mental, el primero de estos encuentros que se realiza en Latinoamérica y cuyo acto apertura será encabezado por el presidente Alberto Fernández junto al director de la OPS, Jarbas Barbosa.
Pero no sólo la pandemia tuvo impacto sobre los jóvenes, también lo tiene el cambio climático, sobre todo las implicaciones en la salud mental «cuando hablamos de inundaciones, terremotos o migraciones», advirtió.
El cambio climático genera en muchos jóvenes lo que en Europa se denomina «ecoansiedad», que significa la preocupación por un «futuro incierto».
Ante la «ecoansiedad», la especialista sostuvo que hay que «parar el cambio climático para limitar el daño» y no preguntarnos «qué hacemos con los jóvenes ansiosos».
En ese sentido, la experta explicó que si los servicios están centralizados en hospitales psiquiátricos «cuando hay una necesidad por un hecho vinculado al cambio climático, no hay servicios en la comunidad disponibles», y destacó la importancia de llevar a cabo una «desinstitucionalización» o cierre de instituciones (manicomios) que alojan a personas que atraviesan padecimientos psiquiátricos.
En Argentina, el 25 de noviembre de 2010, fue aprobada la Ley Nº 26.657 que supuso un cambio de paradigma en materia de salud mental en concordancia con los tratados internacionales y las exigencias de la OMS, en la medida en que implica pasar de un modelo «hospital céntrico», tutelar y de aislamiento, a otro basado en la atención en hospitales generales y una red integrada de dispositivos intermedios de base comunitaria (casas de medio camino y de convivencia, centros y hospitales de día, talleres y emprendimientos sociolaborales), la autonomía con apoyos y la inclusión social.
Desde la OMS, la «desinstitucionalización» que se «viene practicando desde hace más de 40 años en algunos países» es un concepto que se diferencia de la desmanicomialización, porque «nos preocupa que cualquier institución social o de salud que deposita personas por problemas de salud mental cambie, y no sólo los llamados manicomios», abundó la especialista.