Los neumáticos son el punto de contacto entre nuestro vehículo y el suelo. Para que todo marche bien es fundamental que se encuentren en buen estado y correctamente inflados. Es muy importante el chequeo periódico del buen estado de los neumáticos y la medición de la presión de aire es lo que más protegerá de tener problemas y asegurará buena adherencia y fricción.
Cuidados:
Inspeccionar visualmente a los neumáticos.
Un neumático gastado aumenta la posibilidad de sufrir un reventón o una pinchadura y se ve afectada su adherencia al suelo. La profundidad del dibujo de los neumáticos no debe ser inferior a 1,6 mm. pero ya por debajo de los 2 mm de profundidad aumenta el riesgo de perder fricción y eficacia al frenar, especialmente sobre pavimento mojado. Al gastarse el dibujo, el neumático pierde la posibilidad de evacuar el agua y se puede generar el aquaplanning, que es la pérdida de contacto de la rueda con el pavimento por la capa de agua que se forma entre ambos, con lo que se complica cualquier maniobra de frenado o cambio de dirección.
Puede ocurrir que un neumático esté más gastado de un lado que de otro, o en comparación con el del otro lado. En tal caso deberá revisar la presión de los mismos que puede estar variando por alguna pérdida de aire, o por problemas en la alineación, o en la amortiguación. Rote periódicamente las cubiertas. Cuide también que no tenga tajos o roturas centrales o laterales que dejen ver el tejido interno de la rueda. Si nota algo así deberá reemplazarlo.
Controlar la presión de los neumáticos.
La presión de aire debe medirse con los neumáticos fríos. Mida la presión con regularidad, como mínimo una vez al mes. Trate de utilizar el mismo aparato siempre. Use la cantidad de presión que le indica el fabricante. Hay que tener en cuenta que una presión inferior molesta la conducción, acorta la vida útil de las cubiertas y aumenta el consumo de combustible y una presión mayor a la debida, disminuye la adherencia al suelo y desgasta la cubierta en forma despareja.
Controlar la alineación de las ruedas.
Problemas en la misma pueden reflejarse en tironeos en la dirección y desgaste irregular de las cubiertas.
Cuando cambiar los neumáticos.
La vida media útil suele ser de unos 40.000 km a 60.000 km, sin embargo, esto dependerá del tipo de carreteras y del modo de conducción. Depende del tipo elegido, el uso y cuidado que se les dé y características del vehículo. Hay compuestos más duros y resistentes; otros más blandos y menos duraderos. Un mal mantenimiento, reducirá su vida útil.
A tener en cuenta con los neumáticos :
Presión: Si es excesiva, causa desgaste en el centro de la banda y, si es demasiado baja, perjudica los extremos.
Llanta: Tanto si es demasiado ancha como demasiado estrecha para el neumático desgasta la banda de rodadura en el área central y se reduce la tracción.
Alineación: Si hay desgastes en solo uno de los laterales de la banda de rodadura, el problema está en una incorrecta alineación de los ejes. Reduce hasta un 20% su vida útil e incrementa el consumo un 16%.
Frenos: La erosión irregular (dientes de sierra) del dibujo también se puede deber a fallos en la suspensión o bloqueo en los frenos.
Elección: Se debe elegir el neumático conforme a las dimensiones homologadas para el vehículo en la ficha técnica, y conforme al uso habitual, su carga y tipo de superficies por las que se circula normalmente.