Luchemos Por La Vida: ¿Quedarse dormido al volante por una medicación?

La fatiga y la somnolencia al volante son principales factores de riesgo en la conducción de vehículos. Pero puede tener múltiples causas.

En San Juan, Capital, el pasado domingo 23, se produjo un impactante choque en la intersección de la avenida Rawson y la calle 9 de julio. Un Peugeot 207 transitaba por la Avda. Rawson cuando, su conductor se durmió, perdió el control y chocó violentamente contra un Fiat Regatta. Por el impacto, el Fiat terminó sobre la vereda, estrellado contra unas rejas de un restaurante. No hubo víctimas mortales ni heridos graves en el hecho. En Chubut, en la tarde del martes 18, una mujer que conducía, desde Trelew a Puerto Madryn, perdió el control del vehículo y volcó. “Me quedé dormida” dijo la conductora, la que, al abrir los ojos, instintivamente pegó un volantazo, lo que desestabilizó a su utilitario y produjo el vuelco, con fuertes daños a la unidad. La conductora resultó con algunas heridas. *

Una de las causas que pueden hacer que un conductor se quede dormido al volante, frecuentemente ignorada por los afectados, es el efecto de los medicamentos que están consumiendo.

¿Los medicamentos pueden afectarnos al conducir?

Muchos medicamentos recetados pueden afectar fuertemente la capacidad de conducir. Es importante consultar al médico cuando un nuevo medicamento es recetado y también es muy útil leer los prospectos de los medicamentos para conocer los posibles efectos negativos sobre la capacidad de conducir. Por ejemplo, muchos fármacos para el tratamiento de resfríos, alergias, cólicos, ansiedad, depresión y tensión nerviosa, vasodilatadores, analgésicos para el dolor, etc. pueden producir sueño, trastornos visuales u otros síntomas que afectarán su manera de conducir. Si bien la somnolencia es el perjuicio más frecuente en los conductores, hay otros efectos que comprometen al conductor.

Si bien es muy amplio el listado de medicamentos potencialmente peligrosos para la conducción, y sus efectos pueden variar según la edad, sensibilidad, tolerancia, estado psico-físico, circunstancias de vida, y otros, los expertos han realizado listados de diversos productos especialmente peligrosos y potencialmente peligrosos. Sin agotar en los siguientes cuadros la totalidad de esos medicamentos, resulta interesante comprender que el riesgo de ingerir fármacos y sufrir alteraciones es alto.

Los efectos pueden ser diversos. Entre los más importantes figuran:

Somnolencia y otros trastornos del sueño
Alteraciones del sentido de la vista
Alteraciones del sentido del oído
Alteraciones psíquicas
Alteraciones del sentido del equilibrio
Incoordinación motora
Modificaciones del nivel de glucosa en la sangre

Algunos ejemplos de los efectos de medicamentos muy consumidos:

Los ansiolíticos, de uso muy generalizado como tranquilizantes o inductores del sueño, en especial las benzodiacepinas, pueden producir estados de confusión, fatiga muscular, disminución de la capacidad de concentración y somnolencia.
Los antipsicóticos o neurolépticos, (ej. tioridacida, haloperidol h.) producen como efecto más común la somnolencia y reacciones extrapiramidales tales como, espasmos musculares, agitación, incoordinación motora, etc.
Los antidepresivos (ej. amitriptilina) y antiepilépticos (ej. fenobarbital) pueden afectar la atención y el estado de alerta.
Algunos antihistamínicos tipo H1 primera generación, (ej. clorfenamina, difenhidramina, clemizol) muy usados para aliviar los síntomas de gripe o resfriados y las alergias, pueden producir somnolencia.
Los antiinflamatorios no esteroideos, muy usados para dolores musculares o reumáticos, los anestésicos y los miorrelajantes pueden afectar, especialmente, el sentido de la vista y la atención y producir somnolencia, y los últimos pueden producir, además, disminución del tono muscular y mareos.
Ciertos medicamentos para el corazón, en especial glucósidos cardiotónicos, usados para ciertas crisis cardíacas pueden producir somnolencia, y alterar el estado de conciencia y la visión.

Ciertos anti-hipertensivos, beta-bloqueantes (ej. propanolol, nevibolol), para el tratamiento de la alta presión pueden producir somnolencia y alteraciones psíquicas y del equilibrio.
Algunas medicaciones para la sedación de la tos (ej. codeína), o antidiarreicos, pueden producir alteraciones tales como trastornos de la atención, disminución de los reflejos y otros.
Estos son solo algunos de los medicamentos que pueden afectar la conducción. La mayoría de ellos se potencia, o sea aumenta su efecto, cuando se bebe alcohol simultáneamente, y muchos interactúan entre sí incrementando sus efectos negativos para la conducción cuando se los ingiere juntos.

Luchemos por la Vida ha propuesto reglamentar un signo triangular de advertencia en las cajas de los medicamentos para la protección de los pacientes como signo de alerta para el consumidor e incentivar la consulta al médico.