Más controles y sanciones severas son una prioridad.
En Caleta Olivia, Santa Cruz. Gregoria (77), jubilada, el sábado 24 de junio, salió como todas las mañanas a hacer sus compras y pasar por el cajero, pero no llegó a hacer lo que quería. Isaac Robles (42), custodio de un boliche, la atropelló cuando estaba cruzando la calle. Tenía 2,35 g/l de alcohol en sangre. En Santa Cruz, rige el alcohol 0 al conducir desde 2017.
Días atrás, en la ciudad de Maipú, Mendoza, Félix (55), motociclista, murió al ser chocado por un conductor alcoholizado de 32 años. Tenía 0,90 g/l de alcohol en sangre. En Mendoza rige el 0.5 g/l de alcohol para conductores particulares, desde hace décadas.
Alrededor de esos días, en la ciudad de Bahía Blanca, otro conductor alcoholizado de 54 años, con 2,15 g/l de alcohol en sangre, atropelló en horas de la tarde, a una ciclista que, afortunadamente, sobrevivió a la embestida. La Provincia de Buenos Aires legisló 0 g/l de alcohol en sangre en diciembre de 2022. *
Estos son solo algunos de los hechos ocurridos que trascendieron en los medios y que recuerdan los efectos gravísimos de la conducción alcoholizada. En abril de este año, se modificó la Ley Nacional de Tránsito estableciendo 0 alcohol para todos los conductores de vehículos. Más allá de las normas legisladas, el desafío es hacerlas cumplir, es decir, controlar en forma sistemática y continua y sancionar severamente a estos conductores antes de que lleguen a matar.
¿Cuántos controles y cuántas sanciones efectivas, y de qué tipo, se aplican en estas y en todas las ciudades del país?
¿Por qué no se sancionan los Delitos contra la Seguridad Vial, propuesta de Luchemos por la Vida, en particular el de la conducción con exceso notable de alcohol?
Desde hace 30 años, Luchemos por la Vida, en sus distintas campañas públicas y en todas sus comunicaciones viene propiciando el ideal de nada de alcohol al conducir. El alcohol al volante es causante de miles de muertes en Argentina, desde hace muchos años. Hacer cumplir la ley es el desafío.