El 68% de los consultados en una encuesta de la Universidad Austral opinó que estarán peor el año próximo. A diferencia de otros años, el clima encabeza las preocupaciones, por encima de la incertidumbre política y la inestabilidad económica.
De este modo, las adversidades climáticas encabezan las preocupaciones de los productores para los próximos 12 meses, con un 58%. Esta cifra supera en magnitud de importancia a la incertidumbre política (39%) y la inestabilidad económica (27%), que son una constante para los hombres del campo del país.
En orden de relevancia, las causas de este pesimismo y desaliento de los productores, tanto en actividades agrícolas como ganaderas, responden a las siguientes variables: climáticas, los mercados y precios, la incertidumbre política en la Argentina y la inestabilidad macroeconómica global y local.
Macroeconomía y elecciones
Por supuesto, la situación de sequía impactará de lleno en la macroeconomía argentina, que ya cuenta con sendos problemas sin resolver, como lo es la pobreza del 40% de la población, la falta de reservas internacionales en el Banco Central y una inflación que ronda el 100% entre algunos temas. “Estos escenarios de gran incertidumbre hacen muy difícil la toma de decisiones, tanto para los cultivos anuales como para las decisiones vinculadas a la inversión”, explicó el trabajo, cuestión por la cual los productores “han manifestado claramente que no es un buen momento para invertir y que un 71% de ellos no piensa realizar inversiones en los próximos 12 meses”.
Asimismo, “al ser 2023 un año electoral existe una gran incertidumbre en los resultados y en las políticas a aplicar al sector agropecuario por parte de quienes resulten electos, ya que hasta la fecha no se observan propuestas económicas consistentes para enfrentar y superar los graves problemas macroeconómicos mencionados”, agregó el trabajo. Por eso, “las preocupaciones de los productores con relación al clima, precios, inestabilidad macroeconómica e incertidumbre políticas son válidas y contribuyen a crear ese sentimiento de pesimismo que se refleja en los resultados del Ag Barometer”, indicó la Universidad Austral.
GRANOS Y GANADERÍA, COMPLICADOS
La ganadería no queda exenta del desánimo del agro. Así, la encuesta marca también el “deterioro notable” de las expectativas de rentabilidad en todos los eslabones de las distintas actividades ganaderas. En las explotaciones de cría en la actualidad un 27% estiman rentabilidad muy buena/buena frente a un 35% muy mala/mala; en las actividades de recría, un 13% prevé un rentabilidad muy buena/buena frente a un 43% muy mala/mala; en invernada pastoril, la relación es 12% muy buena/Buena frente a un 52% Muy mala/mala; y en cuanto al engorde a corral/feedlot, solo un 4% proyecta una rentabilidad muy buena/buena, frente a un 80 % y mala/mala.
“Las causas de la caída en la confianza de los productores ganaderos son varias y todas ellas se pueden reflejar en la caída de los precios reales en el mercado, y resultan de factores tanto de oferta como de demanda”, explicó el trabajo. Entre las variables que afectan la demanda en forma negativa pueden mencionarse la permanencia de las prohibiciones a exportar determinados cortes, la caída de precios internacionales por recesión en Europa y la salida de China del mercado en los últimos meses y la merma en la demanda interna ante la pérdida de poder adquisitivo frente a la inflación.