La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina celebró con gran alegría la noticia de la promulgación del decreto que declara las virtudes heroicas del Siervo de Dios, cardenal Eduardo Francisco Pironio.
En una carta publicada en la mañana del viernes 18 de febrero, los obispos expresaron «profundo gozo» por el reconocimiento de la vida y testimonio de esta figura tan importante en la vida de la Iglesia.
Además, aseguraron sus oraciones para la pronta beatificación del cardenal Pironio y confiaron este momento esperanzador a la Madre de Luján.
Firman la carta el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Vicente Ojea; el vicepresidente 1º, monseñor Marcelo Colombo; el vicepresidente 2º, monseñor Carlos A. Azpiroz Costa OP; y el secretario general, monseñor Alberto G. Bochatey OSA.
El cardenal Pironio nació el 3 de diciembre de 1920 en el distrito bonaerense de Nueve de Julio y murió el 5 de febrero de 1998 en Roma, pero sus restos fueron trasladados a la basílica de Luján.
Primero fue nombrado obispo auxiliar de la arquidiócesis de La Plata y, más tarde, obispo de Mar del Plata y también fue secretario y luego presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM). Participó de las últimas sesiones del Concilio Vaticano II como Padre Conciliar.
En 1975 fue llamado a Roma por Pablo VI como prefecto de la Congregación para los Religiosos y, más tarde, nombrado Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos por Juan Pablo II.
En 1984 el papa Juan Pablo II lo hace responsable de los laicos, papel en el que tuvo un rol protagónico en la organización de las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Sínodo sobre la identidad y misión de los Laicos y la encíclica “Christifidelis laicis”.
Cuando falleció, en 1998, la ceremonia fúnebre fue presidida por el papa Juan Pablo II en el altar de la cátedra de la basílica del San Pedro en el Vaticano.