Con una misa presidida por el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de Lobos, fue ordenado sacerdote Mario Agustín Roldán.
El joven, que eligió como lema sacerdotal «No me dejes, Madre mía», estuvo acompañado por familiares y allegados que participaron de este momento tan especial.
El día sábado 4 de diciembre en su homilía, monseñor Scheinig destacó que «el Señor sabe todo. Nada se le escapa. Sabe del pasado, del presente y del futuro. Conoce todas las circunstancias por más sencillas que parezcan, entiende el corazón de cada uno de nosotros. Sólo Jesús tiene el conocimiento para llamarnos y la fuerza para enviarnos. Sólo Jesús sabe quiénes son las muchedumbres cansadas y agobiadas y sabe qué necesitan y quiénes serán los encargados de llevarles alivio».
«Necesitamos ir a Jesús siempre, para entrar en su saber, en su conocimiento amoroso de todo: de la realidad, de las personas y de la misión», consideró.
Dirigiéndose al nuevo sacerdote, expresó: «Vos Mario, sos un hombre joven que viene de una hermosa familia de barrio, trabajadora, de afectos sanos, llenos de sensibilidad y cuidado. Así te lo enseñaron y vos supiste hacerlo experiencia cotidiana junto a tus padres, tus hermanos, tus abuelos, tu familia grande y tus amigos».
«Tenés la gracia de haber hecho tus primeros pasos en la fe, en el colegio parroquial y en esta comunidad llena de vida, con pastores comprometidos, con laicas y laicos que han intentado hacer una vida parroquial con otra imagen, con novedad».
«El Señor que todo lo sabe, te fue cuidando y formando a lo largo de tu historia joven y lo hizo de manera silenciosa y te ha regalado una experiencia humana tan sustanciosa, que pudo desde ella revelarte lo sagrado de la vida y así, el Señor y Maestro te fue confiriendo un sentido nuevo de lo humano que vos reconoces en el Evangelio de Jesucristo, el que hemos proclamado recién y en la totalidad de la Buena Noticia», aseguró.
«Este día, será para vos, una fecha significativa, porque el día que naciste a la vida, 29 años después, es el día que naces al sacerdocio ministerial. ¡Qué misterio!», expresó. «Sabés muy bien que todo te fue regalado gratuitamente, que todo en tu vida es don de Dios, por eso deseas entregar la Vida del Señor gratuitamente y hacerlo no con lo que te sobra, sino con lo que sos, tu mente y tu corazón, tu ser y tu hacer», destacó. «Descubriste que la vida es para darla y a eso te estas comprometiendo ahora delante de Dios y de Su Iglesia, dar la vida sin reservas por el proyecto de Jesús».
«Aquí radica la fuerza de tu celibato, en el amor total a Jesús, a su Pueblo y a su proyecto. ¡Es tan grande el tesoro que descubriste, que sos consciente que al mismo tiempo que lo dejas todo, lo conseguiste Todo!», afirmó. «Todo lo que tenés por vivir en medio de este tiempo histórico, todo el camino que tenés por delante es apasionante», aseguró el arzobispo.
«Deseo entusiasmarte a que sigas creciendo en tu amor por la Iglesia con máxima generosidad y con todo tu corazón y te animes a entrar decididamente al cuerpo presbiteral con confianza, haciéndote hermano de tus hermanos. Y que sientas en carne propia ‘los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren'», alentó.
«Serás sacerdote y pastor en nuestra Iglesia de Mercedes-Luján, que tiene una historia y un presente valiosísimo, laicas y laicos inmensamente comprometidos, consagrados llenos de fidelidad y pastores entregados y al servicio del pueblo de Dios», afirmó, y pidió «que siempre intentes rastrear lo más genuino y original de nuestra Iglesia particular para descubrir el rostro con el cual Dios Padre quiso embellecerla».
«Amá a esta Iglesia concreta y entregate por ella sin reservas todos los días de tu vida», aconsejó.
«Tu sacerdocio es fuente de alegría para todos nosotros. No dejes de rezar incesantemente con la Iglesia y por la Iglesia esa pequeña oración que expresa la profunda relación del Pueblo con su Señor: ‘Ven Señor Jesús'», instó, haciendo hincapié en la importancia de la oración: «Por favor, te pido que reces siempre. Hacelo cuando celebres con tus hermanas y hermanos los misterios de la fe, pero hacelo todos los días en lo escondido, para que el Padre pueda ver lo que hay en tu corazón todos los días de tu vida».
«Estas en la casa de la Virgen de Luján, lugar privilegiado si lo hay. Allí se tejen historias de fe que te pido guardes y atesores en lo profundo de tu corazón. Creeme que te marcarán y serán narraciones fundamentales para toda tu vida. Muchas veces volverás a ellas», aseguró. «Tené el hábito de mirar a la Virgen y déjate mirar por Ella. Solo eso. Así, la Madre del Señor se irá haciendo tu Madre y vos su hijo sacerdote para siempre».