Desde este miércoles 1 de septiembre, la provincia de Buenos Aires dispuso el regreso de la presencialidad escolar plena en todos los municipios. De ese modo, los chicos volverán a las aulas de lunes a viernes en el horario de clases normal, y bajo un protocolo consensuado por el Consejo Federal de Educación.
Las medidas que regirán a partir de esa fecha, señalaron desde el gobierno bonaerense, fueron definidas conjuntamente entre las carteras de Educación y Salud de la Nación y de las provincias con el asesoramiento continuo de expertos.
En ese sentido, destacaron “el descenso sostenido durante más de tres meses de la cantidad semanal de casos positivos y la intensificación de la campaña de vacunación, que ha alcanzado una cobertura del 90% de la población mayor de 18 años vacunada con al menos una dosis y del 40% con el esquema de vacunación completo”.
La titular de la cartera educativa, Agustina Vila, destacó que «el conjunto del sistema educativo bonaerense y, en especial, quienes cotidianamente habitan las instituciones educativas, demuestran cada día un enorme compromiso con el cumplimiento de las pautas de cuidado contribuyendo para que las escuelas sean un lugar seguro para la mitigación de riesgos».
«La mejora en los indicadores epidemiológicos junto al avance en la campaña de vacunación nos permiten aplicar en forma responsable nuevas instancias que continúen fortaleciendo la presencia cuidada en las aulas y garantizando el derecho social a la Educación y a la Salud», finalizó.
Qué cambios habrá en las medidas sanitarias
El distanciamiento social de referencia dentro del aula pasará de 1,5 metros a 90 centímetros.
En los casos excepcionales donde no se pueda cumplir con la distancia de referencia se procurará mantener siempre la máxima distancia posible entre estudiantes debiendo respetarse en todos los casos un aforo de 1 metro cuadrado por persona.
En esos casos, se reforzarán las medidas de cuidado a partir de una estrategia de vigilancia epidemiológica activa en las escuelas para la detección de casos asintomáticos que comprenderá tanto a trabajadoras y trabajadores de la educación como a estudiantes.
Cada semana se realizará en esos establecimientos educativos un testeo muestral con un procedimiento no invasivo y de resultado inmediato para el que se requerirá el previo consentimiento informado de las personas adultas responsables de cada estudiante.
Esos establecimientos educativos deberán mantener la adecuada ventilación de las aulas, para lo cual será fundamental el uso de medidores de dióxido de carbono. También contarán con fondos disponibles para adquirir tapabocas con la composición de capas y el ajuste adecuado, posibilitando una mayor protección a las y los estudiantes que lo requieran.