El Arzobispo de Mercedes Luján, Jorge Eduardo Scheinig presidió la celebración de la Santa Misa de Acción de Gracias por el Centenario de la Iglesia Catedral Metropolitana Basílica “Nuestra Señora de las Mercedes”, este domingo 18 de abril. La celebración eucarística, fue concelebrada por los Vicarios Generales, el párroco de la Catedral Pbro. Juan Carlos Bouzou, el Vicario Parroquial Pbro. Diego Zacca y algunos sacerdotes de la ciudad.
Representantes de las distintas comunidades parroquiales se hicieron presentes en el momento de la Liturgia de la Palabra y la Oración de los fieles, y alumnos del Colegio Parroquial, acercaron, en el momento de las ofrendas, los trabajos realizados.
Durante su homilía el Arzobispo recordó que durante el tiempo pascual, la Iglesia nos invita a hacer memoria de los textos fundantes de nuestra fe y de los encuentros que los discípulos tuvieron con Jesucristo Vivo.
“Cristo está Vivo. Y esto produce en esas personas algo tal, que ellos y esas comunidades cristianas se lanzan a decir ¡Está vivo! en toda circunstancia, en toda situación, sin miedo, incluso a la muerte”.
“El cristianismo generó una novedad. No es una doctrina abstracta, sino una experiencia vital. Me identifico con un Dios que está vivo, que está de mi lado. No está en contra mío, no me castiga. Es Amor, Misericordia, es el Padre de Jesucristo. Ese es nuestro Dios, el Dios de la historia, que busca el bien, nuestro bien.”
“Lo discípulos dieron testimonio con su vida de esta experiencia fundamental y así lo hemos recibido nosotros.
“Con nosotros también hubo personas que nos dieron testimonio y se nos hicieron creíbles. Habrá sido papá, mamá, la abuela. Con asombro, temor, con dudas. Habrá sido un catequista, un sacerdote, una persona sencilla y de fe, que me habló con su vida de tal manera que me conmovió y me hizo hacerme cristiana, cristiano, seguidor de Jesucristo a lo largo de la vida. No hay otra manera de ser cristiano que no sea a través del testimonio de hermanas y hermanos.”
“También hay anti testimonios. Nos hacen dudar personas que dicen creer, pero solamente lo dicen, no lo viven. Y eso en la Iglesia es un replanteo y una conversión constante.”
Luego, el Arzobispo recordó a tanta gente que a lo largo de estos 100 años ha nacido a la vida de la gracia a través de los sacramentos, a aquellos que en la intimidad de la oración, han rezado mano a mano con Dios y con la Virgen, e invitó a hacer memoria agradecida por tanto de lo vivido, juntos y en comunidad.
“Qué importante es un lugar sagrado en una ciudad, en un pueblo. Esta comunidad es testigo del crecimiento de la identidad de una ciudad. También aquí en este lugar hay un camino en donde va creciendo la identidad de lo que soy, de lo que somos.
“Este es un lugar de vida. Es un signo en medio de la ciudad de que Dios está vivo. ¡Cuánta oración por la ciudad, por el pueblo, cuánta oración por la patria!”
En otro momento de la homilía, el Arzobispo recordó que la Catedral es la cátedra del obispo y al Papa Francisco que en noviembre de 2019, ha querido que esta Arquidiócesis de Mercedes Luján sea cabeza de una provincia Eclesiástica. Y agradeció los saludos de los obispos de las diócesis sufragáneas de 9 de Julio, Merlo Moreno y Zárate- Campana.
“Sueño una Iglesia presidida en la caridad. No hay otra manera de presidir la Iglesia si no es en la caridad, en el Amor”. Esto implica dos cosas. “Presidirla en el Amor como un servicio a la unidad y a la comunión, y como un servicio a los más frágiles, a los sufrientes, a los más pobres.”
“La comunión y la unidad en la Iglesia es un grito. Queridas hermanas, queridos hermanos. Con una mano en el corazón. Nosotros exigimos comunión, pero a veces, no la vivimos adentro. Hay demasiadas divisiones dentro de la Iglesia. La cátedra del obispo tiene que ser un lugar de comunión en el Evangelio, en el Concilio, con el Episcopado Latinoamericano y el Episcopado Argentino. Y un servicio de comunión al país, a la sociedad mercedina. Este lugar tiene que ser un lugar luminoso para la unidad, para la comunión. Aquí tienen que ser bien recibidos todas y todos. Esta es una casa del pueblo de Dios, de todas las personas. Aquí no se puede dejar a nadie afuera. Dios no solamente nos tiraría de la oreja, sino que sufriría, cuando uno de nuestros hermanos, sobre todo los más pequeños, son dejados afuera”.
“Y lo otro es el servicio a las más frágiles, a los más pobres. El testimonio de la fe hoy es vivir el Evangelio, estar cerca del que sufre. No podemos mirar para otro lado, alejarnos, ser indiferentes. Son tiempos tan difíciles y es tan entendible que cada uno tenga la tentación de salvarse a sí mismo. Es entendible. Estamos muy angustiados, llenos de miedo.”
“No tenemos otra salida, porque está Vivo, porque creemos en el Evangelio, que tender una mano concreta, solidaria, a aquellos que se van quedando al costado del camino”. “Celebro los 100 años con muchísima alegría y agradecimiento, de corazón.”