Escribe la Pastora Nélida Margarita Galván.
Si el Señor no me hubiera ayudado, pronto me habría quedado en el silencio de la tumba. Clamé: ¡Me resbalo!, pero tu amor inagotable, me sostuvo. Cuando mi mente se llenó de dudas, tu consuelo renovó mi esperanza y mi alegría.
Salmo 94: 17-19
Clamar a Dios a tiempo te salva de muchos dolores: ante un resbalón evitarás la caída; ante un enojo, evitarás la pelea; frente a un mal negocio, Dios te salva de la quiebra; frente a una enfermedad, Dios es tu sanador; ante cualquier pérdida, Él es el Consolador, quien renueva tus fuerzas y te devuelve la alegría.
Ora así: Padre Dios, en esta mañana clamo a Ti, creyendo que tu oportuno socorro me librará de todo mal. Gracias por devolverme la fe y la esperanza. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Día!
Me cuidas, Te cuido y Nos cuidamos.
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