El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, envió una carta a los sacerdotes sobre la administración de los sacramentos de iniciación cristiana en tiempo de pandemia. “Este es un año muy particular para nuestra pastoral. Cada uno de ustedes ha enfrentado enormes desafíos para acompañar a las comunidades, a las personas, a los enfermos, a los más pobres. ¡Gracias por todo el esfuerzo y la creatividad para la cercanía!”, expresó.
“Además, tuvimos que cambiar los calendarios pastorales, especialmente en todo lo que hace a los Sacramentos de la Iniciación Cristiana”, señaló. En ese marco, brindó detalles sobre la administración de dichos sacramentos.
“El Bautismo está siendo administrado de acuerdo a los protocolos de cada Municipio”, explicó. “En cuanto a la Primera Comunión, asegurando algunos contenidos básicos, es muy importante que nuestros niños no dejen de experimentar la fuerza que da la Gracia de Dios”.
”En este sentido, la Junta de Catequesis Arquidiocesana está elaborando materiales para hacerles llegar dentro de poco y cada párroco evaluará la forma y la oportunidad de dar la Primera Comunión. No es lo mismo un grupo chico que un grupo grande. Veremos cómo serán los próximos meses antes de fin de año, pero los aliento para que lo vayan pensando y concretando”.
“En cuanto a la Confirmación, voy a extender mediante un decreto la delegación general para que cada párroco administre el sacramento y vea si lo hace en pequeños grupos o en forma personal. Por favor, avisen a la secretaría pastoral y confeccionen las anotaciones y certificados correspondientes”, pidió.
“En definitiva, se trata de acompañar a nuestro Pueblo con la maternidad de la Iglesia, que en medio de las dificultades busca estar cerca y dar a manos llenas el tesoro que tenemos: Jesucristo nuestro Señor”.
“Así como la Madre de Dios nos ha dado al Hijo, la Iglesia que es madre acerca también al Hijo en la diversidad de los gestos sacramentales que tan bien acompañan la vida en sus distintas etapas y momentos. Pienso que en este año de tanta exigencia y desconcierto, nuestro Pueblo, necesita experimentar la ‘gratuidad’ de la Gracia que se entrega como el Don más preciado y que sacia el hambre más profunda”.
“Ya lo he dicho a la Junta de Catequesis y también en la última reunión del Consejo Presbiteral y ahora lo comparto con todos ustedes: Considero que sería un hermoso gesto Arquidiocesano, que en torno al 8 de diciembre, día que celebramos la Inmaculada Concepción, las comunidades pudieran disponerse para celebrar la Primera Comunión. En la fiesta de nuestra Madre, la Iglesia madre también ella alimenta con el Pan de la Vida”, propuso.
“Como dije más arriba, no es lo mismo organizar la comunión de los grupos numerosos que de los pequeños. Así todo, les pido que disciernan en cada comunidad y en cada zona, la oportunidad de esa fecha para convertir a la comunión que de por sí es un gesto muy fuerte de la presencia del Señor, en un gesto eclesial de comunión y de cercanía con nuestro Pueblo fiel y santo, tan exigido y angustiado en este tiempo”, concluyó.