El Presidente recibió a los gobernadores provinciales para coordinar una cuarentena total en el país e intentar achatar la curva de infectados por coronavirus. La medida rige desde las 0 horas de este viernes hasta fin de mes.
La medida establece que las personas deberán permanecer en su casa o en la casa en la que se encontraban a las 0 de este viernes. A partir de ahí prohíbe la libre circulación por rutas y espacios públicos, estableciendo excepciones de desplazamiento mínimos para adquirir productos indispensables en comercios de proximidad, supermercados, farmacias, veterinarias y ferreterías. Hay una lista de actividades exceptuadas porque se consideraron necesarias en la urgencia, como los casos de personas que se desempeñan en las áreas de Salud, Seguridad, Defensa, Migraciones y Bomberos. También las autoridades políticas de los gobiernos nacional, provinciales y municipales, el servicio diplomático y un mínimo de funcionarios del Poder Judicial. Seguirán operando comedores escolares y comunitarios, lo mismo que los medios de comunicación, el transporte público, las estaciones de servicio, la recolección de residuos, personas que trabajan en la asistencia de otras y quienes se desempeñen en la industria en rubros esenciales. Los cajeros automáticos también permanecerán activos.
Fernández advirtió que las fuerzas de seguridad garantizarán el cumplimiento de la norma y será inflexible con quienes no la cumplan. Pese al aumento de casos, una de las noticias del día fue la cantidad de vehículos que hicieron fila desde primera hora para ingresar a lugares de veraneo como Pinamar o Villa Gesell, ignorando las recomendaciones oficiales de restringir todo lo posible los movimientos y de no tomarse la cuarentena como un período de vacaciones. Para que se sienta un poco menos el parate, el Gobierno moverá feriados. A los ya establecidos para el lunes 23 y el martes 24, se les sumará el del jueves 2 de abril que pasará al martes 31 de marzo, mientras que el lunes 30 será un feriado puente. En definitiva, de los ocho días inicialmente hábiles abarcados por la cuarentena, la mitad serán feriados.
Fernández se presentó en la sala de conferencias de Olivos junto a dos representantes de la oposición –el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales– y dos del oficialismo –el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el santafesino, Omar Perotti–. «Seguimos teniendo el problema de gente que no entiende que no puede circular por las calles», remarcó el Presidente, que presentó el decreto como una medida excepcional en el marco de lo que la democracia permite. Respecto de eso, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, explicó que las Fuerzas Armadas sólo actuarán en las tareas de colaboración que les pida el Gobierno pero no en seguridad, dado que lo tienen prohibido por ley. Fernández tomó como «una bendición de Dios» que la enfermedad que se inició en China llegara unos meses después al país, porque –dijo– «nos dio tiempo para prepararnos».
Hubo dos textos posteriores. Por un lado, una «carta abierta» del Presidente a los argentinos, donde desarrolló algunos argumentos. Consideró que la Argentina estaba en riesgo y que esta pandemia «es el problema de salud más grave que hemos tenido en toda nuestra vida democrática». Luego se conoció el decreto de necesidad y urgencia que entraba en vigencia al primer minuto del viernes, en el que calificó las medidas de aislamiento y distanciamiento social obligatorio de «vital importancia» para controlar la pandemia para la que todavía la medicina no cuenta con una solución.