Sorpresa, alegría y profunda emoción. Son los recuerdos que brotan en los argentinos al pensar en el 13 de marzo de 2013, cuando desde Roma, resonaba en el mundo la frase: “Habemus papam”. El elegido era el cardenal Jorge Mario Bergoglio, hasta entonces arzobispo de Buenos Aires. A siete años de aquel momento histórico, sus hermanos obispos destacaron los rasgos de su pontificado y enviaron su afecto al papa Francisco.
El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, se unió a la acción de gracias por los siete años del ministerio petrino del papa Francisco. “Considero que es un enorme pastor, que ha tenido la capacidad de llevar adelante el sueño del Concilio Vaticano II; y lo hace con una exquisita sensibilidad evangélica y una gracia particular que tiene él como Papa y como hombre de Dios que es: la gracia del discernimiento”, expresó.
“Es un pastor que sabe discernir los signos de los tiempos, y además Dios le ha regalado una inmensa fortaleza para poder conducir a la Iglesia Universal”, consideró.
“Le pido al Señor que lo sostenga por mucho tiempo entre nosotros, con esa lucidez que sin duda es una gracia que el Espíritu Santo le regala a él y en él, a toda la Iglesia”, concluyó, invitando a rezar por él “porque necesita de la oración del pueblo de Dios para seguir fuerte en este pastoreo”.