En la jornada de ayer, jueves 20 de junio, se realizó en la Villa Marista de Luján, el primer Encuentro de Mujeres de Barrios Populares, organizado por la Familia Grande Hogar de Cristo (FGHC). Cerca de 1.000 mujeres provenientes de distintos barrios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires se reunieron para compartir juntas una jornada diferente.
En la jornada de ayer, jueves 20 de junio, se realizó en la Villa Marista de Luján, el primer Encuentro de Mujeres de Barrios Populares, organizado por la Familia Grande Hogar de Cristo (FGHC). Participaron 923 mujeres provenientes de distintos barrios de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires se reunieron para compartir juntas una jornada diferente.
A través de diferentes actividades integradoras, se buscó poner en común la realidad que cada mujer en cada barrio que habita. Se trabajaron tres ejes: «Mujer hoy», «Mujer y familia» y «Mujer y comunidad».
Acudieron mujeres de las parroquias San Antonio de Padua, de Alejandro Korn; Carlos Múgica, de la Villa 31; Nuestra Señora de La Cava, de San Isidro; San José, de Puerta de Hierro; María, Madre de La Esperanza, de Villa Lugano; Virgen del Carmen, de la Villa 15; Nuestra Señora de Caacupé, de la Villa 21-24; Virgen Inmaculada, de Villa Soldati; San Roque González, de Villa Palito; Don Bosco, de Villa Itatí; Don Bosco, de Villa Carcova; Sagrado Corazón, de Claypole; y María, Madre del Pueblo, de la Villa 1.11.14.
Participaron de los centros barriales Madre de la Esquina, de Cosquín, Córdoba; Casa Abierta a la Vida, de Benavídez; San Cayetano, de Pergamino; Madre Teresa, de General Rodríguez; y Cristo Resucitado, de Villa Lugano. Además, mujeres del Espacio Puentes, de Córdoba; de El Galpón de los Pibes, de Merlo; de Tierra, Techo y Trabajo, de Marcos Paz; de la organización Zapatilla Gastada, de Quilmes; y de la Granja La Providencia, de La Reja, también estuvieron presentes.
Por la tarde, las mujeres se trasladaron en procesión hasta la basílica Nuestra Señora de Luján, donde concluyeron el encuentro con una misa celebrada por el obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario pastoral para las villas de emergencia, monseñor Gustavo Carrara.
Lo acompañaron concelebrando los presbíteros José María Di Paola, Lorenzo De Vedia, Francisco Velo, Joaquín Giangreco, Guillermo Torre, Nicolás Angellotti, Gastón Colómbres, Adrián Bernardis, Eduardo Drable y Juan Isasmendi, entre otros sacerdotes que sirven en los barrios populares.
Durante su homilía, el presbítero Di Paola recordó “el lugar importante que tiene la mujer en la Iglesia”, partiendo desde la figura de la Virgen María, y especialmente, en la Argentina, “lo que significó la Virgen de Luján para la fortaleza de todos los cristianos que viven en nuestro país”. “Su mirada y su fuerza nos dan la fortaleza para poder seguir adelante”, sostuvo y recordó, en el día de la bandera, cómo Manuel Belgrano se inspiró en los colores de la Inmaculada Concepción para crear la bandera argentina.
Luego se preguntó: “¿Qué sería de nuestra Iglesia sin la presencia activa, misionera y generosa, que tienen las mujeres de los barrios populares?”, y les dijo: “Hoy se inicia un camino que no tiene marcha atrás, un camino de reconocimiento, de la Iglesia y los barrios hacia ustedes”.
Al mismo tiempo, destacó que el encuentro entre ellas sirve para “pensar cuántas cosas la Iglesia necesita, que tienen que salir del espíritu del trabajo, del pensamiento y del corazón de la mujer. Cuántas cosas se han escuchado y se han compartido hoy, en el intercambio, que nos lleva a copiar las cosas buenas y a tomar las ideas de las demás, para poder hacer presente el Reino de Dios en nuestros barrios”, indicó.
El sacerdote destacó cuánto vale la opinión de las mujeres presentes: “Es una fuerza, un pensamiento que debe ser escuchado. Que no está en el diario ni en la televisión (…) Hoy su palabra se ha escuchado y tiene que ser una bomba fuerte aquí en el santuario de Luján y tiene que ser un camino para que el resto de la sociedad también escuche cuál es la palabra de los barrios humildes”.
Al concluir, el presbítero Di Paola, en nombre de los sacerdotes de las villas de emergencia, animó a las mujeres a que “sigan haciendo la Iglesia y sigan haciendo el bien, y traten de contagiarlo a la sociedad que vive encerrada en el individualismo y hace pensar en la felicidad propia y se olvida de la Patria. Les damos nuestra gratitud”.