De los más de 560 productos que integran la lista de Precios Cuidados, la única marca de leche en sachet que forma parte es Armonía, producida por Mastellone Hnos. Sin embargo, en las últimas semanas, algunas cadenas colocaron un tope al máximo de unidades que los usuarios podían adquirir de este ítem debido a un faltante. Incluso, varias grandes cadenas ya avisaron que no contaran con stock hasta, por lo menos, la próxima semana. Desde la empresa, aducen que esto no se debe a una baja de producción propia sino del resto de las marcas, demanda que Armonía no puede absorber por completo.
Aunque, en octubre, aumentó un 4,9% su precio, Armonía continúa siendo la más económica dentro de su segmento, con un valor de $ 20,73 la unidad. En algunos casos, más de un 50% más barata que otras opciones. Si bien hay marcas de leche en polvo en la lista elaborada por el Ministerio de Producción, esta es la única de leche fluida en sachet.
Para Mastellone, cuya principal marca es La Serenísima, la caída en la producción derivó en una reducción de las provisiones de la industria. “Esto hace que cada empresa planifique su producción de acuerdo a la materia prima disponible”, apuntan. Si bien señalan que, actualmente, reciben un 15% menos de leche que en el mismo período del año pasado, la firma destaca que mantiene los mismos volúmenes de entrega al mercado.
Entonces, ¿por qué hay faltante de este producto en los supermercados? La empresa aduce que la reducción en la producción de otras marcas concentró la demanda en su producto más económico, lo cual derivó en un virtual desabastecimiento. Fuentes del mercado expresan que estas compañías optaron por utilizar la materia prima para otros productos más rentables, como los quesos, principal destino de la leche dentro del rubro.
Ante este escenario, y para mantener los mismos volúmenes en góndola, Mastellone decidió cancelar exportaciones de leche en polvo por 5000 toneladas que ya tenía previstas para Brasil durante este primer semestre.
Usualmente, la compañía le vende sus productos a su subsidiaria local Leitesol, la cual luego se hace cargo de su comercialización en territorio brasileño. El año pasado, Brasil y Paraguay concentraron casi la mitad de los despachos de Mastellone al exterior (49,6%). En su balance final de 2018, la láctea reportaba u$s 10,2 millones en compromisos de exportación de leche en polvo, suero de queso y suero de ricota por 5356 toneladas para este año.
Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), la producción nacional cayó hasta un 10% interanual durante el primer bimestre del año. Esto, explica, estuvo condicionado por la alta humedad y las olas de calor que afectaron el bienestar del ganado. En su último informe, destaca que la misma incrementará en marzo, sin embargo, esta suba no alcanzará para recuperar la caída sufrida en febrero.
Por su parte, en un comunicado difundido el jueves, el Centro de la Industria Lechera (CIL), la cámara que nuclea a las principales empresas proveedoras del mercado local, informó que la recepción de leche de sus asociados en el primer bimestre fue un 12,5% inferior al de igual período de un año antes. Y que, desde diciembre, el volumen se retrajo 23% (hasta febrero).
«Esta menor oferta de lácteos al consumidor, especialemente, en productos frescos como la leche fluída, se explica por la baja estacional de la producción de materia prima, agudizada este año por los factores climáticos adversos (excesivas lluvias y olas de calor), las dificultades económicas-financieras sufridas por la cadena en el año anterior y la acumulación de compromisos comerciales que modificaron sensiblemente el cuadro anual de la demanda de leche», indicó la CIL.
«Sumado a esto, la conducta que han adoptado empresas poco formales, de acrecentar su política evasora como estrategia de competencia desleal, está provocando varios impactos negativos», agregó.
«La evasión o marginalidad, debemos recordar que afecta en múltiples sentidos como: la reducción de ingresos fiscales, una sobrecarga impositiva a los que pagan, genera incremento artificial de los precios que finalmente se trasladan al consumidor, reduce los volúmenes exportables y puede limitar la provisión de productos masivos, abastecidos mayoritariamente por empresas formales», continuó el comunicado.
«El desvío de leche hacia estas empresas informales le restan disponibilidad de materia prima para ser destinada a los productos frescos en aquellas formales, y se reubican en la elaboración de quesos, que también se vuelcan al circuito informal», remarcó.
«Es conocido que también la marginalidad permite encarar inversiones a cero costo, mientras cualquier empresa de la economía formal tiene que asumir tasas anuales de interés de entre el 60/70% para obtener capital de trabajo o realizar inversiones. Éste constituye otro espacio para competir deslealmente», alegó.
«Enfatizamos en la necesidad de actuar frente a la informalidad porque se trata de uno de los factores relevantes en la disminución de la oferta de productos de consumo cotidiano de la familia argentina«, concluyó.