Es evidente, y queda siempre de manifiesto, la importancia de la agroindustria en la Argentina. Basta sólo saber que de las veinticuatro provincias argentinas, salvo alguna excepción, casi todas tienen en la actividad agroindustrial la base de su economía provincial, su desarrollo y su PBI. Cuando «la agroindustria anda», mejor está la economía en general, y cualquier problema externo o interno se «pasará mejor y más rápido» con los aportes de este «motor de la economía del país».
La sequía
En los últimos meses nuestro país soportó una de las sequías más importantes de su historia en las principales zonas productivas (veníamos de inundaciones también), ocasionando pérdidas por arriba de los u$s 8000 millones, con los daños directos e indirectos que implicaron estas pérdidas en la economía argentina.
Hoy estamos ante una nueva posibilidad de que la agroindustria ayude a levantar esa economía golpeada. Buenos Aires puede ayudar -y mucho- a que eso pase. Venimos de terminar de sembrar una de la campañas más importantes de «fina» (trigo y cebada), con aumento de casi 19% del área sembrada respecto a la campaña 20117/2018, estimando, si el clima acompaña, obtener una cosecha provincial superior a los 10 millones de toneladas. Esto ayudaría mucho a la Argentina en general, ya que desde la provincia
de Buenos Aires generaríamos en promedio ingresos al circuito productivo general (entre mercado interno y exportaciones) de más de u$s 1900 millones. Esto es muy importante tratándose de solo un cultivo como el trigo. Se está comenzando a sembrar la campaña de «gruesa» que abarca girasol, maíz, y posteriormente soja (este cultivo desde noviembre hasta enero inclusive). Allí también aportaremos otro tanto. Venimos recuperando y acompañando la recuperación de la ganadería, con una aporte de más del 3 por ciento en la recuperación general del rodeo vacuno al país; con una aumento del 36 por ciento de las exportaciones de carne en este primer semestre de 2018 y con una participación de más del 50 por ciento de nuestros frigoríficos en las exportaciones de cuota Hilton, adonde la Argentina vuelve a cumplir después de diez años con las más de 29.000 toneladas de exportaciones (14.500 salen de frigoríficos de la provincia de Buenos Aires).
Aporte bonaerense
En el año 2017, Buenos Aires representó el 26 por ciento de las exportaciones agroindustriales de la Argentina (u$s 700 millones de carne bovina; u$s 540 millones de mariscos y pescados; u$s 170 millones de papas congeladas; u$s 89 millones de miel natural; u$s 80 millones de productos lácteos; u$s 60 millones de frutas y hortalizas, entre otros). A Brasil solamente le vendemos desde Buenos Aires más de u$s 1300 millones en productos agroindustriales.
Ya en lo que va de este 2018 hemos crecido promedio más de 25 por ciento estas categorías de productos. Esto significa que las políticas públicas (en este caso agroindustriales) están al servicio de los actores de este motor de la economía. La Participación Público Privada (PPP) funciona cuando las reglas son claras, hay seguridad jurídica y se ponen en la mesa las herramientas con que se cuentan sin mentir ni prometer cosas incumplibles. Hay mucho por mejorar aún, mucho por hacer, y seguramente mucho por corregir. Pero lo que si hay también es mucho hecho, mucho bueno por contar, mucho diálogo con todos los actores económicos y mucha voluntad de seguir modificando las cosas para que, en definitiva, todos podamos estar un poco mejor cada día.