Agustín Radrizzani encabezó la misa por Paz, Pan y Trabajo

El Arzobispo de la Diócesis de Mercedes – Luján brindó una dura homilía en la que destacó que «el dinero debe servir y nunca gobernar» y agregó que la iglesia viene denunciando que «la brecha entre ricos y pobres se hace cada día más grande y sabemos que las causas de esta grieta que genera hambre y miseria hay pecado». La actividad fue convocada por el Frente Sindical para el Modelo Nacional que encabeza Hugo Moyano. Hubo decenas de sindicatos y dirigentes políticos del peronismo a nivel nacional, provincial y local.

En una mañana que comenzó con lluvia y que tiñó de gris la típica postal de la Basílica de Luján, una multitud se dirigió hasta ese lugar y participó al mediodía de un oficio interreligioso en el que se pidió “Paz, pan y trabajo”. La convocatoria del Frente Sindical para el Modelo Nacional y más de setenta organizaciones gremiales, políticas y sociales puso una vez más de manifiesto el rechazo al ajuste implementado por el gobierno de Mauricio Macri y el reclamo de cambios a la política económica.

La movilización alteró el ritmo habitual de los sábados en Luján. Los manifestantes fueron llegando a la ciudad desde primera temprano mañana y acomodándose en las proximidades del escenario que se armó delante de la Basílica y en el cual el cual se realizó el oficio interreligioso. A la hora de la ceremonia, la explanada que va desde el templo hasta el ingreso a la ciudad estaba colmada de gente.

El presidente del PJ bonaerense  e intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, estuvo en primera fila junto a varios intendentes. También  aparecieron en ese sitial Felipe Solá y Daniel Scioli, ex gobernadores bonaerenses y actuales diputados.

Entre los intendentes que llegaron hasta Luján se encuentran Santiago Maggiotti (Navarro), Andrés Watson (Florencio Varela), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Verónica Magario (La Matanza) Walter Festa (Moreno), Gustavo Arrieta (Cañuelas), Gustavo Cocconi (Tapalqué) y Marcelo Santillán (Adolfo González Cháves, Juan Ustarroz (Mercedes) y varios más.

También estuvieron los diputados Vanesa Siley, Hugo Yasky, el camporista Eduardo «Wado» De Pedro, Laura Alonso, y Walter Correa, por Unidad Ciudadana. En tanto, desde el Frente Renovdor, llegaron, además, Daniel Arroyo y Fernando Asencio.

El arzobispo de la diócesis Luján- Mereces, Agustín Radrizzani, emitió un duro comunicado contra el Gobierno Nacional. El acto contó con una fuerte presencia de dirigentes de la oposición y gremialistas combativos.

“Que no falte la paz, el pan y el trabajo. Que nadie quede afuera de la mesa de todos. Agradezco de corazón la presencia de todos en la casa de la virgen, que viste de celeste y blanco los colores de nuestra querida patria”, comenzó Radrizzani, enunciando el lema de la convocatoria.

El eclesiástico sostuvo que  “hace mucho que los obispos de América latina venimos denunciando que la brecha entre ricos y pobres se hace cada día más grande y sabemos que las causas de esta grieta que genera hambre y miseria hay pecado. Pecado personal y estructura de pecado, constatamos tal vez como nunca ha pasado en la historia que existe un sistema globalizado de avaricia cuya expresión más sofisticado son los mercados financieros”.

El obispo sostuvo que “lejos de poner los capitales al servicio de la producción, de la solidaridad y del bien común, son en verdad mercados especulativos que generan más plata para pocos  y pobreza para muchos”. “El magisterio social de nuestro Papa Francisco podría ser un aporte genuino y creativo al modelo de desarrollo que Argentina necesita. Lamento que el Papa no sea escuchado directamente, sino  a través de mediaciones de todo tipo y frecuencia, que deforman su mensaje”, sostuvo.

“El dinero debe servir y nunca gobernar”, sostuvo con dureza, y continuó: “Sé que ustedes buscan un cambio, y no solo ustedes. Existe un anhelo de cambio en todos los pueblos. Decía el Papa Francisco: ustedes son sembradores de cambio, no concebido como algo que un día llegará. Sabemos que el cambio de estructuras que no viene acompañado de una sincera conversión de las actitudes del corazón termina a la larga o la corta por burocratizarse, romperse y desaparecer. Tenemos que cambiar el corazón”, cerró.